En unas 2.000 hectáreas se abandonará el sistema de turnos fijos y se lo reemplazará por un cronograma formado en función del pedido de los usuarios o un método de “riego a la demanda”.
El Departamento General de Irrigación de Mendoza desarrollará en los próximos meses un nuevo sistema de repartición de agua para riego.
Con el objetivo de “ahorrar consumo de agua subterránea”, se implementarán cambios en la forma en la que deciden los turnos de riego superficial y se aplicarán innovaciones tecnológicas.
Las modificaciones se concentrarán solo en algunas zonas de la provincia “antes de fin de año”, pero según informaron desde Irrigación, en caso de resultar exitosas se ampliarán “lo más posible a otras áreas cultivadas”.
Cuáles son los cambios
Para entender cuáles son las modificaciones que implementará Irrigación en los próximos meses, es necesario repasar primero como es el actual sistema de repartición del agua para riego.
Fernando Gomensoro, secretario de Gestión Hídrica, explicó que hoy se usa un sistema de turnos preestablecidos. “Los inspectores de cauce determinan cuando le toca recibir agua a cada productor. El tiempo del que disponen los usuarios es proporcional a la superficie implantada”, comentó.
“Para hacer más eficiente el uso de agua, se pondrán a prueba dos nuevos sistemas. Dependiendo de la zona se aplicará uno u otro”, continuó el representante de Irrigación.
“Uno de ellos es el que se llama ‘riego acordado’. También es un sistema de turnos, pero el cronograma se elabora de una forma distinta. Cada inspector de cauce deberá hacer la programación de acuerdo a los pedidos que hacen los usuarios, relacionados con las necesidades de sus cultivos y los momentos en los cuales consideran oportuno regar”, señaló Gomensoro.
“Una vez establecido el orden y repartición del agua, los productores recibirán la información detallada de la cantidad de agua que podrán utilizar, en que momento y por cuanto tiempo”, continuó.
Según explicó el secretario de Gestión Hídrica, los pedidos de los productores se recibirán vía online o a través del llenado de fichas, que recibirán previamente de parte del personal de Irrigación. Será trabajo de los inspectores analizar toda la información reunida y evaluar si es posible o no la repartición que propongan los propios usuarios.
El otro sistema que se usará es el llamado “riego a la demanda”. Básicamente, funciona como la distribución domiciliaria de agua potable. “Cada productor tendrá la libertad de habilitar y cerrar el paso de agua de acuerdo a sus necesidades, con ciertas restricciones”, indicó.
“Si se utiliza un sistema de riego presurizado, la repartición se hace todavía más eficiente”, apuntó.
Las zonas piloto
Fernando Gomensoro reconoció que los cambios propuestos por Irrigación no podrán ser implementados en toda la provincia.
“Hay cerca de 300 mil hectáreas cultivadas. Por cuestiones estructurales es imposible aplicar los cambios en toda la superficie. Por eso la mayor parte seguirá funcionando de la misma forma que lo hace hasta ahora”, aseguró.
Uno de los grandes limitantes, es que tanto para “riego acordado” como para “riego a la demanda” se necesitan reservorios de agua, condición que limita considerablemente la metodología pretendida por el Departamento General de Irrigación.
“Las zonas piloto iniciales para el riego acordado serán la cuenca del río Mendoza, donde ya tenemos reservorio de agua y canales revestidos en la 5ª zona y, posiblemente lo repliquemos también en la cuenca del canal Bosh, en General Alvear, donde también tenemos en proyecto la construcción de un reservorio con los Fondos de Agua Clara, que son fondos nacionales que mitigan el impacto de los embalses por la clarificación del agua”, afirmó Gomensoro.
“En lo que es riego presurizado, tenemos el Sistemas Villegas y también se puede generar uno en el Sur por bombeo”, agregó.
“Entre todas esas zonas cubriremos poco más de 2.000 hectáreas. Si funcionan bien intentaremos trasladarlo a otras áreas cultivadas de la provincia”, reveló el representante de Irrigación.
Dudas de inspectores
Los inspectores de cauces, quienes serán unos de los principales protagonistas de los nuevos sistemas de repartición de riego, aun no han sido formalmente informados de los cambios.
Desde Irrigación explicaron que se priorizará la capacitación de personal joven, para que comience a trabajar en las zonas piloto, pero por el momento no se han comunicado con los trabajadores.
Edgardo Roby, inspector de Canal Chacabuco Árboles y miembro de la Federación de Inspectores, se mostró de acuerdo con el uso de técnicas que favorezcan una mejor administración del agua, pero aseguró que la propuesta de Irrigación puede resultar polémica.
“Hay que aclarar muchas cosas. Todavía no hemos sido informados, pero todo indica que se hará cobro volumétrico (se pagaría por la cantidad de agua utilizada). Eso se hace en Europa, por ejemplo. En muchos países pagan de forma anticipada el agua que van a utilizar. En Mendoza eso puede generar problemas. Además, primero debería implementarse en los domicilios”, comentó.
“Tampoco sabemos cuanta agua tenemos para repartir y en la mayoría de los casos no hay reservorios que puedan utilizarse para guardar y luego repartir el agua”, argumentó.
También Demetrio André, inspector de cauce en la 5ª zona, opinó que “ambos son sistemas muy difíciles de implementar”.
No obstante, apoyó la iniciativa de Irrigación y consideró que “será algo positivo para los usuarios”.
Descontento de productores
Los directamente afectados por la decisión del Departamento General de Irrigación, los productores, rechazaron completamente los cambios.
Pedro Marianetti, productor de uvas, se mostró en desacuerdo con la medida. “Los productores con menor acceso económico tendrán menores posibilidades de regar y quedarán excluidos de la repartición”, argumentó.
Por su parte, José María Llaver, presidente de la Asociación de Productores en Acción (APA), cuestionó las posibilidades de aplicación y consideró que será económicamente perjudicial para los usuarios.
“Hay zonas en las que no se podrá implementar, y si lo hacen tendrán que construir reservas y luego utilizar bombas para poder repartir el agua. Eso implicará un mayor gasto para los productores, porque no solo se deberá pagar por el agua consumida, sino también por el costo eléctrico”, advirtió.
Fernando Gomensoro, de Irrigación, defendió la propuesta y aseguró que “se podrá hacer 10% más eficiente la distribución de agua y mejorar mucho más el gasto de la energía”.
“En el futuro ampliaremos áreas bajo riego”
Sergio Marinelli, Superintendente General de Irrigación estimó sobre esta nueva propuesta, que “estamos buscando la forma de ser más eficientes con el uso del agua, que, por supuesto, es un bien escaso”.
El funcionario adelantó que están evaluando el nuevo decreto de emergencia hídrica, lo que constituiría a 2017 como la sexta temporada bajo esta modalidad.
“Todavía no está firmado el decreto, pero seguimos en emergencia hídrica. Estamos evaluando si podemos levantar la emergencia por zonas, pero es algo que está en estudio”, indicó Marinelli.
Para el responsable máximo de Irrigación, es claro que no se puede desperdiciar el agua, dejándola en los ríos sin lograr su máximo aprovechamiento, por lo tanto, “no vamos a modificar la Ley de Aguas ni la inherencia del agua a la tierra. Sin embargo, si estamos trabajando en un plan para que a futuro, si excepcionalmente un cultivo con derecho a riego no requiere el agua por alguna razón se le puede otorgar a otro productor”.
Es decir que “en nuestro plan a futuro vamos a ampliar el área bajo riego”.
Para Marinelli, hay que rediscutir la forma en la que hoy se reparte el agua para que más personas puedan aprovechar el recurso.
En este sentido, indicó que “el plan ha sido el mismo siempre, hay que usar el recurso de manera austera y eficiente. Dependiendo de cada cuenca y de cada canal, hay distintos métodos de manejo del agua y allí se verá de forma transparente cómo se aplica en cada zona.
Agregó: “ya sea por riego acordado o a demanda, estamos estudiando formas que nos ayuden a mejorar la superficie irrigada. Hoy en Mendoza hay 330.000 hectáreas con derecho de riego definitivo”.
Fuente: Los Andes