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EDITORIAL: «Si la vida no nos sonríe, por lo menos nos hace un guiño»

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Prácticamente concluimos un año. Y pese a todas las profecías apocalípticas aquí seguimos. Un exigente esperaría que la última editorial del año fuera brillante, descollara en un razonamiento profundo sobre un tema en particular o, sobre el balance del año que termina. La verdad es que, este fin de año a todos nos encuentra cansados y con pocas luces, pero cansados bien, no agobiados por pesares o pálidas propias de otras épocas, sino agotados por un arduo año de trabajo.

Seguramente que habrán columnistas en diferentes medios que se lucirán con sus alocuciones saturnales, algunos más optimistas, los más, ensañados en hacernos creer que la vida es tortuosa, mucho más para los que vivimos en el país que gobierna “esa mujer”

Más allá de ideologías personales, de intereses, de situaciones fortuitas, más o menos felices, lo bueno sería, por lo menos en este fin de año, despegarse de lo que dicen “otros” y evaluar sinceramente lo que nos pasó en este último tiempo. Seguramente, que quien vivió situaciones adversas, o sufrió malestares personales o sociales, preferirá no recordar demasiado y esperar que el nuevo año sea mejor.

Pero para el común de la gente que vive en este lugar en el mundo, la verdad es que si la vida no nos sonríe, por lo menos nos hace un guiño. Aún cuando la mayoría afirma que “todo es un desastre”, lo cierto es que muy pocas veces en la historia hemos estado como en este momento. Seguro que no todo es perfecto, que hay un montón de cosas que pueden dañarnos en menor o mayor medida, pero también hay otras que merecen ser disfrutadas y que, lamentablemente, por habernos contagiado de un espíritu quejoso y descontento no llegamos a valorar, apreciar y gustar. Y no hablo solamente de los favores de la vida, como los afectos o los logros, hablo también de un buen trabajo, salir de vacaciones, comprarse un auto o darse un gustito.

El fin de año y el comienzo del nuevo es buen momento no solo para comilonas y brindis, es ideal para decidirse a mirar el mundo, nuestro mundo, con agradecimiento y en colores. Aún cuando algún periodista famoso le diga que todo es un desastre, usted resístase, y elija ser usted mismo desde un lugar y un tiempo nuevo un poco más feliz.