Después de las elecciones deberíamos ponernos a pensar en los tiempos que se avecinan y qué esperamos de quienes conducirán los municipios en los próximos cuatro años. El panorama político nos muestra una provincia alineada con el proyecto nacional encabezado por Cristina Fernández de Kirchner que, también se posiciona junto a los vientos latinoamericanos de integración, identidad propia y desprendimientos de los históricos lazos impuestos por el norte y los organismos financieros internacionales. En el Valle de Uco, Tupungato tendrá cuatro años más la misma chapa partidaria que la nación y la provincia. San Carlos no variará su color político (demócrata) ni su tendencia histórica de tener gobiernos de diferentes partidos a los nacionales y/o provinciales. Tunuyán inicia un nuevo período con vientos favorables, por lo menos en lo que respecta a coincidencia partidaria, lo que augura por lo pronto mayor fluidez y articulación con las políticas provinciales y nacionales.
En un contexto económico prometedor y dentro de una región que ha sido privilegiada con recursos naturales, sociales y culturales; en un momento donde los inversores se disputan, a precios insospechados años atrás, parcelas de muchas hectáreas en las zonas productivas; con viento a favor en cuanto a la vitivinicultura, que pone de moda en diferentes lugares del mundo nuestros vinos; y con un potencial humano que en general, se suma a la cultura del trabajo desde diferentes ámbitos y sectores, la responsabilidad y el desafío de nuestros intendentes transitará en repensar cada uno de los departamentos como parte integrante y propulsora de una sola región.
La idea y la intención de integración y regionalización no debería ser solo un nombre común o proyectos o programas que acaben en los papeles o en las diferencias políticas: tanto Rodríguez, como Difonso y Aveiro deberán propulsar acciones concretas que posibiliten aprovechar las condiciones actuales y hacer frente a diferentes problemáticas que, de no enfrentarse en algún momento nos pasarán dolorosas facturas.
Uno de los temas más urgentes y preocupantes es el agua. Nadie ignora que el recurso hídrico es uno de los bienes más preciados y que, según el panorama, puede convertirse en el “oro” o el “petróleo” dentro de pocos años. Aún cuando la actual crisis hídrica sea el resultado de ciclos naturales, la gran expansión de las áreas cultivadas y la mayor demanda, harán que en poco tiempo, aún los caudales históricos resulten escasos. La tecnificación del agro es una necesidad urgente y, el acompañamiento y ayuda a los pequeños productores una imperiosa tarea que los jefes comunales deberían incluir en la agenda de los cuatro años que vienen.
Casi paralelo al tema del agua aparece la venta de tierras, a extranjeros o como parte de negocios inmobiliarios que en general dejan afuera a la mayoría de los pobladores locales. Esta temática, la instalación de emprendimientos de diferente tipo y el crecimiento urbano y económico precisan un ordenamiento territorial que hasta ahora, solo mostró unas pocas iniciativas que en general, se reducen a los límites municipales.
En cuanto a problemáticas sociales ya instaladas, los nuevos jefes comunales tienen la responsabilidad de enfrentarlas rápida y eficientemente, pero con políticas que apunten a lo coyuntural y lo estructural, es decir al corto, mediano y largo plazo. Los índices de accidentes de tránsito se encuentran entre los más altos del país, la drogadicción y el alcoholismo entre los jóvenes y adolescentes son problemáticas que, aunque se mantengan fuera de la agenda de los medios, crecen en nuestras comunidades. La violencia doméstica, anclada en estereotipos culturales, también aqueja a numerosas mujeres y familias de nuestra región.
Estos son solo algunos de los temas sobre los que habrá que trabajar, pero insistir en una labor aislada por municipio es reducir el panorama, las posibilidades, las soluciones y las potencialidades. Tal vez, el mayor desafío sea aprender a pensarnos como región y no solo como tunuyaninos, sancarlinos o tupungatinos, y en esto tendrán mucho que ver quienes conduzcan los destinos de los tres departamentos. No esperamos que sean solo buenos administradores, eso lo damos por descontado. Necesitamos que sean pensadores estratégicos, pero con la sensibilidad de quienes conocen de cerca esta región y su gente.