La difícil realidad de los trabajadores de ALCO es una situación que debería movilizarnos a todos

Bajo la lluvia de ayer, decenas de trabajadores se movilizaron por la ruta 40 y por momentos interrumpieron el tránsito, en búsqueda de ser escuchados. Acompañados por la fuerza sindical marcharon mujeres y hombres -actualmente empleados efectivos de la empresa- con el objetivo de mantener su fuente laboral. En Tupungato y en Tunuyán han sido suspendidos más de 100 trabajadores.

“La empresa sigue en la misma postura, ha suspendido a la mayor parte de los trabajadores permanentes, y por tiempo indeterminado”, informó en medio de la movilización el trabajador Marcelo Castillo. A lo que agregó “nos siguen adeudando la primer quincena del mes de julio”.

No obstante, desde STIA (Sindicato de los Trabajadores de la Industria de la Alimentación), el secretario general de San Rafael Ricardo Daniel Bertero, manifestó que la preocupación radica en que la empresa ha informado que abonará el 75% de los sueldos, sin explicar de qué manera lo hará.

Según el titular del sindicato, la empresa ha presentado en Buenos Aires un “preventivo de crisis” de sus cinco sucursales radicadas en distintas partes del país, entre ellas las dos de Valle de Uco, la de Catamarca, y dos de Buenos Aires. ¿Qué es el Procedimiento Preventivo de Crisis? Conforme a la Ley de Contrato de Trabajo, en situaciones de fuerza mayor, falta o disminución de trabajo no imputables a la empresa, el empleador tiene la facultad de suspender trabajadores o bien despedirlos abonándoles indemnizaciones disminuidas. En los últimos años, el Estado ha intervenido en estas situaciones para mantener las fuentes laborales, y es a lo que los trabajadores están apelando.

“La problemática es de las economías regionales. Sucede lo mismo con otras empresas del mismo rubro”, sentenció el titular del sindicato, agregando que la mayor responsabilidad es de los intermediarios.

“Seguimos viendo que la plata se la sigue llevando el intermediario. El productor vende el kilo de durazno a dos pesos, el industrial vende la lata de duraznos a 12 pesos y en la góndola del supermercado está a  45 o 48 pesos. Entonces, la función de ese intermediario es lo que hay que analizar, y que no se siga quedando  con la plata de los productores y de los industriales”, manifestó Ricardo Bertero.

Pero la preocupación actual de los trabajadores radica principalmente en lo que sucede en estos casos: la empresa cumple con el paso legal del Procedimiento Preventivo de Crisis, comprometiéndose a pagar el 75% de los haberes, pero cómo lo hará. “Si hoy la empresa se encuentra produciendo y no tienen la posibilidad de pagar, imagínese sin producir cómo va a dar cumplimiento a los sueldos, o al 75% que es lo que ha comprometido a pagar”, sintetizó Bertero.

A esto se suma la alta posibilidad de que muchos casos terminen en despidos definitivos. En relación a esto, desde el Sindicato también explicaron que, “si la empresa  no tiene capital de trabajo se le va a hacer muy difícil pagar lo acordado, o mantener el trabajo”.

Además, hicieron referencia a que desde el organismo sindical ya se  tenía conocimiento de la situación financiera del grupo Canale desde hace más de un año atrás, cuando la empresa para poder producir empezó la temporada pasada haciendo preventas: “aun no habiendo hecho las latas ya las empezó a vender para tener dinero y poder financiarse. Y así empieza una cadena de desfinanciación, porque se vende por debajo de los costos para poder afrontar los costos reales”.

En medio del reclamo, que comenzó hace meses por deudas de la empresa con trabajadores temporarios,  mujeres y hombres se manifestaron ayer bajo la lluvia y caminaron por la ruta 40 desde la plaza departamental de Tunuyán hasta el ingreso principal del departamento. Principalmente porque no solo se les adeuda desde el mes de julio, sino que además son aproximadamente 71 trabajadores de Tupungato y 50 de Tunuyán los que están suspendidos por quince días, con la promesa de cobro del 75% de los sueldos. Una promesa, que los trabajadores dudan que la empresa pueda concretar.

Por Paula Hinojosa