El hecho ocurrió el año pasado en una finca de Tunuyán. El caso es publicado por el Diario MDZ on line, explicando todas las irregularidades que se cometieron en los procedimientos policiales y judiciales. El acusado asegura que su pareja se suicidó, pero los familiares de la joven están convencidos de que él la mató.
El 31 de diciembre de 2016 era un día normal en la finca Margadesa, ubicada en la calle La Argentina de Tunuyán. El encargado del lugar, Juan Pablo Ampuero (26), coordinaba junto a su pareja Milagros Irrutia (17) los festejos de Año Nuevo, que incluirían a familiares de ambos. Tras juntarse a cenar y brindar con sus parientes, los jóvenes decidieron dirigirse al boliche Floura cerca de las 2.30 de la madrugada. En la disco ambos tomaron en gran cantidad y discutieron antes de volver a su casa, a las 7.30 de la mañana del 1 de enero.
Una vez de regreso en la finca, la discusión prosiguió y subió de tono hasta que tuvo un final abrupto cuando Ampuero abandonó el lugar para tomar aire y a los pocos segundos escuchó una detonación. Regresó a su casa y comprobó que su pareja se había disparado en el parietal derecho y agonizaba entre la cocina y la sala de estar. Esta es la versión oficial que dio el joven, pero los familiares de Irrutia están convencidos de que eso no fue lo que ocurrió y que él tuvo algo que ver con su muerte.
Tras lo ocurrido, Ampuero llamó a su madre -que vive en las inmediaciones de la finca- y le avisó que «Mili se pegó un tiro». La mujer salió a buscar ayuda y detuvo a un patrullero que pasaba por la zona. El oficial Norberto Narváez entró en el lugar y, al comprobar que la joven seguía con vida, no se preocupó demasiado por preservar la escena: tomó el arma por el mango sin guantes, la guardó en un bolsillo y luego le pidió a Ampuero y sus familiares que lo ayuden a cargar el cuerpo agonizante de Irrutia al patrulleropara trasladarla al hospital Scaravelli, desde donde la derivaron al hospital Lagomaggiore, lugar en el que murió 24 horas después. Las «buenas intenciones» del oficial terminarían siendo claves para que no se pueda esclarecer lo ocurrido.
En su declaración posterior, Narváez contó que llevaba 20 años en la fuerza, pero sólo había recibido una mínima capacitación sobre cómo resguardar la escena de un crimen. Esto también debería haber originado una investigación individual que nunca se realizó.
¿Suicidio u homicidio?
La Justicia investigó el caso y la fiscal Carla Cruzado ordenó una serie de medidas. Las pericias iniciales mostraron que el disparo que le provocó la muerte a Irrutia fue realizado por un revólver calibre 22 que pertenecía a un tío de Ampuero. La necropsia indicó que el disparo se realizó levemente de arriba hacia abajo y a 15 centímetros de distancia, por lo cual las sospechas sobre la participación de Ampuero en el hecho se acrecentaron y fue detenido e imputado por homicidio agravado por el vínculo y por la utilización de arma de fuego.
En la pericia psiquiátrica a la que fue sometido el acusado, los profesionales concluyeron que presentaba un funcionamiento intelectual promedio y una inmadurez psicoafectiva. «Frente a situaciones de conflicto muestra conductas irritables y hostiles. Tiene escasa tolerancia a la frustración. No se descarta el consumo excesivo de alcohol u otras sustancias», concluye el informe, que determinó que era imputable y podía declarar.
En su declaración indagatoria, el acusado mantuvo la versión de que Irrutia se disparó y agregó que antes de hacerlo le «pidió perdón». Ampuero reconoció que habían discutido, pero aseguró que fue una «discusión normal de pareja» que no justificaba la decisión drástica que tomó la joven.
Los dermotest dan negativo a ambos
Además de no resguardar la escena, las muestras en las manos de Irrutia y Ampuero se tomaron varias horas después, por lo cual resultó imposible determinar quién disparó el arma. Ninguno de los dos presentó restos de pólvora en su cuerpo, ni en su ropa, como si el arma se hubiera disparado por su cuenta.
En el caso de Ampuero, las muestras se tomaron el 1 de enero de 2017 a las 17, casi 8 horas después del hecho. La pericia aclara que «el resultado negativo no descarta la posibilidad de que haya disparado», a raíz de que las muestras deben tomarse hasta 6 horas después de efectuar un disparo para tener alguna posibilidad de encontrar restos de pólvora.
En cuanto a Irrutia, la muestra se tomó el 2 de enero a las 21.30 y el dermotest también dio negativo en ambas manos. Pero la pericia vuelve a aclarar que es remota la posibilidad de que se encuentren rastros de pólvora si han transcurrido más de 6 horas entre el disparo y la toma de la muestra.
Ordenan la libertad de Ampuero
En la audiencia de prisión preventiva, realizada el 17 de enero de 2017, Ampuero quedó libre porque el juez Oscar Balmes declaró la falta de mérito al «no haber indicios de que el acusado efectuó el disparo».
«Hay una duda razonable a favor del imputado al no poder determinar quién portaba el arma al momento del hecho», justificó el juez antes de ordenar la libertad de Ampuero, y agregó que «no existe móvil».
Unos días después, la madre de Milagros, María Luisa Salinas, se constituyó como querellante y su abogado solicitó una prórroga de cuatro meses en la investigación y que se cite a declarar a cinco nuevos testigos. Mientras que el abogado de Ampuero solicitó su sobreseimiento liso y llano porque «no existían indicios contra su defendido».
La prórroga en la investigación fue concedida, pero la causa no avanzó mucho más. Apenas si se citaron a declarar a los testigos propuestos por la querella -que no concurrieron a las audiencias- y se solicitó un cotejo de ADN de Ampuero con el arma que también dio negativo.
La palabra de la familia de Milagros
En diálogo con MDZ, la pareja de la madre de Milagros, Alberto Ferraro, recordó la fatídica mañana del 1 de enero, en la que él fue uno de los primeros en llegar al lugar del hecho. «Cuando llegamos, (Ampuero) estaba adentro del auto muy nervioso y no paraba de pedir perdón. El arma ya no estaba porque el oficial la había agarrado sin guantes y se la guardó en el bolsillo», recordó Ferraro.
«Yo fui uno de los que ayudó a cargar el cuerpo al móvil porque no llegaba la ambulancia. En el hospital primero nos dijeron que no era tan grave, pero luego la trasladaron al Lagomaggiore donde murió», agregó el padrastro de Milagros.
«Lamentablemente no tuvimos suerte con los abogados y (Ampuero) fue sobreseído. Mi esposa sigue manteniendo relación con él por su nieto. Si Milagros no disparó y Ampuero tampoco según la Justicia, entonces hubo un tercero que la mató. Se hicieron tan mal las cosas que nunca vamos a saber», cerró Ferraro.
(Fuente: Diario MDZ)