Cientos de militantes no dejaban que se fuera Alfredo Cornejo. Se sacó fotos y saludó a todo aquel que se le acercó.
El gobernador llegó a su departamento natal para festejar el feliz triunfo del radicalismo, aprovechó para sacarse fotos y charlar con cada uno que se le acercaba; aproximadamente estuvo una hora, y se fue rápidamente porque tenía la bendición de los frutos en Rivadavia.