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Después de 10 años, el FMI vuelve a revisar al país

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Llegará hoy la misión enviada por Christine Lagarde para aplicar el artículo IV del organismo. El italiano Roberto Cardarelli encabezará la delegación, que trabajará hasta el 29 de este mes. El veredicto final recién se conocerá en noviembre. Para el Gobierno, es “un paso más a la normalidad”.

Después de 10 años, la Argentina reabrirá hoy sus cuentas y números económicos al Fondo Monetario Internacional (FMI) para ejecutar una misión para la aplicación del «artículo IV». Esto es, la auditoría financiera que deben permitir todos los socios del organismo que maneja Christine Lagarde basada en la inspección de técnicos enviados desde Washington y que el país se negaba a autorizar desde que Néstor Kirchner en 2006 pagó la totalidad de la deuda con el FMI. Según la gestión anterior, se trataba de un resguardo a la soberanía nacional. Para el FMI, era una manera de ocultar la manipulación de las estadísticas del INDEC. Lagarde en persona amenazó hace dos años con aplicar una «moción de censura» y sancionar a la Argentina.

Para el Gobierno de Mauricio Macri la intención es cambiar radicalmente la relación, y abrirse a las inspecciones previstas en el «artículo IV» como un «paso más a la normalidad», según la definición de una fuente del gabinete nacional. Según el Ejecutivo, ya se saben las críticas que se harán desde el FMI (nivel de déficit, inflación y relativa debilidad en la balanza comercial, entre otras consideraciones). Desde el Ministerio de Hacienda y el Banco Central se mostrarán las cartas locales sobre la mejora en la situación estructural de la economía, incluyendo la salida del cepo y la normalización de la relación con el sistema financiero internacional luego de pagar a los holdouts.

Lo importante es que la misión termine con un aval medio del FMI para terminar de oficializar la «normalización» de la Argentina ante el mundo. Lo que se descarta de plano desde el Gobierno es que la llegada de los técnicos del FMI tenga que ver con la posibilidad de abrir líneas de crédito con el Fondo Monetario, algo que políticamente aún no tendría apoyo por parte de la oposición.

La misión culminará entre el 27 y el 28, con la visita del mexicano de origen argentino Alejandro Werner, actual director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, quien viene a cerrar la misión y a participar de un seminario abierto organizado por FIEL. Finalmente, en noviembre, cuando el organismo se reúna en Washington, habrá una declaración del directorio donde se determinará el resultado final del examen al que se someterá la Argentina. Desde el Gobierno hay optimismo pleno sobre la nota final. Más allá de la situación algo compleja de las variables económicas locales (especialmente la inflación), se descarta que, al menos este año, el FMI será condescendiente con el país. Incluso se menciona que Werner, en general, es un «amigo» de la Argentina que evitó sanciones cuando se pedían ejecuciones ejemplares en la cumbre del FMI de abril de 2012 a raíz de la nacionalización de YPF.

En el Ejecutivo se menciona también que Werner tiene buena relación con varios economistas del Gobierno, incluyendo al presidente del Banco Central, que incluso fue su profesor en el MIT de Boston.

Más allá de Werner, la misión que comienza hoy estará comandada por el italiano Roberto Cardarelli, el hombre especialmente designado por Lagarde para esta tarea. El italiano tendrá encuentros con el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay; con Sturzenegger y parte del directorio del BCRA, con el secretario de Finanzas, Luis Caputo; el titular del INDEC, Jorge Todesca; el ministro de Trabajo, Jorge Triaca; y el de Producción, Francisco Cabrera. También tiene en su agenda reuniones con economistas independientes y con dirigentes de la oposición. Quizá hasta se cruce con el exministro de Economía Axel Kicillof, si éste accede.

Cardarelli ya tiene un antecedente positivo. El italiano estuvo en el país entre el 27 de junio y el 1 de julio, con una visita con un grupo discreto de colaboradores. El enviado recorrió Hacienda y el INDEC, y a su regreso a Washington se reunió con Werner y Lagarde y declaró que se encontraba «impresionado por el firme compromiso de las autoridades por mejorar la calidad y la transparencia de los datos oficiales», frase que figuró textual en un informe del FMI publicado en julio.

Luego de este informe, el FMI mencionó que «el Directorio Ejecutivo tomó nota de los esfuerzos extraordinarios de las autoridades y del avance importante en el afianzamiento de la exactitud de las estadísticas», mencionando la casi seguridad de que en noviembre se levantaría la moción de censura aplicada en febrero de 2012, luego de una decisión casi personal de Lagarde de sancionar al Gobierno de Cristina de Kirchner por la manipulación de los datos del INDEC. El Fondo nunca ejecutó la «moción de censura» y, bajo pedido de los ministros de Economía Hernán Lorenzino y Kicillof, en diferentes cumbres del FMI, la decisión final fue suspendida en el tiempo, a la espera de mejoras en la medición de la inflación. Finalmente, el FMI esperó a las elecciones de 2015 para restablecer las relaciones con el sucesor de la expresidenta.

La imagen que dejó Cardarelli en Buenos Aires, al menos en apariencia, fue inmejorable. El actual jefe de la División Norteamérica del Departamento Hemisférico Occidental fue elegido personalmente por Lagarde para atender el caso argentino. En diciembre del año pasado, este diario informó que el italiano venía monitoreando los datos del país y que se sorprendía porque la Argentina no tenía habilitado el llamado Artículo IV.

A fines de 2015, Cardarelli reclamaba al país una devaluación, una reforma de fondo del INDEC, acordar con los acreedores y fondos buitre y equilibrar el déficit fiscal para que el país vuelva a ser tomado en serio en los mercados financieros internacionales. En teoría, el 80% de esa tarea estaría terminada. Restaría el desequilibrio entre ingresos y gastos. Confía Prat Gay que para octubre este problema estaría encarrilado.

Fuente: Ámbito / por Carlos Burgueño