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Fin de año y celebraciones: recomendaciones para cuidar tu salud y evitar los excesos

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Aunque la época decembrina nos permite ciertas licencias, no sobra reiterar algunas recomendaciones.

Excesos de fin de año

El periodo de fin de año se presta para que las personas se excedan en la comida, las bebidas alcohólicas y la rumba, al tiempo que se desordenan las jornadas de trabajo.

La palabra diciembre parece ser el campanazo para romper las reglas, darse algunas licencias y permitirse todos los excesos, con el fin de pasarla bien y compensar el agite de los once meses anteriores.

Simplemente es normal aligerar las cargas en el trabajo, trasgredir horarios del sueño, adquirir cosas que no se necesitan, disfrazar la casa con luces y colores y aplazar la angustia hasta después del 6 de enero. En esta época, todo nos parece válido.

El problema es que por estas ligerezas se deslizan excesos que pueden poner en riesgo el bienestar propio y el del entorno cercano. Aquí se incluyen desbordes con la comida, con el licor, con la rumba, con las celebraciones y las jornadas de trabajo, entre otras.

Lamentablemente –por no ponerles freno a tiempo a algunas de ellas–, este agitado ritmo de fin de año puede generar consecuencias. Y si bien algunas pueden ser manejables, otras como en el caso de los accidentes, desafortunadamente no.

De ahí que en el inicio de estas festividades no sobra tener en cuenta las siguientes recomendaciones.

¿Qué hacer y qué NO hacer en la fiesta de fin de año de su empresa?

Comilonas

Carnes, dulces, turrones, salsas, panes, postres, tortas. Imposible resistirse en esta época. Lo malo es que en la pendiente que se inicia en enero, los efectos de consumirlos se convierten en resentimientos, ayunos forzosos y malas prácticas a la hora de ponerse a dieta. Así que frente a las viandas navideñas, es mandatorio, al menos, seguir estos consejos

-No llegue con el estómago vacío. Antes de una comida o una cena navideña, procure consumir alguna fruta o un yogur descremado. El objetivo es aprovechar los efectos saciantes para evitar que se quiera devorar todos los platos.

-Ojo con las harinas. Aunque es complicado, en la medida de lo posible limite el consumo de pan y otras harinas. Una porción es suficiente.

-Equilibrio. Aunque los dulces aparezcan por todo lado, si va a consumir postre, tiene que aligerar los primeros platos. Esto no suena bien, pero es necesario.

-No bebidas azucaradas. Ojalá no sea solo en Navidad, evítelas siempre. Bajo esta denominación caben refrescos, jugos, gaseosas, tés y toda bebida que contenga azúcar libre.

-Pocas grasas. Aunque las grasas animales están por doquier, modere su consumo. No hay razón para excederse en porciones o en combinaciones de ellas.

-No repita. Por nada del mundo vuelva a llenar los platos en una misma comida, y menos vaya a una comida similar en el día. De paso, aléjese de las mesas donde esté la comida. Siéntese a comer.

-Por último. Recuerde que si bien está en Navidad, cinco comidas pequeñas al día son la norma.

Trago con moderación

Es claro que en la mayoría de las celebraciones está presente el alcohol. Y, aunque sea una costumbre que si bien no se pueda evitar, sí exige moderación. Y, antes de que el trago cumpla sus efectos, vale la pena revisar lo que sigue.

-Conozca sus límites. Si usted no es bebedor habitual, el fin de año no es la época para empezar a hacerlo. Lo ideal es no pasar de un brindis. Y, por qué no, hasta abstenerse.

-Planifique. No puede tomar en todas las fechas. Escoja los días en que lo pueda hacer. Es una recomendación muy maternal.

-Lentamente. No se trata de acabar la botella de un solo jalón o desocupar copas sin contemplación. Si la fiesta es larga, deje un buen espacio de tiempo entre una bebida y otra, sobre todo si se mezclan varios tipos de licor. No olvide que un trago, antes de media hora de haber consumido otro, es un tobogán hacia la ebriedad que daña cualquier celebración.

-Nunca beba sin antes haber comido. Y si bien los aperitivos pueden romper esta regla, nunca pasan de una copa, así que tranquilo. No mezcle. Evite al máximo combinar licores, sobre todo si usted no es un tomador habitual. Las consecuencias pueden ser lamentables.

-Conciencia. Tenga siempre presente que así sea moderado, el consumo de licor implica riesgos. No olvide esto, antes de la primera copa.

-Aprenda a decir no. Si no quiere tomar, manifiéstelo abiertamente, y si ya llegó a su límite, dígale no a esa copa que puede ser la diferencia entre un buen momento y un pésimo rato. No ceda.

-Por nada del mundo. No conduzca ningún tipo de vehículo si ha tomado por lo menos una copa. No se confíe. Tampoco permita que otros lo hagan.

-No hay tregua. En caso de alguna enfermedad, restricción o recomendación médica, estas no se pueden pasar por alto en estas épocas. La diabetes, hipertensión, colesterol alto, gota exigen negarse a consumir algunos alimentos. Y la Navidad no da ninguna licencia.

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Tiempo para descansar

La rumba no debe desbordarlo. Si no duerme o no completa sus períodos de descanso, puede ser muy dañino para su cuerpo. Así que:

-Duerma. Dese un tiempo mínimo para descansar después de una fiesta si luego tiene que trabajar. No hacerlo genera problemas muy serios e ineficiencia en el trabajo. Piense en eso.

-Planee. Escoja bien las celebraciones a las que vaya a asistir sin que afecten sus jornadas de trabajo. Tenga claro que no puede ir a todas si no está en vacaciones. Lo mandado no es solo rumbear.

-Si va a salir de viaje, sobre todo por carretera y usted es el conductor, descanse bien antes de tomar camino. No hacerlo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Si ya en la ruta siente algo de cansancio, pare, duerma y espere a recuperarse antes de continuar.

 

Fuentes: Nohora Bayona, nutricionista Universidad Nacional, Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, Sociedad Española de Nutrición y Dietética.