> Calendario del Archivo de Noticias <

“El esfuerzo que todos los días deja panzas felices”: relato sobre la elemental función social de tres sancarlinas

WhatsApp
Facebook
Twitter
Imprimir

Por Camila Vieyra Di Silvestre

En el barrio El Esfuerzo de San Carlos, todos los días tres mujeres son las encargadas de saciar el hambre de niños, niñas y adolescentes que concurren al Comedor y Merendero “Rincón de Luz”. Desde hace ya más de siete años Viviana Sosa, Mariela Bustos y Lorena Bustos llevan a cabo una misión muy importante y significativa, la de alimentar pibas y pibes de su barrio que por diversos motivos deben recurrir a ser alimentados fuera de sus casas.

En dialogo con estas tres mujeres nos hemos adentrado a un mundo que mucha gente desconoce y que son cruciales y sustanciales las tareas que realizan y el amor que entregan en su labor. Quizás porque a veces no sabemos ver la realidad si no es a través de nuestra posición económica y no comprendemos que hay necesidades muy grandes de alimentación sobre todo en niños y niñas y que también ocurren en nuestro departamento.

No resulta casual que las emprendedoras de esta gran tarea sean mujeres, madres de familia que empatizan con la realidad de las familias vecinas y se comprometen a hacer rendir el alimento que les abastece el municipio para no dejar ninguna panza vacía. Que vienen sosteniendo este espacio con mucha vocación y amor ya que se sienten responsables con su comunidad por la trayectoria que tiene el comedor y merendero dentro del barrio. La función social que cumplen estas mujeres es tremendamente elemental.

Comedor y Merendero «Rincón de Luz», del barrio El Esfuerzo, San Carlos

Además de ser responsables diariamente del Comedor, también se organizan en ocasiones especiales, como Navidad y Día del Niño. Para esas fechas hacen actividades diferentes  con quienes asisten al comedor, como también con toda la gente del barrio que se prenda a colaborar. La idea es siempre hacer sonreír niñas y niños. Atendiendo a una de las necesidades más prioritarias del ser humano: alimentarse.

Viviana nos cuenta que por diversos motivos la necesidad y demanda del comedor ha ido creciendo, entre los factores están la crisis económica actual que ha empobrecido el bolsillo de sus vecinos, o que los mismos deban trabajar todo el día fuera de casa para poder sostener la familia. Recorriendo el barrio nos encontramos con esa realidad, casas donde niños y niñas se cuidan entre sí porque su madre y su padre están trabajando en alguna cosecha.

Son muchas las necesidades que se les presentan diariamente, desde hacer rendir más y mejor los alimentos con los que cuentan para asegurar las raciones de almuerzo y de mediatarde, a necesidades escolares o de contención. Por lo que cada vez que se pueda y que las disposiciones se presenten intentan impulsar talleres para niñas y niños y también para sus madres.  Por lo que está abierta a la comunidad la disposición de realizar actividades en el salón, desde talleres artísticos, de reciclaje o gimnasia, etc,  así como también está abierta la invitación a que equipos profesionales de salud se den una vuelta por  el barrio El Esfuerzo para conocer la realidad y colaboren desde su lugar de saber.