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Inflación ¿enfermedad terminal o herramienta útil?

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Por Mgter. PABLO LUIS ROUSSEAU

En función de lo vigente que se encuentra el término inflación en nuestro país, ya sea desde el esfuerzo público para su medición (o decoración) y del privado para su previsión o, lo más importante, desde la sociedad que en definitiva padece los efectos de este fenómeno (recordando lo vivido en nuestro país), resulta importante un acercamiento más técnico al fenómeno y los factores intervinientes.

En primer lugar debemos saber que la inflación como tal, por sí sola, no es mala ni buena, por el contrario, en una economía bajo control, dicho fenómeno inferido por políticas adecuadas y en un escenario acorde, es de gran utilidad al momento de intervención por parte del Estado para gobernar el desarrollo económico. La inflación consiste en el incremento significativo y continuo del nivel general de precios de los bienes, servicios y factores productivos de un país.

En estos últimos tiempos hemos sido testigos de manejos o interpretaciones a las herramientas aplicadas para determinar el incremento sostenido del nivel general de precios, como es en el caso del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC) Nivel General, modernizado con un método estadounidense, o en la provincia de Mendoza con el recién estrenado Índice Provincial de Precios. Es importante saber que estas herramientas son una expresión de la variación promedio de un conjunto de bienes y servicios preestablecidos, los que se denomina como canasta básica, la que se encuentra sujeta a innumerables supuestos teóricos necesarios para la determinación de un modelo (representación acotada de la realidad). Todo ello, sumado a que dentro de una misma canasta de bienes podemos observar comportamiento en los precios, en donde unos incrementen considerablemente y otros disminuyen, observando en el índice como promedio un efecto neto, distorsionando la interpretación del efecto real en la economía.

Es importante para poder entender el fenómeno inflacionario en una economía, interpretar la ecuación cuantitativa: la cantidad de dinero (dinero disponible para transacciones) por la velocidad de circulación del dinero, es igual al precio (Índice de Precios al Consumidor) por la cantidad de transacciones (Producto Bruto Interno real)

Lo útil de esta ecuación es la manera de inferir en la economía modificando alguno de estos componentes e interpretar el comportamiento de todos ellos en su conjunto, sin llegar a aseveraciones inadecuadas. Como es el caso de que el aumento de la emisión monetaria genera directamente efecto inflacionario, viendo que de la ecuación podemos desprender que el crecimiento del nivel generalizado de precios dependerá también de la confianza de la gente en el dinero o velocidad monetaria y del crecimiento del PBI real.

Como conclusión en el tema debemos entender que el efecto más nocivo de altas tasas de inflación o deflación es la pérdida de las funciones del dinero como medio de cambio y unidad de valor, generando desigualdad social, deterioro salarial, incremento en la presión tributaria del Estado, dificultad en el cálculo económico financiero del sector privado como público. Pero sin embargo, gestionar tasas de inflacionarias a niveles apropiados es una herramienta de gran utilidad en cualquier economía.