Por Marcela Hinojosa
A las que parieron hijos o volcaron su maternidad en sobrinos, alumnos o vecinos
A las mujeres promiscuas (si fuesen hombres serían “ganadoras”)
A las mojigatas, abnegadas y sufridas, por su entrega a los demás
A las egoístas, que encontraron el secreto de los hombres
A las Patricias, que pueden con todo, con el taco aguja altísimo llegan donde pocos hombres, cosechan, siembran y hasta comen bombones
A las que no temen usar un consolador en lugar de mendigar cariño
A las monjas, de las que nunca escuché que abusaran de niños
A las esposas de… porque sin ellas ningún hombre sería lo que es
A las amantes de… porque sin ellas ningún hombre sería lo que es
A las que soportan acosos porque necesitan el trabajo, hasta que cobran valor y denuncian al sinvergüenza
A las que dieron hijos para las guerras que, en general inventan los hombres
A las rurales, que trabajan en la tierra, y cuando vuelven a sus casas, atienden a sus hijos, lavan su ropa, sacan cuentas, amasan el pan, riegan el patio, y dan amor y sexo a sus maridos y amantes
A Evita, que nos hizo votar
A Cristina, que lo aclaró en público: “una mujer tiene que demostrar doblemente que es capaz, solo por ser mujer”
A los que no quieren aborto igualitario, para que pidan la penalización del dueño del esperma
A las cervezas de publicidades estúpidas que pintan mujeres tontas o huecas, como si un tipo lleno de cerveza no fuera patético
A las que miran novelas y sueñan que hacen el amor con Darthés, como compensación del bofe
A las que les gusta el fútbol, pero que nunca causan incidentes ni desmanes en las canchas
A Talía, que tiene menos costillas que Adán, una cinturita de avispa y factura fortunas
A las lesbianas, que entienden que los hombres solo son para continuar la especie
A las hetero, que de vez en cuando los aprovechan y los disfrutan
A las esposas, para que se aseguren que todo son bienes gananciales
A las separadas, para que dejen de buscar un hombre y busquen un amigo
A las viudas, alegres o tristes, porque siguen estando
A los que dicen que no hay diferencias: pregúntele cuánto le cuesta a abrirse camino a una mujer, cuánto más si es una mujer pobre.
En el Día de la Mujer quiero recordar
A las mujeres que tuvieron que morir para que se conmemore un día
A las que crían hijos con o sin hombre
A la viuda de Oesterheld
A las que murieron por ser bellas acusadas de brujería
A las más de 300 que mueren en el país por violencia doméstica
A las que sufren esclavitud y explotación
A las que dan amor, las que dan sexo, las que cuidan enfermos.
Brindo por el trabajo sensible, la fuerza de la leona parida, la pasión por la vida. Brindo por el sexo fuerte. Por nosotras mujeres del Valle.