La información fue publicada en un diario provincial. La periodista Gisela Manoni realizó una excelente nota contando la historia del hogar de niños y la dificil situación por la que atraviesa. A continuación la nota publicada en el diario provincial.
San Carlos: un hogar de niños está a punto de ser desalojado
Cunita del Sol está cumpliendo 20 años, pertenece a una ONG y el edificio en el que funciona es prestado. Allí viven niños judicializados que ahora pueden quedar en la calle.
La ansiedad supera a Manuel (nombre ficticio), que no ve la hora de empezar primer grado. De sonrisa ancha, cuenta que tiene la mochila lista y sale corriendo hacia el columpio. Hace más de un año, la Justicia consideró que no podía seguir viviendo con su mamá y lo derivó a esta casita de San Carlos. Todavía le cuesta ver partir a su madre tras las visitas, pero ya se permite aceptar el afecto y los cuidados de sus “tías” (voluntarias) y de la “tía sico”, como él llama a la psicóloga Carolina.
Como él, cientos de chicos y chicas del Valle de Uco -separados temporalmente de sus familias porque sufrían la vulneración de algún derecho- encontraron en estas sencillas paredes de Eugenio Bustos lo más parecido al calor de un hogar.
Allí aprendieron a dejar los pañales, el chupete, los malos hábitos y el rencor por la vida. Descubrieron la alegría de compartir un plato caliente, una jornada organizada, un límite puesto a tiempo y unas manos que les tendieran un abrigo, les secaran el llanto o los sostuvieran en las tormentas.
El hogar Cunita del Sol cumple 20 años. Lo mejor es que nació y se sostuvo gracias a la solidaridad de un grupo de sancarlinos empeñados en no quedarse de brazos cruzados ante la problemática de la niñez de su departamento. Después -sin haberlo planeado- terminaron siendo una respuesta concreta a casos de todo el Valle de Uco.
Para quien trabaja día a día con realidades difíciles, las cifras suelen resultar algo incómodas, sino vacías. Pero puestos a detallar, los miembros de la asociación civil Ganas (Grupo Ayuda Niñez y Adolescencia Sancarlina) reconocen que han recibido hasta 150 chicos por año. Ellos prefieren registrarlos como los rostros agradecidos que vuelven a saludarlos o a contarles “cómo les está yendo en la vida”.
“Siempre ha sido un lugar de mucha luz”, comenta Patricia Funes, presidenta de la asociación, “aunque también hemos tenido nuestras nubecitas… todo fue parte del aprendizaje”. Esta maestra recuerda los días convulsionados de la primera etapa cuando recibía llamados “a cualquier hora de día o de noche” porque se había escapado un adolescente, debían mediar en disputas hogareñas o responder a demandas o denuncias de las familias asistidas.
Paradójicamente, en el último tiempo, cuando todos aplauden el haber logrado “una casa en calma”, deben enfrentar tormentas externas. Es que la unión vecinal de Eugenio Bustos, que le prestó el edificio durante estos 20 años, les envió días atrás una orden de desalojo y aún no tienen sitio donde mudarse (ver aparte). A esto se suma la incertidumbre de no saber qué acciones tomará la nueva gestión provincial con los hogares en manos de asociaciones, un tema que está en evaluación.
“Siempre hemos entendido nuestra tarea como de gestión asociada. Es la comunidad de San Carlos la que acepta hacerse cargo de sus hijos más desfavorecidos. Si no es así, esto pierde sentido”, agrega Patricia, quien no puede ocultar su dolor e impotencia ante el estado de vulnerabilidad del proyecto.
Historia de amor
Como todos los milagros, la asociación Ganas nació cuando un grupo de sancarlinos decidió no quedarse al margen y hacerse parte del dolor ajeno. Eran maestros, jueces y vecinos que buscaban ayudar a niños, niñas y adolescentes en situación de riesgo.
“Se comenzó con distintas líneas de acción: talleres para padres, familias cuidadoras, medios de comunicación, huertas comunitarias… La urgencia de un hogar saltó a poco andar”, cuenta Carolina Pérez, psicóloga. Todos destacan el apoyo local, “familias que traen mercaderías, nos arreglan cosas o vienen a comer los domingos”.
Estaba la voluntad y habían distintas sedes propuestas. Oscar Aguilar, actual secretario, había sido alojado en este hogar por el ex intendente Natalio Firpo, cuando todavía era un olvidado depósito municipal. “Ahí le echamos el ojo, se lo pedimos a la unión vecinal de Eugenio Bustos y una congregación de monjas de La Consulta nos dio 2 mil dólares para reacondicionarlo”, cuenta Oscar.
Aún no terminaban, cuando pasó una mujer con dos hijos y sin casa. “Preguntó si teníamos un lugar donde refugiarlos. ‘Pasen es para ustedes’, le dijimos”, recuerdan. Como este sitio, sobre la ruta 40 tiene una inmejorable vista de la cordillera, lo iban a llamar “Atardeceres”. Alguien dijo que era más para geriátrico, entonces quedó “Cunita del Sol”.
Cristina Puscara -coordinadora de las seis “tías”- recuerda cuando no tenían gas y debían hacer fuego para cocinar o para bañar a los niños. Las mueve la vocación, pues recién ahora perciben un pago mínimo y muchas lo hacen a desgano de su familia.
El hogar tiene una lista de socios que pagan una cuota mínima y también reciben ayuda del municipio. Sin embargo, su ingreso estable es el subsidio otorgado por la Dinaf y este organismo hoy está evaluando las cuentas y continuidad de estos hogares.
Un futuro incierto
Cunita del Sol es el único hogar del Valle de Uco mixto, que puede trabajar con hermanos de 0 a 17 años y que recibe a las mamás.
En virtud de la capacidad edilicia y los pocos recursos, la Dinaf les aceptó bajar el cupo estable de 15 a 10 chicos. Desde junio de 2015, la Provincia le retuvo buena parte de las partidas y el hogar se vio obligado a quedarse sólo con los cuatro niños que ya tenía.
Hoy, esa decisión parece jugarles en contra. “No podemos hacernos cargo de más criaturas si no tenemos cómo asegurarle el sustento”, apuntan.
A la situación administrativa se suma la orden de desalojo que les da 60 días para irse a otro sitio. “Agradecemos la generosidad de la unión vecinal en estos 20 años, pero nos achacan el no haber levantado ni una pared. Entonces, ¿el trabajo social que hicimos no tiene ningún mérito?”, se preguntan.
La asociación recibió un lote donado por la Municipalidad, pero un serio problema con el tendido eléctrico le impide construir allí. Aldo Guersi, titular de Desarrollo Social de San Carlos, estuvo reunido con ellos y manifestó que además de lo que colaboran en alimentación están dispuestos a destrabar todos los trámites que impiden la construcción de un espacio propio.
Todo el que quiera colaborar con esta causa puede comunicarse al hogar: 02622 – 451435.
Fuente: Diario Los Andes