Ante la próxima festividad de Semana Santa, en la que se incrementa el consumo de pescado, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) recuerda a consumidores, comerciantes y transportistas de este producto, algunas pautas a tener en cuenta con el fin de evitar su manipulación inadecuada que derive en intoxicaciones de quienes lo ingieran.
En tal sentido los consumidores deberán tener en cuenta lo siguiente:
- Adquirir los productos de la pesca en los comercios; nunca en la vía pública.
- No comprar productos de “elaboración casera y/o artesanal”, que no estén debidamente registrados y autorizados.
- Adquirir productos de la pesca que tengan agradable aroma a mar. Los filetes deben ser firmes al tacto.
- El pescado enfriado debe tener: las branquias rojas, las escamas bien adheridas al cuerpo y brillantes, y su carne debe ser firme, que no ceda a la presión del dedo.
- El pescado fresco puede conservarse de 1 a 2 días en heladera y hasta tres meses en freezer.
- Los ojos del pescado fresco entero deben ser brillantes. La presencia de opacidad o su hundimiento es índice de deterioro.
- Los productos congelados deben conservarse en freezers (–18º C). En caso de carecer de ellos, guardarlos en el congelador y consumirlos en el día.
- Evitar descongelar y volver a congelar los pescados y mariscos. Al descongelarlos no hacerlo a temperatura ambiente y una vez preparados, consumirlos lo antes posible.
- Los crustáceos menores, como camarones y langostinos, se comercializan muertos y pueden presentar un color amarronado-violáceo traslúcido en caso de estar crudos o un rojo intenso cuando se los vende cocidos, pero en ningún caso debe presentar manchas negras, olor desagradable o desprendimiento entre cabeza y tronco, todos estos son signos de deterioro.
- Los calamares deben presentar una piel lisa, suave y húmeda sin manchas sanguinolentas o extrañas a la especie, sus ojos deben ser vivos brillantes y salientes y su musculatura consistente y elástica.
- En caso de pesca propia, verificar con la autoridad sanitaria local la seguridad de la captura en el área. Consérvarlos en hielo durante la pesca y el transporte.
- Es preferible consumir los pescados bien cocidos especialmente en individuos más susceptibles (mujeres embarazadas, niños, ancianos e inmunosuprimidos).
- Al adquirir mejillones enteros frescos u otros moluscos bivalvos, deben estar “vivos”, lo que se comprueba porque las valvas se encuentran cerradas. Si están abiertas, comprobar si con un leve golpe se cierran.
- Las pencas de bacalao salado deben tener aspecto seco y no presentar puntos rojos o negros en su superficie, pues esto indica que han sido atacados por hongos.
- Las latas de conserva de productos pesqueros, al igual que otros enlatados, no deben presentar abolladuras, ni estar hinchadas, ni oxidadas. Verificar rótulos, procedencia y fecha de vencimiento.
En tanto que los transportistas, deben:
- Mantener la cadena de frío y actualizar su registro para el transporte de productos alimenticios.
- Transportar los productos en condiciones adecuadas de embalaje y en los casos que corresponda, con abundante hielo en escamas.
- Tener en su poder toda la documentación obligatoria y correspondiente: certificados de amparo sanitario expedidos por el Senasa, y/o la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires (para los productos adquiridos allí) y/o guías de tránsito extendidas por autoridades provinciales.
- Recordar que los moluscos bivalvos (mejillones, vieiras, cholgas, etc.) deben incluir en el Certificado Sanitario del Senasa, el número del análisis que se le realizara, donde consta que el producto es apto, en relación con la “Toxina Paralizante de los Moluscos”.
Por último, los comerciantes de productos pesqueros deben:
- Mantener las temperaturas de cámaras y freezers dentro de los niveles exigidos.
- Que los pescados y mariscos en exposición y en estado fresco, cuenten con abundante hielo en escamas.
- Mantener permanentemente la higiene del local.
- Exigir los correspondientes certificados de Amparo Sanitario de pescados y mariscos, extendidos por el Senasa, y/o el Mercado Central de Buenos Aires (para los productos adquiridos allí), donde conste su local como destino final y tenerlos siempre a disposición.