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Doña Ramona Neila de Cornejo: «¡Mi hijo Alfredo es Gobernador de la provincia de Mendoza!»

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Por Estefanía Tello

La mamá del actual mandatario nos abrió las puertas de su casa y con mucha amabilidad y amor nos regaló una hermosa nota.

Doña Ramona Neila de Cornejo es la mamá del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo. Pero ni el título, ni la función, ni la responsabilidad que cumple su hijo actualmente han hecho que esta mujer cambie un «gramo» su esencia, su forma de ser, su manera de ver la vida.

Ramona es una mujer humilde y sencilla que vive desde hace décadas en el Barrio Ceferino, ubicado en el distrito de Eugenio Bustos. En una tarde de calorcito dialogó con El Cuco Digital y nos contó un poco de su historia, un poco de su vida.

El encuentro se dio el pasado lunes 7 de octubre, alrededor de las 5 de la tarde. Teníamos ansiedad y algo de incertidumbre: íbamos a charlar con “la mamá del gobernador”, el segundo sancarlino que se convirtió en la autoridad máxima de la provincia de Mendoza. Nos preguntábamos con que nos íbamos a encontrar en la casa de Ramona, qué cosas iba a querer charlar y qué cosas iba a preferir callar.

Ramona, Silvia y Janet, su nieta.

Sin embargo, pasó eso que pasa en los pueblos, la esencia de lo simple, de poder sentarte a charlar con alguien, como si hiciera años que te conocieras (aunque ese “alguien”, sea la mamá del gobernador).

Y así fue, llegamos a la casa de la mamá de Cornejo, nos bajamos del auto de Silvia, hermana de Alfredo y segunda hija de doña Ramona, tocamos la puerta y  abrió amablemente la mujer que le ayuda con los quehaceres del hogar. Luego, saludamos a Ramona que estaba sentada en su silloncito tejiendo al lado de la ventana, donde la luz le hacía más fácil poder enlazar con precisión sus puntos… de todas formas, hay que decirlo, Ramona puede tejer hasta con los ojos cerrados y de memoria, si ella quiere.

Ramona tejiendo en su hogar

Silvia, le mencionó que íbamos a conversar un ratito, así que dejó su tejido, cruzó las piernas, se relajó y empezó a hablar, a conversar, a contar amablemente lo que le preguntábamos y también, a revolver en el cajón de los recuerdos para contestar nuestras preguntas.

Ese lunes hablamos de muchas cosas con Ramona; nos contó que formó su familia con Carlos Cornejo, un docente que había llegado de la provincia de Córdoba a dictar clases al Colegio San Juan Bosco y que con el tiempo, cambió de trabajo y formó parte del poder judicial.

Además, agregó que luego de unirse en matrimonio, tuvo a Alfredo, luego a Silvia, actual Delegada de la Dirección General de Escuelas del Valle de Uco y por último, a Cecilia una docente muy querida y respetada en la comunidad educativa. Y aunque formó una hermosa familia, probablemente nunca imaginó que un día se iba a convertir en la mamá del gobernador.

Entonces, le preguntamos cómo era ser la madre de Alfredo, el mandatario y cacique de Mendoza, y ella con mucha humildad, bajó la cabeza y tras pensar qué responder, mencionó que «pensó que en algún momento eso podía pasar porque su hijo estaba involucrado en la política», de hecho, junto a su padre, le habían pagado con mucho esfuerzo el alquiler, la comida, los libros, los pasajes y todo lo que él necesitó para poder recibirse como  licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de Cuyo. También, recordó que primeramente Carlos –papá- quería que Alfredo fuera abogado, sin embargo, el Gobernador tenía claro qué quería ser cuando fuera grande.

Ramona, siguió recordando algunas anécdotas y se le vino a la mente lo mucho que le costaba a Alfredo levantarse en las mañanas para ir a la escuela. «Era una lucha, vestirlo, prepararlo y dejarlo listo, porque estaba como dormido, le costaba levantarse», dijo entre risas.

Luego, rápido su mente voló por los años y evocó que un buen día, su hijo se marchó y no volvió; porque había crecido, se había recibido y había encontrado una mujer con quien compartir su vida; pero no tan sólo eso, sino que había decidido dejar San Carlos para mudarse a vivir a la ciudad de Mendoza y junto a esa mudanza, llevó un par de sueños.

Los años pasaron y la gente lo eligió como su gobernador, pero aunque Alfredo pasó a ocupar un lugar en la historia de Mendoza, nada cambió para su mamá quien lo siguió recibiendo en su hogar como su hijo, su único varón, como si fuera un niño, o un estudiante o un empleado del gobierno o lo que él quería ser, total a ella le daba igual el oficio o la profesión; en su corazón no ocupaba lugar ningún título. De hecho confesó: «Cada vez que Alfredo viene a casa, hablamos de la familia, de los chicos, mis nietos, pero nunca de política, nunca».

Los minutos siguieron corriendo, y la charla rodó, y como estábamos hablando ya de Alfredo, aprovechamos para preguntarle por su gestión, nos interesaba saber qué pensaba su mamá de estos cuatro años en los que un sancarlino había tenido que llevar a su Mendoza sobre los  hombros. Sin mediar muchas opciones fuimos al hilo. “Ramona ¿usted cree que es buen Gobernador?”, y seguidamente respondió con un contundente «Sí», y añadió: “Habrá hecho cosas bien y cosas mal; pero yo no opino mucho, él sabe lo que hace” expresó sonriendo.

“¿Y le gustaría que algún día fuera presidente?”, fue la siguiente pregunta. Y nuevamente, Ramona tras un largo silencio, dijo: “Sí, me gustaría que fuera presidente o vicepresidente”. (Mientras respondía la mirada se clavó en el horizonte, quizás imaginándolo sentado en el sillón presidencial).

Mientras la tarde avanzaba, fue Ramona la que preguntó: “¿Vio que lindo el hospital nuevo, el Tagarelli?”, y ahí entendimos todo. ¡Ha sido su hijo el que ha hecho el hospital nuevo de Eugenio Bustos! El día de la inauguración, Ramona llegó del brazo de Alfredo para cortar juntos la cinta. ¡Qué orgullosa que está! Sus ojos lo dicen… que Alfredo haya hecho este nuevo centro asistencial, ha colmado las expectativas de su madre.

Ramona ingresando junto a su hijo Alfredo a la inauguración del nuevo Hospital Tagarelli.

Después de un largo rato de charla, de un hermoso momento compartido, llegó la hora de irnos, llevándonos sobre todo, el agradecimiento por la hospitalidad, la humildad y la sencillez en Ramona, que nos permitieron conocer un poco de su vida.

Nos paramos, y Silvia que nos había acompañado durante la nota, nos mostró una foto de Alfredo, cuando estaba recibiendo su diploma de Licenciado; también otras, siendo gobernador y junto a él, sus padres. Ambas fotos estaban sobre la mesa como portarretrato.

Cuadro en la mesa de Alfredo ya Gobernador

En ese momento, Silvia se emocionó y relató: “Mi papá estaba delicado de salud y pensó que no vería nunca a Alfredo asumir como Gobernador; sin embargo salió adelante y no tan sólo lo vio en el acto que recibió el mandato sino que lo acompañó durante casi sus cuatro años de gestión. Ese día que ibamos saliendo le dije: «Viste papi que si lo ibas a ver»”; y agregó con un nudo en la garganta: “El Alfredo fue el orgullo de mi papá, él sacaba pecho; lo quería acompañar a todos lados, era un orgullo que no te imaginas”, contó Silvia, mientras seguía mirando la foto de su padre quien falleció hace casi un año atrás, el 27 de noviembre.

Luego de la emoción, nos despedimos, le agradecimos a Silvia y a Ramona por habernos abierto las puertas de su casa y de su corazón. También,  porque accedieron a contarnos un poco de la vida, de sus recuerdos, de su realidad. Ese día, y gracias a su generosidad, no solo compartimos su recuerdos, sino que también pudimos ver en el rostro de esa mujer sencilla y amable, el orgullo por su hijo, ese chico sancarlino que se convirtió en el Gobernador de Mendoza.

(Queremos agradecer a Ramona por su calidez y cariño y le mandamos un fuerte abrazo en este momento delicado de salud que le está tocando atravesar.

(Iniciamos con la nota a Ramona Neila de Cornejo una nueva sección de El Cuco Digital. En ella queremos conocer y mostrar a “nuestra gente”. Animamos a nuestr@s lectores a que compartan historias de vida, o que nos sugieran personas a las que les gustaría que entrevistemos). (produccionelcuco@gmail.com)