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La Remonta: los terrenos para producción hortícola no serán vendidos, pero no descartan proyectos a futuro

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Desde la Agencia de Administración de Bienes confirmaron que en la semana saldrá la licitación para una zona del lugar.

En el transcurso de esta semana se abrirán los sobres para otorgar a productores dos concesiones hortícolas por dos y tres años –respectivamente– en 300 hectáreas del paraje La Remonta, en Tunuyán, y dentro del Campo los Andes (terrenos que son jurisdicción del Ejército Argentino).

Sobre esta situación, Ramón Lanús, presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE, organismo nacional que administra el lugar), confirmó al portal de noticias Los Andes que “bajo ningún punto de vista” se trata de una venta, sino precisamente de una entrega en concesión “para desarrollar la actividad hortícola”.

La aclaración no es gratuita, ya que en enero del año pasado, la Nación oficializó su idea de vender estos terrenos. Esta situación alertó a quienes viven en el lugar desde hace más de 40 años. A raíz de una presentación de los propios vecinos, junto a asambleístas, la Justicia Federal dispuso una medida de “no innovar”, por lo que cualquier posibilidad de avanzar con una venta de terrenos está bloqueada; al menos hasta diciembre de este año.

“Seguimos trabajando en un proyecto que implique una posibilidad de venta, eventualmente. Pero eso no se va a hacer de un día para el otro ni ‘por atrás’. Si se llega a analizar, trataremos de consensuarlo con todos los actores”, destacó Lanús.

Más allá de este proyecto para el desarrollo de los nueve lotes en que están divididas las 300 hectáreas, el presidente de la AABE se refirió al potencial de la zona. “Se está desaprovechando todo el potencial. Nuestro objetivo es que las áreas se vuelvan productivas, y en eso va a ser necesaria en algún momento la inversión privada. Incluso, en la zona de La Remonta (montaña arriba) estamos pensando en hacer alguna concesión turística a futuro”, destacó Lanús.

“Muchas veces el abandono deteriora los inmuebles, y Campo los Andes es fiel muestra de ello. En una situación como la que estamos y donde el Estado no tiene los fondos suficientes para mantener el lugar, la posibilidad de concesionar es una alternativa para ponerlo en valor”, argumentó el funcionario.

Pese a que Lanús indicó que la idea será priorizar a los históricos habitantes de Campo los Andes y La Remonta, y que estos puedan ser los dueños de las tierras donde viven, entre los lugareños el temor los mantienen en guardia. “Sé que esto no es mío; y si hubiese tenido la posibilidad de irme, lo hubiese hecho. Pero hace 37 años que vivo acá, y mi marido, 40. No tenemos adónde ir. Si nos vamos, no voy a tener qué darle de comer a mis siete hijos”, sintetizó por su parte Mónica Fredes (37), quien vive en la zona de La Remonta.

A poco más de ocho kilómetros del distrito de Vista Flores (Tunuyán) y siguiendo hacia el suroeste por la ruta provincial 92 está Campo los Andes. Este terreno se encuentra en la zona limítrofe entre ese departamento y San Carlos (La Consulta está a menos de  cinco kilómetros).

Se trata de un terreno de casi  100.000 hectáreas, que al oeste llega hasta la frontera con Chile y es jurisdicción del Ejército Argentino desde 1902. Allí conviven vecinos históricos, muchos de ellos chacareros que trabajan para los arrendatarios de los campos y unas 150 familias de militares de todo el país.

Cuando se quebró la paz

Toda la paz y la majestuosidad del paisaje que combina las arboledas con el cielo azul y las montañas se vieron interrumpidas abruptamente a principios de 2017. Fue cuando la Nación hizo pública su intención de poner a la venta terrenos fiscales del país –de propiedad del Ministerio de Defensa–, entre ellos 7.200 hectáreas en La Remonta.

Preocupados, los vecinos se organizaron e hicieron una presentación en la Justicia Federal que derivó en la ya mencionada medida de no innovar.

Independientemente de la intención de vender, la semana pasada la AABE anunció las licitaciones para hacer dos concesiones de uso para producción hortícola. “La primera incluye seis lotes durante dos campañas. Ninguno de los productores oferentes podrá quedarse con más de dos renglones, lo que garantiza que habrá al menos tres adjudicatarios.

En tanto, la segunda de las concesiones es por tres hectáreas y se extenderá durante tres campañas agrícolas; ya que están más descuidadas. Vamos a seguir trabajando para hacer más productivas esas tierras y que haya oportunidades para productores chicos y para economías regionales”, indicó Lanús.

Si bien la apertura de los sobres está prevista para el martes y jueves, esta fecha podría posponerse. Toda la información sobre el procedimiento está en la web argentina.gob.ar/bienesdelestado

Respecto a los civiles que habitan en el lugar, el presidente de la AABE sostuvo que el objetivo es regularizar su situación. “Queremos que esas familias puedan ser dueñas de esas tierras. Se va a hacer censos para definir con exactitud la mensura. La idea no es sacar a nadie, sino mejorar las condiciones de vida. Las familias tienen que ser parte de este proyecto”, cerró el funcionario.

La desconfianza de lugareños que viven allí hace 40 años

Incertidumbre es la palabra que mejor describe el ánimo de las históricas y humildes familias que viven en la zona de Campo los Andes.

Son históricas porque llevan unos 40 años instaladas en esas tierras. Período que puede considerarse una eternidad si se compara con aquellas otras familias que no pasan más de cinco años allí. Estas últimas son las de los militares asignados periódicamente para desempeñar funciones en el lugar.

Siempre con el temor latente a que se concrete la anunciada –y por ahora, frenada– venta, los lugareños eligen desconfiar hasta del proyecto de concesión. “El agua es un tesoro acá. Y tenemos que ir contra monstruos, contra montañas”, arrancó resignada Mirtha Lucero, del otro lado del mostrador de la despensa Dos Hermanos, un ícono del lugar.

Con 58 años en Campo los Andes, Mirtha reconoció que no la tienen fácil quienes allí viven. Y la incertidumbre, alimentada por rumores, llevan a que por las desgastadas calles del lugar se hable de todo, desde la venta de lotes hasta de la siempre temida minería.

Cuando Mirtha llegó a esta zona del Valle de Uco, su papá era jefe del Correo Argentino; y el correo era muchísimo más que el edificio abandonado que exhibe hoy a metros de la despensa. “Acá no viene nadie de afuera. Somos siempre los mismos. Aquí nada es de nadie”, resumió la mujer mientras realizaba un cuidadoso un tejido de macramé.

“Fuera de la gente del Ejército, hemos quedado los hijos de los empleados que trabajaban en la intendencia, o quienes han trabajado en las chacras. Que se destruya Campo los Andes es terrible”, agregó entre vuelta y vuelta.

El esposo de Mirtha es Ignacio Cardoso, quien llegó desde Santiago del Estero en 1971 y se instaló en el lugar. Desde hace 45 años trabaja en la oficina del Registro Civil del lugar. “Hace tiempo nos pidieron que presentemos una declaración jurada referida al tiempo que llevamos acá. Casi todos llevamos toda la vida, generaciones enteras. Acá no existe la inseguridad”, resumió el hombre que se jubilará a fin de año.

Pasando la despensa están las casas de los hermanos Escobar: Fabio y Mario. La de Fabio y su familia tiene más de 120 años y supo ser el Casino de los Oficiales del Ejército. Mario (39) y su esposa Paola (38) viven en un ranchito más humilde,junto al chiquero de los chanchos que crían.

“Apenas el Gobierno anunció la idea de de poner a la venta las tierras nos organizamos. Llegamos a ser 25 familias que reclamábamos, pero se fue desactivando y ahora seguimos seis. Hay mucho miedo, y a mucha gente le han dicho que no se queje porque vienen y les bajan los alambrados”, destacó la pareja. “Respecto al proyecto de ahora, nos han dicho que va a ser alquiler y no venta. Pero no tenemos mucha más información”, agregaron.

El hecho de que no se hable de venta los deja tranquilos “por ahora”. Pero temen que las concesiones se den a grandes productores, y que quieran sacarlos de esas tierras.

En la zona de La Remonta viven otras 15 familias. La de Mónica Fredes es una.

“Necesito alguien que me guíe, siempre he vivido en este espacio y no quiero más que esto”, resumió la madre, acompañada de dos de sus siete hijos.

Según la mujer, es casi nulo el contacto que han tenido con representantes de la AABE.

“Dijeron que iban a venir a entrevistarnos, pero sólo midieron los terrenos. Quedaron en volver en diciembre. Mientras, nos enteramos por la radio del anunció de concesión de hace unos días”, sintetizó.

Fuente: Los Andes por Ignacio de la Rosa