Así lo informaron desde el Área de la Mujer de ese departamento.
En Argentina la cifra por casos de violencia de género y femicidios se incrementa cada vez más, tal es así que desde el 1 de enero hasta la actualidad, 33 mujeres han sido asesinadas.
El Valle de Uco no está exento de esta problemática, por tal motivo El Cuco Digital decidió tomar comunicación con Érica Bordón, jefa del Área de la Mujer de San Carlos, quien informó que en lo que va del 2019 ya han recibido 35 denuncias.
«Los casos se incrementan y se suman nuevas situaciones que ya venían del año pasado”, comentó la funcionaria, y agregó: “muchas de ellas siguen solicitando contención debido a las secuelas que deja la violencia”.
“A nivel familiar, psicológico y económico, el Área de Género y Diversidad dependiente de la Secretaria de Desarrollo Social, cuenta con servicios de: apoyo psicológico a través de un grupo de empoderamiento de mujeres; servicio de asesoramiento legal y un equipo técnico compuesto por tres referentes zonales. Todos a cargo de mi coordinación. Trabajamos en forma articulada y en red con otras áreas municipales como niñez y adolescencia, discapacidad, nutrición, emergencia social, etc. A demás de un trabajo en red con las instituciones como salud, educación, OAL, fiscalías, asistencia a víctimas. Son muchas las ayudas que tienen acá en la Municipalidad de San Carlos las mujeres y las invitamos a todas las que están atravesando situaciones difíciles a venir” expresó la jefa del Área de la Mujer.
Por último, la funcionaria concluyó mencionando que es importante afrontar el miedo, buscar ayuda, contención y refugio.
Mucho más que números.
Lo que va del año ya han muerto 33 mujeres asesinadas. Detrás de cada caso hay una historia de violencia y abuso. Las cifras alarmantes muestran que más allá de la transformación social que hace que las mujeres levanten la voz para denunciar, faltan políticas públicas y presupuesto para prevenir
“Son cifras alarmantes y un año que empieza difícil. Por un lado hay un movimiento de transformación social en el cual las mujeres decimos que no toleramos la violencia, que no estamos dispuestas a agachar la cabeza, que llego la hora de que nadie pueda levantarnos la mano. Sin embargo, la violencia persiste. Falta que el Estado se haga cargo de que esta transformación cultural se traduzca en hechos concretos, en políticas con un presupuesto acorde y no $11 pesos por mujer, por año, como sucede actualmente”, objeta la diputada nacional Lucila De Ponti, del Movimiento Evita.
Mientras que, entre enero y el 31 de octubre del 2018, se registraron 225 femicidios y 29 femicidios vinculados de hombres y niños (porque intentaron defenderlas o porque su muerte fue la forma de dañar a una mujer) y 250 hijas e hijos (67 por ciento menores de edad) se quedaron sin madre, según el Observatorios de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, coordinado por La Casa del Encuentro.
¿Cómo se pueden evitar los femicidios?
La ex diputada y abogada María Elena Barbagelata reclama: “Hay que implementar la Educación Sexual Integral (ESI) para prevenir la violencia de género. Pero, además, tomar mayores medidas de protección en los procesos que sean rápidas y efectivas y tengan seguimiento de las autoridades. Hoy, todavía, las mujeres víctimas de violencia tienen que llevar en persona las órdenes judiciales de no acercamiento. No hay apoyo, ni medidas de políticas públicas que las apoyen para buscar soluciones mientras ellas, a veces, tienen que reiterar, diecisiete veces, las denuncias”.
La idea de inseguridad que se promueve como botón de pánico social en donde se desconfía del otro y se sube la vara del linchamiento, la represión y el gatillo fácil se quiere trasladar a la violencia de género. Pero la salida no es por esa puerta según la docente Laurana Malacalza Coordinadora del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires. Ella remarca: “Hasta el momento el paradigma en el que se han sustentado las políticas públicas por parte del Estado Nacional y reproducida por los Estados provinciales se concentra en la atención judicial y policial de los casos con muchas deficiencias. Es un paradigma seguritario que aborda los casos de manera individual y desarticulada por parte de las distintas agencias del Estado y eso se muestra en la cantidad de femicidios en donde las mujeres denunciaron y le pidieron ayuda al Estado y el Estado no las protegió. Pero, además, se fomenta la sobreburocratización y una enorme cantidad de instancias que las mujeres deben recorrer sin que eso sirva para protegerlas. Además se piensan medidas de un paradigma seguritario como botón antipánico, tobilleras magnéticas para agresores y app para hacer denuncias y este paradigma ha dado muestra de su fracaso ante cada uno de los femicidios”.
Un ejemplo de como la burocracia es cómplice de muerte es el femicidio múltiple ocurrido el 15 de noviembre, en Colón, Entre Ríos. Leonardo Andrés Ayala asesinó a Delia Guerrero, su ex pareja, sus dos hijos (Josefina y Patricio) y un amigo de la mujer (Ramón Lagneaux) y, después, se suicido, con un arma 9 milímetros. El femicida tenía una medida de restricción pedida por la fiscal por el abuso sexual de su hija de dos años, pero el Juez no había aceptado la sugerencia de pedir su captura. Este tipo de casos son catalogados por La Casa del Encuentro como femicidios vinculados porque la finalidad del asesino es matar, castigar o destruir psíquicamente a la mujer sobre la cual ejerce la dominación (y a la cual considera de su propiedad) y, con ese objetivo, asesina a personas que intentan impedir el femicidio o con vínculo familiar o afectivo con la mujer. La justicia no creyó que Ayala era capaz de abusar de su hija de dos años y termino matando a la nena y toda la familia.
“El miedo y la violencia se han convertido en parte del proyecto de gobernabilidad de los gobiernos neoliberales”, destaca Malacalza. Por eso, no se trata de medidas mágicas o represivas lo que se propone sino las relaciones comunitarias y los espacios colectivos que construyan mayor seguridad al estar con otras.
(Fuente: Página 12)