Ni Margaret Thatcher había llegado a tanto: el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, no sólo negó que la ocupación inglesa de las islas Malvinas sea un resabio del colonialismo que ese país ejerció a lo largo y ancho del globo durante varios siglos, sino que sostuvo que “lo que los argentinos han estado diciendo recientemente es mucho más colonialismo, porque esta gente quiere seguir siendo británica y los argentinos quieren que ellos hagan otra cosa”, en referencia a los reclamos de Buenos Aires para retomar negociaciones sobre la soberanía del archipiélago. Además anunció la convocatoria al Consejo de Seguridad Nacional para abordar la cuestión.
La respuesta no se hizo esperar. El vicepresidente Amado Boudou, a cargo del Poder Ejecutivo por licencia de Cristina Fernández de Kirchner, calificó el episodio como “un exabrupto torpe, ignorante, de ignorar la realidad histórica”, en tanto que el canciller Héctor Timerman, de viaje por Centroamérica atribuyó las declaraciones de Cameron a una “debilidad” de la postura inglesa ante la avanzada argentina, que obtiene cada vez más reconocimiento internacional. “Llama la atención que Gran Bretaña hable de colonialismo cuando es un país sinónimo de colonialismo”, agregó el ministro de Relaciones Exteriores, que además ratificó el compromiso argentino con la vía pacífica de resolver el diferendo.
Un mensaje fuerte
Todo comenzó con una pregunta. David Cameron había asistido a su sesión semanal en la Cámara de los Comunes (la Cámara baja del Parlamento británico), donde fue consultado por la medida que tomó en diciembre el Mercosur, a la que luego adhirió Chile, de no permitir que los barcos con bandera de Malvinas reposten en puertos de la región. El primer ministro aseguró que quería enviar un “mensaje fuerte” sobre la cuestión. “Yo diría que lo que los argentinos han estado diciendo recientemente es mucho más colonialismo, porque esta gente quiere seguir siendo británica y los argentinos quieren que ellos hagan otra cosa”, argumentó Cameron.
“Estoy decidido a que nos aseguremos de que nuestras defensas y todo lo demás esté en orden”, sostuvo, anunciando la convocatoria al máximo órgano de Defensa del Reino Unido, el Consejo de Seguridad Nacional, para tratar el tema. “Creo que es muy importante que conmemoremos la guerra de las Falklands en este año del 30º aniversario y recordemos a todos los que sirvieron y lucharon tan duramente, y los que dieron sus vidas y no volvieron a casa –agregó–. Pero el punto absolutamente vital es que tenemos claro que el futuro de las islas Falkland es un asunto para la propia población, y mientras quieran seguir siendo parte del Reino Unido y ser británicos deben poder hacerlo. Punto final, fin de la historia.”
“Falacia o exabrupto”
Las palabras dichas en Londres rebotaron pronto en Buenos Aires, y también en El Salvador, donde el canciller Timerman hacía una escala de su gira. El ministro de Relaciones Exteriores fue el primero en salir al cruce de las declaraciones de Cameron: “Llama la atención que Gran Bretaña hable de colonialismo cuando es un país sinónimo de colonialismo –contraatacó–. Llama la atención también que Gran Bretaña acuse a un país como la Argentina, que es víctima de una situación colonial como lo han expresado las Naciones Unidas al definir a Malvinas como una cuestión de soberanía y colonialismo”.
Amado Boudou recogió el guante. El vicepresidente abandonó el perfil bajo y contestó sin cassette al primer ministro inglés: “Realmente es muy triste tener que escuchar esta falacia, este exabrupto, porque como mínimo es una falacia histórica lo que Cameron ha dicho respecto del colonialismo”, retrucó.
“Es un exabrupto que llama mucho la atención y que está afuera de cualquier análisis razonable. Todo el mundo sabe lo que ha significado Gran Bretaña respecto del colonialismo durante siglos y todavía hay en todos los continentes señales de sus consecuencias y de lo que significó como sistema de producción extractivo y el no cuidado de las poblaciones”, agregó el ex ministro de Economía, que recordó que incluso “la Argentina nació en su pelea contra el colonialismo”.
Más temprano había sido el turno del ministro del Interior, Florencio Randazzo, que cuando fue consultado por la prensa calificó como “absolutamente ofensivos” los dichos de Cameron. El funcionario ratificó que el gobierno argentino “aspira a que se respete la resolución de las Naciones Unidas avalada por la mayoría de los países del mundo” y que el Reino Unido “se siente de una vez a discutir la soberanía de Malvinas” y las islas del Atlántico Sur. “Para nosotros no hay discusión: las Malvinas son argentinas”, concluyó.
Aunque la disputa por el archipiélago se remonta a su ocupación militar por parte de Inglaterra en 1833 (los habitantes son colonos ingleses, motivo por el cual el principio de libre determinación de los pueblos que argumenta Londres no es válido en este caso, ya que no se trata de población nativa), en las últimas semanas el asunto alcanzó su punto más álgido desde la guerra que desató en 1982 el dictador Leopoldo Galtieri. La iniciativa argentina para evitar que atraquen en los puertos del Mercosur barcos con bandera de Malvinas y el apoyo que cosechó a nivel regional han provocado que el gobierno inglés muestre sus cartas: la de ayer ha sido la segunda vez en menos de un mes que Cameron reafirmó la voluntad de Gran Bretaña de defender la ocupación del archipiélago, un tema que a los habitantes del número 10 de la calle Downing, desde Thatcher hasta aquí, no les había causado muchos problemas.
Fuente: Página 12