Por Camila Vieyra Di Silvestre
En el barrio El Esfuerzo de San Carlos, todos los días tres mujeres son las encargadas de saciar el hambre de niños, niñas y adolescentes que concurren al Comedor y Merendero “Rincón de Luz”. Desde hace ya más de siete años Viviana Sosa, Mariela Bustos y Lorena Bustos llevan a cabo una misión muy importante y significativa, la de alimentar pibas y pibes de su barrio que por diversos motivos deben recurrir a ser alimentados fuera de sus casas.
En dialogo con estas tres mujeres nos hemos adentrado a un mundo que mucha gente desconoce y que son cruciales y sustanciales las tareas que realizan y el amor que entregan en su labor. Quizás porque a veces no sabemos ver la realidad si no es a través de nuestra posición económica y no comprendemos que hay necesidades muy grandes de alimentación sobre todo en niños y niñas y que también ocurren en nuestro departamento.
No resulta casual que las emprendedoras de esta gran tarea sean mujeres, madres de familia que empatizan con la realidad de las familias vecinas y se comprometen a hacer rendir el alimento que les abastece el municipio para no dejar ninguna panza vacía. Que vienen sosteniendo este espacio con mucha vocación y amor ya que se sienten responsables con su comunidad por la trayectoria que tiene el comedor y merendero dentro del barrio. La función social que cumplen estas mujeres es tremendamente elemental.
Además de ser responsables diariamente del Comedor, también se organizan en ocasiones especiales, como Navidad y Día del Niño. Para esas fechas hacen actividades diferentes con quienes asisten al comedor, como también con toda la gente del barrio que se prenda a colaborar. La idea es siempre hacer sonreír niñas y niños. Atendiendo a una de las necesidades más prioritarias del ser humano: alimentarse.
Viviana nos cuenta que por diversos motivos la necesidad y demanda del comedor ha ido creciendo, entre los factores están la crisis económica actual que ha empobrecido el bolsillo de sus vecinos, o que los mismos deban trabajar todo el día fuera de casa para poder sostener la familia. Recorriendo el barrio nos encontramos con esa realidad, casas donde niños y niñas se cuidan entre sí porque su madre y su padre están trabajando en alguna cosecha.
Son muchas las necesidades que se les presentan diariamente, desde hacer rendir más y mejor los alimentos con los que cuentan para asegurar las raciones de almuerzo y de mediatarde, a necesidades escolares o de contención. Por lo que cada vez que se pueda y que las disposiciones se presenten intentan impulsar talleres para niñas y niños y también para sus madres. Por lo que está abierta a la comunidad la disposición de realizar actividades en el salón, desde talleres artísticos, de reciclaje o gimnasia, etc, así como también está abierta la invitación a que equipos profesionales de salud se den una vuelta por el barrio El Esfuerzo para conocer la realidad y colaboren desde su lugar de saber.