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Desde el Valle del Cuco Argentino, en el “Día del Periodista”, con una copa del mejor malbec del mundo “lo obligo compadre”. ¡Salud!

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Un periodista es… un «pesado» que lleva un grabador, un micrófono o una cámara y le pregunta lo preguntable a un señor “importante” sobre “algo importante”, a una señora señorona sobre la suntuosa colección de arte, a una pulposa prostituta legal mediática sobre “el amor de su vida” con un empresario de dudosa empresa. Un periodista es el que ensaya sobre la vida de otros, sin haber vivido mucho, pero soberbiamente observador. Un periodista es un dios, de lo bueno y de lo malo, que descubre, que denuncia, que devela, justiciero, incansable, incorruptible, impoluto, implacable, equilibrado, verborrágico. Un periodista es escritor, lector, auditor, locutor, conversador, convencedor, divagador, charlatán, showman, vedette. Un periodista es el que ocupa los mejores lugares en cualquier espectáculo; es el famoso de los famosos, es la ley de la pluma punzante o masturbadora; un periodista es la chusma con licencia, el voyeur con credencial, el altoparlante del hiper, la musicana de otros tiempos.

 

Un periodista es una “linda” de voz sensual que con sonrisa colgate pasa de los niños en la guerra al desfile Giordano; es el correcto, serio, honesto que vendía golosinas y espejitos de un gobierno y hoy, correcto, serio, honesto y descarado pregunta por qué nos vendieron espejitos y chupetines. Un periodista es un caradura, un avasallador, un temerario, un don Juan de dioses y demonios, un sobreviviente agricultor, cazador o carroñero.

 

Pero también es el contador de historias no contables. La claridad en lugares oscuros.

Y también es esperanza en la desesperanza. La voz de los sin voces. Y compromiso, como el de Mariano Moreno, Rodolfo Walsh y José Luis Cabezas.

 

Yo soy periodista, y soy un poco de todo lo anterior. Y quisiera,  recreando palabras del poeta Pablo Neruda, “incorporarme a esa nunca gastada lucha por consignar cada uno en manos de los otros su ración de compromiso, su dedicación y su ternura al trabajo común de cada día y de todos los hombres” para “tomar parte en el sudor, en el pan, en el vino, en el sueño de la humanidad entera”. Sueño y trabajo para, como periodista, “convertirme en parte de una construcción simple o complicada, que es la construcción de la sociedad”, más clara y más justa.

Anhelo, como periodista, seguir teniendo pases libres para todos los espectáculos, pero sobre todo anhelo, que en mi país los periodistas contribuyamos a que la lectura sea universal, la noticia inmaculada,  Internet un derecho y el chocolate, obligatorio para todos los niños del mundo que habiten el suelo argentino.

 

 

Desde el Valle del Cuco Argentino, en el “Día del Periodista”, con una copa del mejor malbec del mundo “lo obligo compadre”. ¡Salud!

Marcela Hinojosa

periodista

Directora de El Cuco

 

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