Miles de hombres y mujeres trabajan cada día en la viña, diferentes labores rurales que significan esfuerzo y sacrificio. No hay sol abrasador ni escarcha de la helada invernal que lo acobarde. Y no hay descanso: cada día, de cada mes, de cada año, la vid requiere trabajo, agua, cuidado.
Otros estarán en la bodega, elaborando vinos que ganan premios en el mundo.
Hombres y mujeres, que día a día dan su esfuerzo en las labores vitivinícolas. Muchas veces por un magro sueldo, que apenas alcanza para sobrevivir.
Hoy se celebra su día, el Día del Trabajador Vitivínicola, establecido en la Convención Colectiva de Trabajo, celebrada en Buenos Aires, el 27 de junio de 1.975.