Con 53 años recién cumplidos, Héctor está a un paso de convertirse en el primer Tomero de la provincia con un título de nivel terciario.
Superación, esfuerzo, compromiso, dedicación, son palabras que definen a Héctor García, un sancarlino criollo de pura cepa, “por qué así lo quiso Dios”.
Este padre de familia que trabaja hace ya 29 años en la Inspección de Cauce de La Consulta, dependiente del Departamento General de Irrigación, está a un paso de contar con el título de Técnico Superior en Gestión Hídrica con orientación Agronómica.
Por cuestiones que tiene la vida, Héctor de joven no pudo acceder a estudios secundarios, lo que hizo que su tiempo estuviera dedicado al trabajo de la tierra: por un lado como Tomero, y por otro lado continuando con las tareas en la finca que heredó de sus padres.
Ya de grande, casado y con dos hijos, decidió comenzar los estudios secundarios en la noche, en la escuela Amanda Fernández de Palermo de Tunuyán. “Cuando empecé con mis estudios secundarios y logré terminarlos en tiempo y forma, pensé que esa era mi meta; no tenía pensado seguir estudiando”, contó Héctor García.
Los estudios secundarios no solo los terminó sino que además Héctor fue Abanderando Nacional. El estudio y estos logros fueron parte de las otras actividades que Héctor realizaba a la par, principalmente su familia y el trabajo de todos los días, de mañana y tarde en Irrigación.
Junto con el egreso de la escuela secundaria llegó el tercer hijo, Marcos, “él llegó con mi título del secundario bajo el brazo” recuerda emocionado Héctor.
Pasaron los años y luego a través del Departamento General de Irrigación llegó el incentivo para hacer una carrera terciaria para todo el personal. Esta motivación fue algo que entusiasmó mucho al “Gallego”, como lo conocen sus compañeros de trabajo, y decidió comenzar la carrera.
“Cuando empecé a cursar me propuse llegar al final, y en estos momentos, luego de tres años, no puedo creer estar a solo a un paso de lograrlo. Si bien falta el último paso para lograr el objetivo, yo tengo mucha confianza. Dado que esto es muy importante para mí, y en lo particular me costó mucho sacrificio: nunca dejé de cumplir las obligaciones de mi trabajo, cuestión que me quitó muchas horas de estudio”, recuerda este «repartidor de agua».
Los tomeros son figuras emblemáticas de la administración del agua en Mendoza. Es conocido en el lenguaje coloquial, como el «repartidor de aguas». El tomero recorre, recibe y observa cuales son las necesidades de los regantes en cada zona de riego. A su responsabilidad de captar el agua y repartirla, se suma revisar el funcionamiento de las compuertas, verificar la limpieza de cupos, repartir las boletas de turnos y ejercer su autoridad de policía del agua.
Tras los tres años de cursado, con 53 años, Héctor se convertirá en el primer Tomero de la provincia en obtener un certificado de carrera terciaria. “Estoy muy agradecido a esta carrera y a los profesores, por todas las herramientas y conocimientos que me brindaron”, expresa con emoción y con humildad explica: “estos conocimientos yo no los tenía, y gracias a esta oportunidad de estudio, hoy estoy aquí cumpliendo un sueño. Un sueño que tenía de chico y cumplo de grande: poder estudiar y recibirme”.
Con más ganas que cuando empezó para aplicar todo lo aprendido en su trabajo en Irrigación, Héctor no se quiere olvidar de agradecer a su familia “el gran propulsor, quienes me esperaban todas las noches cuando llegaba del cursado, y me daban fuerzas para seguir al otro día”.
2 comentarios
las fotos son elocuentes…
una imagen dice miles de palabras……………………
que orgullo que ejemplo que excelente motivación para grandes y chicos..
un modelo de trabajo mendocino..
hector marca un camino……
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