Realizada en gran medida por artistas con alguna discapacidad, la muestra interroga a la sociedad acerca de su postura en relación a la discapacidad.
“Cuerpos Invisibles” se denomina la muestra que apela a través del arte al reconocimiento de las personas con discapacidad como sujetos de derechos. Y a la deconstrucción discurso sociedad discapacitante.
La obra ha sido realizada por los alumnos de las escuelas Elementales y de Formación Laboral de Tunuyán, artistas con discapacidad visual de la escuela artística de Tunuyán, Fundación Carmela Fassi de Las Heras y la participación de los artistas visuales Pablo Battaglia esculturas, Verónica Sguazzinni pinturas e instalación, Sandra Barrozo pinturas, Gabriela Moreno instalación sonora y Verónica Funes fotografía.
“Cuerpos invisibles” es una obra que pone de manifiesto un mensaje: «no es que las personas con discapacidad no se adapten a la sociedad, es la sociedad la que no se adapta a acoger en igualdad a todos sus miembros». Los alumnos de las escuelas Elementales, Formación Laboral y Artística de Tunuyán, más la Fundación Carmela Fassi Las Heras, se expresan libremente sobre su realidad. Sus trabajos aparecen acompañados por obras de artistas visuales que refuerzan sus conceptos.
La muestra, a cargo del Gestor Cultural César Panella, de acceso libre y gratuito, quedará inaugurada mañana viernes 4 de diciembre a las 19 horas en calle República del Líbano 370 de Tunuyán, sede de la asociación “Tunuyán es Vida”. Allí estarán todos los artistas presentes.
En el día de la discapacidad, tomate un tiempo y lee los núcleos conceptuales de la obra
A través de esta obra nos sumergimos en un viaje plagado de peripecias, una combinación entre lo absurdo y lo nauseabundo de la condición humana. El aliento de sus imágenes narrativas nos deja sin aliento, nos van tomando ante su malestar en una batalla feroz entre los cuerpos y los discursos. Se hacen cargo de la insoportable pesadez del ser. ¿Somos civilizaciones enfrentadas? Como dice el poeta César Vallejos “Batallas, no. Pasiones” Sus protagonistas no se detienen en el conocimiento de las cosas, se arrojan sobre ellas. Cuerpos invisibles es una obra del discernimiento, pero también del resarcimiento, en la cual sólo se propone abrir camino a nuevas interpretaciones, a nuevos interrogantes.
Descartes, Hegel, Marx, Sartre, Heidegger, Foucault, Adorno, Horkheimer, Feinmann, Hopehayn, Buttler, Peirano, Gimeno, Etxeberria, Flórez contribuyen a dar visibilidad a estos cuerpos.
La pregunta por lo invisible es una de los interrogantes de esta obra: ¿Cuáles y cómo son los cuerpos que no importan? ¿Cómo se construye la línea divisoria que separa a los sujetos que importan en la sociedad de los rechazados? La nebulosa incuestionada en que se inscribe el cuerpo. Una forma inteligente de aproximarse a un discurso es analizarlo en cuanto a sus exclusiones, y a través de ellas hacer crítica de sus conceptos básicos.
No pretendemos minimizar el enorme recorrido y esfuerzo que la sociedad occidental ha realizado por tenerlos en cuenta. Pero a fuerza de considerarla como algo especial, algo anómalo y patológico. En un lado estamos nosotros, y en el otro están ellos. Necesitan -y se lo proporcionamos, eso sí-, accesos especiales, lenguajes especiales, educación especial, atenciones especiales, cuidados especiales. Nosotros somos los «típicos», por traducir burdamente la jerga más moderna que el mundo anglosajón utiliza para evitar el adjetivo «normales» que antes se empleaba. Si somos «nosotros» los típicos, «ellos» serán…. Les creamos un espacio a «ellos». Y evitamos así que el espacio sea común. No resalta la igualdad sino la diferencia. Es más lo que nos une o iguala que los que nos separa o diferencia.
Cuando a las personas con discapacidad se los ve como «anormales» es porque la sociedad está funcionando de modo inadecuado. Es decir, no es que las personas con discapacidad no se adapten a la sociedad, es la sociedad la que no se adapta a acoger en igualdad a todos sus miembros.
Las posiciones del «yo» y el «otros» o el «nosotros» interactúan en una especie de coreografía normada y dirigida dentro de un contexto para determinar al sujeto. No hay identificación, no hay sujeto sin que obre el ejercicio de un poder, de una normativa prohibitiva. El sujeto se constituye a través de una fuerza de exclusión y abyección operándose la invisibilización.
En el flyer de la muestra vemos un torso intervenido con una inscripción: “la discapacidad es un colectivo en el cual uno nunca sabe cuando se tiene que subir”. Alude a que cualquier persona puede en cualquier momento sufrir un accidente de tráfico, que todos vamos a ser viejos y enfermos. Todos tendremos dificultades para subir escaleras, para correr o trepar a los árboles… y para todos y todas llegará un día en que nos demos cuenta de que el mundo está diseñado para un único tipo de persona que tiene que ser por definición masculino, blanco, sano, rico, consumista, etc. Todos necesitaremos ayuda y todos seremos dependientes. Es la vida la que produce, de manera inexorable, un debilitamiento de las funciones básicas. Es la vida la que es discapacitante. Desde el punto de vista ideológico, el modelo de la discapacidad actualmente existente es un modelo que claramente tiene que ver con los patrones capitalistas de producción y de perfectibilidad del cuerpo. Las personas con discapacidad aparecen invisibilizadas por ser mercancía sin valor social que, excepto en casos heroicos, no podrán insertarse en el modelo productivo y laboral capitalista.
La palabra hablada, la poesía, las artes visuales son una forma de irrumpir en el espacio público y reestructurarlo. Reestructurar lo que puede ser dicho en público, lo que puede ser mostrado, quién puede aparecer. Aquellos que se están escondiendo, aquellos que están en los márgenes por medio del arte pueden aparecer de otros modos. Si se rompen las reglas que gobiernan el espacio público a través de formas de arte logra que el cuerpo se manifieste de una forma nueva, que los cuerpos sean visibles.
Sandra Barrozo con su serie de “Personajes de Cuentos” nos invita a explorar el universo de los cuentos cuyos protagonistas son animales de la naturaleza, a inventar una historia, héroes o villanos. Que cada personaje sirva de disparador para inventar un relato. En esta obra colectiva también tenemos héroes y villanos. Es por ello que sus cuerpos se rebelan haciéndose presentes y visibles, cuestionando a la razón que los excluye por medio de la desconstrucción de los discursos de la sociedad discapacitante. Son la contra conducta de los sometidos al poder respecto de las conductas de quienes detentan el poder racional en la sociedad disciplinaria, parafraseando a Foucault.
La razón societaria excluyente está presente en la obra de Verónica Sguazzini, quien con sus miradas desprendidas de sus pinturas e instalación, alude al discurso de la sociedad discapacitante que cosifica los cuerpos de las personas con discapacidad aniquilando sus proyectos. La mirada societaria los invisibiliza haciendo de ellos una cosa. Aniquila su ser y los vuelve una cosa. Encontramos los tapices de la Fundación Carmela Fassi intervenidos de sillas y ñandúes que miran de reojo o esconden sus cabezas para no comprometerse con la realidad. El no tener ganas de hablar, el no decir nada es también hablar, es comprometerse con la indiferencia de una forma más indigna. Callarse es seguir hablando dice Sartre. Todos somos responsable de todo desde el lugar en que estemos situados. Las personas con discapacidad nos piden que hablemos, que no seamos objetos del sistema que todo lo piensa. El poder es la razón que domina y controla no para conocer al hombre sino como dispositivo de dominación. Se trata de una sociedad disciplinaria plenamente racional, un artificio de dominación. Un mundo racional que genera locura; que aparta a los locos y los coloca en el manicomio, a quienes delinquen en las cárceles, al enfermo en una receta. Todo pasa por generar una taxonomía, un orden de la desaparición y el inventario. La locura es el mayor cuestionamiento a la razón. La razón se erige en el panóptico para ser un ojo observante que controla y no es visto, que exhibe al loco a quien al mismo tiempo se niega a ver. La cosificación de los cuerpos está plasmada en los torsos y caretas de la Fundación Carmela Fassi y las esculturas metálicas oxidadas de Pablo Battaglia.
Uno de los discurso societario discapacitante fue tratar a las personas con discapacidad como animales salvajes peligrosos y monstruosos a lo largo de los siglos producto de la vida pecaminosa de sus padres o de que esa persona habría tenido una vida anterior desarreglada. “La nave de los locos” de El Bosco sintetiza ese poder racional a través de la expulsión de Europa de los locos y presos que eran abandonados en las costas de África. Luego se los ve como animales domésticos aunque considerados como seres humanos cuando entran en el paradigma médico en el siglo XIX y finalmente como personas con discapacidad a quienes hay que incluir en la sociedad cuando comienza su activismo en los años 60. De ahí el vuelo y la libertad de las aves correspondiente a la obra fotográfica de Virginia Funes como metáfora de la libertad con la que se expresan y viven sus vidas los alumnos de las distintas Escuelas de Tunuyán y de la Fundación Carmela Fassi protagonistas de esta muestra. A esto se suman los animales instalados realizados por los alumnos de la Esc. 7-008 de Tunuyán que se completan con sus pinturas y mostacillas y los animales de la serie “Personajes de Cuentos” de Sandra Barrozo.
Brian, alumno de la Fundación Carmela Fassi, a partir de un trabajo realizado sobre la contaminación de la tierra por metales nos habla que “LA TIERRA LLORA”. Este es el punto de partida en el cual se interrelacionan los trabajos de María Gabriela Moreno con su “PROYECTO DE NATURALEZA ARTIFICIAL” en la cual la autora nos dice que “las cajas acrílicas contienen un CIELO y una composición de PAISAJISMO, encarnando una especie de incrustación simbólica de dos conceptos: por un lado reconocer la diversidad de especies del reino vegetal en peligro de extinción, enmarcadas en el aire de un cielo; por otro el estar encerrado, envasado, plastificado y con código de barra, un objeto comercial y de consumo masivo. La obra apunta a que si no AMAMOS EL PLANETA, sólo obtendremos UN JARDÍN PORTATIL, como cualquier producto en el supermercado”. Siguiendo con la temática diremos que se complementa con los objetos instalados de la Esc. 7-008 de Tunuyán construidos con elementos metálicos y restos de ordenadores y la instalación de la Esc. 2-045 de Tunuyán constituida de hojas escritas en Braille donde se pone el acento en la “enceguecida” carrera de los seres humanos por controlar la naturaleza y al hombre sin reparar en su destrucción. Concluyendo con este eje una mesa contiene libros cuyas tapas fueron recicladas por los alumnos de la Esc. 2-049 de Vista Flores y otros libros intervenidos con hojas recicladas creados por sus mismos alumnos donde nos introducen en cuentos y relatos populares valletanos.
Los alumnos de la Esc. 2-045 de Tunuyán nos presentan sus obras pictóricas “EL CARTEL DE LA PAZ” donde de ese concepto tan abstracto, como es la paz, se desprenden las subjetividades individuales de quienes las traducen.
El núcleo identitario aparece en los dibujos de los alumnos de la Esc. 2-020 y en las fotografías y dibujos de los alumnos de la Fundación Carmela Fassi. En ellos se derriba la mirada cosificadora de la sociedad. Los seres humanos construimos nuestra identidad no sólo a través de la comprensión de nosotros mismos y de nuestra iniciativa —personal y colectiva—, la construimos también a través del reconocimiento —personal y colectivo— que recibimos de los otros y que tendemos a interiorizar, sobre todo en circunstancias de inferioridad. Aplicándolo a las personas con discapacidad, si son (mal) reconocidos como no personas se nos empuja a creer que no lo son en realidad, ejerciendo una forma de opresión que puede llegar a ser grave. Los dibujos de la Esc. 2-020 van desde un simple rayón hasta la aparición del barrio, la familia, la bandera y sus rostros acabados, acompañados de sus nombres y apellidos. Este desarrollo culmina con la aparición de los rostros plasmados en las imágenes fotográficas de los alumnos de la Fundación Carmela Fassi. Así las personas con discapacidad son visibles, no quieren de tu lástima ni de tu conmiseración. No vale de nada que las sociedades sepan curar sus culpas con el olvido. Desde el simple rulo o rayón de los dibujos a la aparición de su rostro fotográfico se encuentra exteriorizada su personalidad, su condición de sujetos de derechos. Sus “yo puedo”, sus “quiero ser” expresan su derecho a la dignidad a través de una gran palabra: INCLUSIÓN.
La Esc. Artística 5-013 de Tunuyán se hace presente con sus cerámicas realizadas por sus alumnos con discapacidad visual, rodeadas de muchos caramelos que muestran la generosidad de las personas con discapacidad.
Finalmente tenemos el torso de la novia que quiere casarse y el torso con las distintas discapacidades. En ellos se expresan la reivindicación de algunos de sus tantos derechos. Ignoradas y estigmatizadas estos torsos apuntan a derribar el sofisma que las personas con discapacidad son seres asexuados.
El 3 de diciembre es el día en que la inconciencia histórica ha prevalecido en la historia de la diversidad funcional. Quien no historiza su cuerpo porque le han usurpado, no puede trascender a la noción (orgullosa) de SER COLECTIVO. Para muchos es un día en el que AÚN hay poco que celebrar y mucho por reivindicar.
El término pinkwashing hace referencia al uso de los derechos de un colectivo como excusa para cercenar las libertades de otro colectivo, puede explicarnos un área escasamente abordada: la discriminación circulante desde o entre grupos humanos considerados minoritarios. ¿Qué sucede con las niñas, adolescentes y mujeres con diversidad funcional, con las personas con una elección sexual diversa, con las de menores recursos sociales y económico? ¿Su situación es muy distinta a la de una mujer obesa, un joven privado de su libertad, un adulto mayor que vive en una residencia; una trabajadora sexual?
De ahí que se interseccionalizen y sumen las luchas que los hará ver personas reales (y no fenómenos) con diversidad funcional. Todos estos discursos: género, sexualidad, capacidad están tan conectados que estaremos equivocadas si pretendemos ocuparnos sólo de uno de ellos. Son distintos pero son al mismo tiempo el mismo.
De ahí que allá que filosofar, historizar, antropologizar, pedagogizar, politizar, erotizar, socializar, transversalizar, ciudadanizar, cotinianizar; penetrar el constructo rígido y asexualizante de la “discapacidad” para poetizar cuerpos desde LA DIGNIDAD.
por Cesar Panella – Gestor Cultural