Los aportes que la Argentina hizo al debate jurídico internacional a partir de la experiencia de crímenes de Estado, como también un llamado a sacar enseñanzas y establecer políticas de prevención para contrarrestar esa «forma irracional de castigo», fueron temas abordados por expertos en un encuentro internacional de Derecho Penal y Criminología.
«El genocidio es una tragedia humana y como fenómeno ocurrió como nunca antes en la historia moderna de la Argentina. Por la importancia que tiene y ha tenido hay que sacar enseñanzas y tener políticas de prevención», sostuvo Alejandro Alagia, abogado integrante de la Procuración contra los Crímenes de lesa Humanidad.
Advirtió que «se trata de estar atentos y tener un programa político de contención de estas formas irracionales de castigo que afectan profundamente las relaciones sociales», manifestó en diálogo con Télam mientras se desarrollaba el II Congreso Latinoamericano de Derecho Penal y Criminología.
El congreso, segundo de su tipo inaugurado ayer y que cerrará mañana el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, se realiza en la Universidad de La Matanza, en la localidad de San Justo.
Por su parte, Daniel Feierstein, otro de los disertantes del panel de cierre «Genocidio y Crímenes de lesa Humanidad», resaltó el valor teórico de «trabajar con las dos tradiciones de crímenes de Estado: genocidio y crímenes de lesa humanidad».
En ese sentido, el experto destacó que la Argentina hizo un «aporte enorme por haberse desplazado, en un punto, de la tendencia internacional a calificar a todos los crímenes de estado como crímenes de lesa humanidad y ninguna como genocidio».
«Eso permitió abrir la discusión en términos de procesos de memoria y en terminos penales sobre qué implica la figura de genocidio», dijo.
Resaltó además el hecho de «plantear en algún sentido las ventajas, desventajas y características de esas dos modalidades (el genocidio y crímenes de lesa humanidad) y lo que ha implicado la experiencia de juzgamiento argentina en esta discusion, especificidades y elementos que ha aportado en el plano internacional tanto en procesos penales como en procesos de memoria».
Por otra parte dijo que el país, a partir de su experiencia tras la «unificación de toda una serie de prácticas con la figura de crímenes de lesa humanidad, la jurisprudencia argentina comienza a abrir inicialmente en el 2006, pero sobre todo a partir del año 2009/2010, esta discusión con efectos en otros países: Bangla Desh, Camboya, entre otros».
Alagia por su parte definió que el genocidio es una práctica «que está caracterizada cuando una autoridad define como enemigo a un grupo entero de la población, a un grupo nacional y la aniquila y la destruye como enemigo alterando gravemente la situación de un país».
«Es una transformación profunda de una sociedad, una práctica genocida, y la Argentina tiene esa experiencia que implicó una tragedia pero también como laboratorio social. A los que estamos formados en derecho y los que provienen de las ciencias sociales nos parece que implicó una transformación de los conceptos más importantes de la política, el castigo y también de la experiencia judicial», expuso.
A la hora de los ejemplos, Alagia mencionó a la Alemania nazi, pero resaltó que en América Latina no sólo la posguerra fue escenario de genocidios sino también «el período de la colonización», en referencia a la invasión sobre los estados azteca, incaico y los de los pueblos indígenas preexistentes al llamado descubrimiento de América.
También destacó que actualmente «América Latina está comprometida con el proceso de juzgamiento de procesos genocidas de la década de los 80 más que en presencia de verdaderos genocidios» aunque dijo que hay que pensar mucho en ese terreno porque hay poblaciones que sufren ataques y agresiones pero más por la actividad del narcotráfico.
Fuente: Télam