La edificación destinada a mujeres que viven lejos y tienen a sus hijos en Neonatología se encuentra en plena construcción.
La centralización de la maternidad de todo el Valle de Uco en el hospital Antonio Scaravelli trajo beneficios, como la calidad de los cuidados que recibe el niño al nacer, pero también complicaciones.
El servicio de Tunuyán hoy debe hacer frente a una demanda récord y las mamás que vienen de lejos tienen serios inconvenientes para mantenerse cerca del hospital, mientras esperan para dar a luz o cuidan a sus bebés en Neonatología.
El modo de “acortar distancias” al que apuesta el Scaravelli es con la construcción de un ‘albergue materno infantil’. El sitio está pensado para las madres que vienen de Tupungato, San Carlos o de los distritos alejados de Tunuyán y que no tienen necesidad de internación, pero sí de ser controladas de cerca por lo profesionales del nosocomio.
Los obreros ya trabajan en el reacondicionamiento de unas instalaciones, ubicadas en el mismo predio del Scaravelli, en la villa cabecera de Tunuyán. El albergue funcionará en parte de la construcción, donde hoy funciona la sede del Cuerpo Médico Forense del Valle de Uco.
“Nos han cedido la mitad del edificio, que está cerca del hospital. La idea es que este servicio del Poder Judicial en dos años se traslade a otro lugar”, señaló Luis López, gerente asistencial. El funcionario comentó que el albergue contará con dos habitaciones, baños y una cocina y un comedor amplios y totalmente equipados, para que las mujeres puedan cocinar o “sentirse allí como en su casa”.
López consignó que están trabajando para que el albergue esté habilitado y funcionando en menos de un mes. “No significará grandes costos de inversión para el Estado. El edificio pertenece al hospital y hace años que se ha vencido el convenio de uso del Cuerpo Forense. Por lo demás, la remodelación no es muy cara”, explicó el gerente.
“Nos hace mucha falta, para poder tener a las mamás más controladas. El 60 por ciento de las pacientes que atendemos vienen de otros departamentos, también recibimos a otras de sitios alejados de Tunuyán, y no siempre cuentan un sistema de transporte eficaz. Esto nos permitirá tenerlas cerca y que ellas accedan fácilmente a la guardia”, explicó Luciana Sangalli, la jefa del servicio de Maternidad del Scaravelli.
Los doctores señalaron que reciben a futuras mamás con patologías -como diabetes, obesidad o hipertensión- que necesitan un control permanente. También, este ‘hogar’ es importante para las puerperias, que deben dar de mamar a sus bebés en Neo y que hoy ocupan camas bajo la figura de ‘internación conjunta’.
Uno de los objetivos centrales de esta iniciativa es poder dar respuesta a las parturientas que llegan a guardia con su trabajo de parto iniciado, pero que no saben cuánto durará. “Es muy complejo tomar la decisión. Por ahí, viene una mamá con pocos grados de dilatación y la dejás internada para controlarla, pero pasa dos días ocupando una cama, que generalmente nos faltan”, opinó una obstetra del hospital.
“Es positivo que se le dé comodidad y mejoras en la atención a las pacientes, pero esto implica seguir apostando todo a Tunuyán. Así, los hospitales de la periferia funcionan como meros centros de salud y los han dejado casi sin herramientas para responder a partos de emergencia”, sostuvo una mujer que trabajó toda su vida como enfermera en el Scaravelli y General Las Heras de Tupungato.
Que la Maternidad del Scaravelli sea la única del Valle de Uco hace tiempo que genera resquemor en las comunas más desfavorecidas. Al respecto, López sostuvo que “darle seguridad al recién nacido y cuidados con equipos altamente capacitados es la mejor manera de entender la equidad del servicio. Por ello, esta iniciativa busca generar igualdad en la región, que todos puedan acceder a la misma calidad de atención”, agregó.
El hospital Scaravelli pasó de registrar 1100 nacimientos por año, hace una década, a la actualidad con 1900. La cantidad de partos que se realizan en el lugar aumentó entre un 30 y un 40 % en los últimos cinco años.
Fuente: Los Andes por Gisela Manoni