Es, junto a Ushuahia, la única experiencia en el país centrada en este idioma.
Desde que aprende Quechua, las clases de Música de la seño Nora Castellanos, en las escuelas de los distritos La Arboleda y El Zampalito de Tupungato, comienzan y terminan con un saludo bilingüe. Los alumnos se entusiasman al cantar las canciones andinas en su lengua original y hasta quieren aprender danzas y más sobre esa cultura que les resulta tan cercana. “Los que son hijos de bolivianos se sienten recontraidentificados y hasta me corrigen cuando me equivoco en la pronunciación”, se ríe la docente.
Nora puede generar estas experiencias enriquecedoras a partir de las diferencias culturales de sus alumnos, porque se animó a estudiar el idioma norteño. Como ella; cada año se suman nuevos docentes, enfermeros, estudiantes de nivel superior y vecinos, en general, del Valle de Uco que se interesan por aprender el “Idioma e Identidad Quechua” (tal es el nombre del taller).
Muchos lo cursan – el segundo viernes y sábado de cada mes- por un interés personal y tantos otros para mejorar su ejercicio profesional o porque apuestan a la convivencia y el respeto por la diversidad cultural, en una comunidad valletana que tiene un marcado índice de población boliviana o descendiente del país norteño.
Desde hace cuatro años, el Instituto de Educación Superior 9-009 ‘Tupungato’ brinda esta cátedra-taller, nacida del proyecto latinoamericano de revalorización de las lenguas y culturas ancestrales ‘Abarcas’. La capacitación es financiada desde el 2014 por el Ministerio de Cultura de la Nación y es -junto a Ushuaia- la única experiencia en el país centrada en este idioma. Hay también capacitación en el idioma Mapuche, Qom y Wichí.
La riqueza ancestral y su indiscutida actualidad en la realidad valletana no son los únicos atractivos de estas clases; donde el quechua no sólo se aprende, también se vivencia. Sucede que el tallerista no es otro que el conocido músico de Potosí, fundador del grupo Markama y un estudioso incansable de toda la cultura andina, Juan Lázaro Méndolas.
“Enseñar el idioma de mi lugar implica un compromiso profundo con los pueblos originarios, pero también una forma de mantenerlo vivo para las futuras generaciones”, sostiene Méndolas, quien nunca imaginó que volvería al Tupungato que lo recibió de niño como inmigrante para enseñar todo lo que aprendió e investigó sobre la segunda lengua en cantidad de hablantes en Bolivia, Perú y Ecuador.
El músico dice que le empezó a interesar este idioma en el tiempo de Markama, para comprender lo que cantaba. Aún sostiene que esta es la mejor forma de aprenderlo. Por eso, sus clases siempre terminan con canciones al ritmo de la quena. “Ahora también estoy incorporando adivinanzas y hasta trabajos con tejidos andinos. Porque la cultura incluye todo”, refiere el profesor.
Hace unos días, junto a sus alumnos, compartieron la celebración del INTI Raymi (La Fiesta Andina del Sol) en una finca local ‘Ecos del Alma’. Y, junto a la gente del IES, organizaron un cine debate para compartir las características y alcances de esta fecha con la comunidad de Tupungato. “Empezamos un programa en nuestra Radio FM Cerrillos para difundir este idioma”, contó Eliana Giaquinta, jefa de Extensión de este instituto terciario.
“Al principio, cuesta un poco, pero lo practico con mi familia. Me parece súper interesante”, sostiene Yamila (20). Su madre, Gloria López, es alumna de la primera camada. Pese a ser hija de bolivianos, asegura que sus padres les ocultaban el idioma “para que no tuviéramos problemas en la escuela”.
Interés mundial
El curso de Quechua que se dicta en Tupungato no es el único. Han surgido experiencias en Ciudad y Maipú. En San Carlos se han realizado encuentros e investigaciones en torno a este idioma y la inclusión social de las comunidades migrantes.
“Lo que sucede a nivel local es una réplica de lo que ocurre en el mundo”, asegura Méndolas, quien es convocado en distintas partes del mundo para enseñar y dictar conferencias sobre esta lengua nativa de las primeras poblaciones de Los Andes, desde universidades de EEUU hasta lugares del Oriente Medio donde realizan estudios comparados entre el quechua y el hebreo. Méndolas explicó que en Bolivia “por ley, todos los docentes deben aprender aymará, guaraní o quechua; según el lugar donde esté la escuela donde vaya a trabajar”.
Fuente: Los Andes por Gisela Manoni