En base a criterios técnicos, INV, INTA y la UNCuyo acordaron ampliar el paraje sancarlino. Pasó de 4.500 hectáreas a unas 9.300. Quejas de las bodegas no incluidas en el área.
Tras dos años de intensas discusiones, la delimitación de Indicación Geográfica Paraje Altamira llegó a su fin. Es que en base a criterios técnicos, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), el IN TA y la UNCuyo determinaron que el área en cuestión debía ampliarse, pasando de 4.500 hectáreas a 9.300 hectáreas según destaca el informe.
Cabe recordar que la primera delimitación de la IG se realizó tras los estudios presentados por las empresas: Chandon, La Agrícola y Bodegas Esmeralda en diciembre de 2013. Esta resolución se logró por medio de la presentación de un trabajo administrativo ante el INV, el cual requiere de un estudio que compruebe científicamente las características distintivas de la zona a delimitar, informe que sólo pueden realizar los equipos de trabajo de la Universidad Nacional de Cuyo y el INTA.
Por lo tanto, en 2013, mediante la resolución 44/13, se delimitó una superficie de unas 4.500 hectáreas las cuales estarían divididas en 80 unidades productivas. No obstante, unas cinco empresas presentaron oposición, entre ellas Agrícola Presidente SA, Altos Las Hormigas, Grupo Peñaflor, La Rural, O. Fournier y Bodegas SA Limitada, razón por la cual se realizaron nuevos estudios con base científica que determinaron la zona que se ha informado actualmente.
Alejandro Marianetti, del Departamento de Estudios Vitícolas del INV, aseguró que el estudio se llevó a adelante teniendo en cuenta diferentes variables, lo que logró la delimitación del lugar. Fundamentalmente se trata de variables de formación geológica como suelos, profundidad, agua; de elementos agrometeorológicos y un componente histórico también.
Además indicó que “la primera delimitación constaba de unas 4.500 hectáreas, mientras hoy con el perímetro de la ampliación suma un total de 9.300 hectáreas”.
Datos del INV indican que la zona queda delimitada al norte por calle La Superiora, al sur por calle El Indio, al este por la cota de 1.000 metros sobre el nivel del mar del río Tunuyán y al oeste por una línea imaginaria creada en función de un límite geológico.
Una discusión cerrada
Desde la sanción de la Ley 25.165 en 1999, Argentina ha delimitado unas 195 IG: 110 en Mendoza, 27 en San Juan, 17 en La Rioja, 11 en Río Negro, 10 en Salta, entre otras regiones vitivinícolas. Sin embargo Paraje Altamira ha sido una de las más estudiadas por las características de la región.
Consultado sobre la resolución del tema, Leonardo Erazo Lynch, director de enología de Alto Las Hormigas, afirmó que “con el tema de Altamira se ha delimitado por el cono aluvional del río Tunuyán; antes había una parte que se quedaba afuera pero se incluyó. El debate y el trabajo científico desarrollado han sido importantes, es el momento de empezar a darle importancia al lugar sobre la variedad”.
Por su parte, Sebastián Zuccardi, quien fue uno de los impulsores de la zona en la primera etapa, sostuvo que “el INV ha hecho una propuesta de ampliación, la cual se ha validado con el INTA y la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNC, y ambas se han manifestado a favor de la ampliación.
Desde mi punto de vista yo creo que la IG Paraje Altamira como está demarcada actualmente estaba muy bien fundamentada desde los aspectos técnicos (climáticos y suelo) y desde el punto de vista histórico. Siempre los límites son polémicos debido a que en la naturaleza muchas veces no hay cortes claros sino que son graduales y puede haber algunas zonas de transición”.
Agregó: “Los nuevos límites que propone el INV tienen una ampliación hacia el sur, respetando el origen geológico del cono e histórico ya que hay zonas pedidas en la ampliación anterior que pertenecen claramente al Cepillo y una ampliación hacia el este. Desde mi punto de vista sería la máxima ampliación aceptable, ya que por fuera de esa zona demarcada hay características de clima, suelo e históricas, las tres o alguna en particular, que son claramente diferentes”.
En tanto, José Manuel Ortega, presidente de O.Fournier, una de las empresas que propuso la ampliación, se mostró molesto con el resultado obtenido y dijo: “Aquí hay un pacto de ayudar a empresarios acostumbrados a patotear y utilizar artes de dudosa legalidad junto con decisiones que se firman en el último día del mandato y en tiempo récord con el ánimo de dividir al grupo”.
Agregó: “Yo no tengo nada que ganar personalmente en esta lucha, salvo por el bien de la viticultura argentina y con el intento ingenuo de que las cosas se hagan bien y no como se han hecho en este caso. Solo espero que esta privatización encubierta con la aprobación de la anterior presidencia del INV de esta zona sea la última que se haga en estas condiciones. Y que se tenga confianza en los vinos de uno mismo sin tener que utilizar el habitual ventajismo para conseguir los objetivos que parece no pueden conseguir con sus propias vías”.
(Fuente: Diario Los Andes)