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La cosecha de uva en la región viene con un 40 por ciento menos y 20 días de atraso

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“Los pronósticos de cosecha son bastantes complicados” afirman los productores de la región, y concuerdan en que el año ha sido “muy malo”, sobre todo por las consecuencias de un clima muy lluvioso.

Este año es especialmente complicado para los productores viñateros del Valle de Uco, ya que, el tradicional clima caluroso y seco fue reemplazado por días de mucha lluvia y poco sol. Estas situaciones han generado un atraso de casi un mes en el inicio de cosecha, una merma significativa en la cantidad de quintales, y constantes avances de enfermedades relacionadas con la humedad y las lluvias.

En relación al atraso de la cosecha, los productores consultados coincidieron en que, por lo menos es de 20 días el retardo, aunque algunos dijeron que es de prácticamente un mes. El atraso es consecuencia directa del clima de los últimos meses. Como también la merma en la producción: según los especialistas, y los productores que ya levantaron o iniciaron la cosecha (en general uvas blancas), la cosecha tiene una merma de entre el 40 y el 50 por ciento.

“Es terrible la situación” explicó un productor y agregó que no solo se trata de la cantidad de quintales cosechados. “A esto hay que agregar que la calidad de la uva no es la misma de otros años”, consecuencia tambien del clima.

Las intensas y prolongadas lluvias, y el poco sol, han derivado en una cosecha pobre y de mala calidad. Las lluvias ocurridas en el momento de la floración provocaron racimos “corridos” y con poco peso. Y luego, las lluvias de los últimos tres meses generaron que la uva no madure a tiempo, ni llegue al grado alcohólico necesario.

El otro gran desastre es el tema de las enfermedades que afectan a la vid y la uva, algunas incrementadas cuando hay alta humedad. La lobesia botrana, la peronóspora y la botritis han tenido a los productores realizando curas en forma permanente, aunque en algunos casos, no han resultado efectivos los tratamientos. En relación a la lobesia botrana, la llamada “polilla de la vid”, la región se encuentra en cuarentena debido a casos detectados. Y en cuanto a la peronóspora y la botritis, los tratamientos, algunos preventivos y otros curativos, además de no ser del todo efectivos en un clima de tanta lluvia, implican un altísimo costo, que por ahora no está recompensado en los valores que se manejan para el precio de la uva.

“Sin dudas que el clima ha sido determinante este año” expresó un productor, describiendo la situación actual, y coincidiendo en los pronósticos de cosecha. Sin embargo, diferenciándose de algunos otros, mencionó que también, en muchos casos, hay un tema cultural que influye en los resultados de cosecha. “Hay que decir que la vid necesita de muchas labores que a veces no se hacen; las llamadas labores culturales tienen un efecto directo en cómo se comportará la planta y cuánto la afectarán las plagas. Levantar brotes, cortar los yuyos, como las curaciones preventivas en tiempo y forma, son determinantes y muchas veces no se hacen” expresó el productor que posee viñedos en varias zonas de San Carlos.