Pareciera ser que la Argentina se encamina inevitablemente a una crisis económica. Según los últimos datos, dados a conocer por economistas en grandes medios de comunicación, la realidad económica del país es, cuando menos, difícil. Esta afirmación surge de una lectura más improvisada que sistemática de algunos diarios del orden provincial y nacional. Sin embargo, como alega una gran frase de la cultura nacional “el que se quema con leche, ve la vaca y llora”.
No se trata de hacer una crítica permanente a los medios de comunicación, sino más bien de reflexionar sobre la vida económica de nuestro país; desde ese lugar, es por lo menos “permitible” dudar de la supuesta “crisis” de la economía argentina.
Este escrito pretende poner en duda dos cosas: en primer lugar la supuesta crisis económica, y en segundo lugar, el rol de los medios de comunicación en cuanto al manejo de la información, y cómo, desde una supuesta ingenuidad encuestadora, instalan sensaciones o percepciones de la realidad.
En cierto sentido, la idea de crisis económica está dada a partir de cierta complejidad desarrollada en la economía. Producto de algunas razones internacionales, como por ejemplo las contracciones económicas sufrida en el principal socio comercial, Brasil, el conflicto con los fondos buitres, la crisis en los países centrales, entre otros, dan un marco en el cual la Argentina, no permanece aislada y sufre ciertas consecuencias en su desarrollo económico.
Ahora bien, ¿atravesar ciertas dificultades da el marco justo para hablar de crisis? Es bueno recordar los años 2008-2009 y la crisis internacional provocada a partir de la burbuja financiera y la caída de Lemans Brother; ciertamente la Argentina atravesó estos años con algunas dificultades: baja de uno o dos puntos en sus índices de empleo, contracción del crecimiento, una balanza comercial casi a raya, entre otros indicadores, marcaron que el país atravesaba una situación de dificultad. Sin embargo, la creación de medidas contracíclicas, es decir de fortalecimiento de la economía a partir de la inyección de recursos por parte del Estado, fortaleciendo el mercado interno, dieron como resultado que el país no cayera en recesión, y mucho menos en crisis.
¿Qué sucede hoy? La Argentina atraviesa una situación similar, pero esta vez, (a diferencia de los años anteriores), además de las medidas contracíclicas para alentar el desarrollo económico, el gobierno cuenta con más elementos para hacer frente a esta situación compleja. La estatización del sistema previsional, sumado a la nacionalización de la mayor empresa radicada en la Argentina, como es YPF, otorgan al Estado una mayor capacidad de acción frente a cualquier situación de desajuste de la economía. ¿Qué significa esto? Básicamente que no hay crisis, solo hay una situación de dificultad, que en términos de la economía real, no generará demasiados desajustes, es decir, tu bolsillo y el mío, están a salvo.
¿Qué dicen los medios? En términos de editorializar las opiniones, nada. Solo se remiten a exponer informes de consultoras privadas y opiniones de economistas que tienden a graficar una supuesta crisis. Lo más preocupante radica en que, por medio de encuestas intentan fomentar una sensación de inseguridad en los ciudadanos en cuanto a lo económico. “¿Tenés miedo de perder el trabajo, si, no?” “¿conocés a alguien que perdió el trabajo?” son algunas de las preguntas, que a modo de encuesta se consulta a los lectores. Ahora bien, ¿Quién no tiene miedo a perder el trabajo? O ¿Quién no conoce a alguien que quedó desempleado en algún momento? Ciertamente, todos en alguna ocasión atravesamos por estos cuestionamientos, pero en este momento, la realidad es que el problema en la Argentina no es el desempleo, no vivimos en la década de los 90 o en el 2001 cuando cientos de miles de argentinos perdían su trabajo. Por lo tanto, y periodísticamente, no habría necesidad de hacer este tipo de preguntas a los ciudadanos: solo la intención de, efectivamente generar una sensación de inseguridad sobre el empleo, justifican estas encuestas. Para decirlo de otro modo, la Argentina tiene un desempleo por debajo de los dos dígitos; el problema real en cuanto al empleo, es que un gran número de trabajadores no se encuentran registrados, es decir que trabajan en negro.
Entendiendo que no hay verdades absolutas ni reveladas, y asumiendo que la realidad social y económica es cambiante y dinámica, siempre es saludable dudar sobre ciertas afirmaciones que son vertidas por los opinólogos. En esa línea, también es sano, por lo menos sospechar sobre lo que en ciertas ocasiones nos preguntan, porque detrás de algunos interrogantes también hay afirmaciones camufladas, que pretenden inducir a alguna percepción errada. Hoy la Argentina atraviesa dificultades, pero si de algo podemos estar seguros es que no hay crisis. Seguramente todos sabemos de esto y recordamos verdaderas crisis: cuando se cerraban negocios en el pueblo, se rebajaban los sueldos, nuestros hijos no tenían expectativas de trabajo y tenían que irse a trabajar a otros país, cuando todas las fincas estaban abandonadas, cuando apenas alcanzaba para comer. Eso que nos pasó algunas veces, nada tiene que ver con lo que nos pasa hoy. Solo hay que pensar un poco, y no dudar de tanto sabelotodo.