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Desafiar la realidad aprendiendo a leer y a escribir

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Por Alejandrina Zotelo

San Carlos posee extensos territorios donde, como en cada lugar del mundo,  ocurren infinidad de cosas. Es un departamento en el que conviven realidades diferentes donde muchas personas y organizaciones aún intentan cambiar algo. En este sentido diversas familias del Cuadro de la Estación de Eugenio Bustos participan de actividades junto al grupo de trabajo “Crece desde el pie”  en pos de construir colectivamente y mejorar sus condiciones de vida mediatas e inmediatas

Luego de analizar las problemáticas sumamente sentidas de la zona como la falta de agua potable o las situaciones precarias de las viviendas, junto a  los vecinos conformaron la organización VELPAT  (Vecinos en Lucha por el Agua y la Tierra)  en la que justamente batallan por el derecho al agua y la tierra. De este modo el año pasado concretaron un proyecto de alfabetización el cual pretenden continuar a fines de recuperar la palabra de la comunidad a través del diálogo, las emociones y  los procesos grupales.

Esta iniciativa según relata Damián Moreno, integrante de “Crece desde el pie”, surgió a partir de los debates con los vecinos de los alrededores en los que cada uno planteaba sus necesidades e intereses. De este modo en uno de los encuentros se manifestó que algunas personas no sabían leer ni escribir por lo que decidieron creer, como dijo el reconocido educador Paulo Freire, en que el proceso de alfabetización tiene como factores esenciales para alcanzar la liberación “el aprendizaje y la profundización de la propia palabra, la palabra de aquellos que no les es permitido expresarse, la palabra de los oprimidos que sólo a través de ella pueden liberarse y enfrentar críticamente el proceso dialéctico de su historización”.

Fue de esta manera que el grupo envió una solicitud a un programa de alfabetización de adultos a nivel provincial para conseguir una guía sustancial. Los alfabetizadores fueron dos, Damián Moreno y Laura Ceballos, y el mínimo de alfabetizandos que requería este plan era de 5 personas.

En primera instancia el número de inscripciones llegó a 9 aunque sólo lograron completar el recorrido de 7 meses 4 de ellos. Las edades de la gente se extendía de los 17 a los 60 años y Damián recuerda que se reunían dos veces por semana  guiados por un libro que les enseñaba esta práctica de educar trabajando a partir de palabras generadoras. “En el espacio hemos hablado de la vida, de las problemáticas (…) lo más importante que se daba era el dialogo, la discusión. La cantidad de cosas que hemos hablado es lo más rico”, afirma.

Las clases eran dictadas en el salón del Cuadro de la Estación el cual arreglaron, limpiaron y pintaron tanto los niños como los adultos que allí viven. Ante esta situación el alfabetizador resalta tal actitud en reclamo a que en muchas ocasiones esta parte del distrito tiene una imagen negativa. Es por esto que considera necesario “cambiar esa visión y ver qué se puede aportar (…) que los demás sepan que en ese sitio habita gente que trabaja, que quiere descubrir cosas nuevas, aprender, cambiar su situación”.

Así, con el aporte de cada uno y tras inviernos muy crudos, el proceso se completó y los verdaderos partícipes de esta historia lograron leer y contar un relato  sobre la lucha de una empresa recuperada. De este modo consiguieron grabar el cuento “La fábrica es del pueblo” y luego compaginarlo a modo de obtener un producto final del taller. “Lo importante es que estas familias hayan tenido la voz a través del cuento” reflexiona Damián.

Frente a este contexto el objetivo del grupo es continuar este con el proyecto de alfabetización que aunque es lento y gradual, elimina la contradicción entre educadores y educandos considerando que ambos se educan entre sí mientras se establece un diálogo en el cual se da  lugar a la comunidad a participar de actividades y proponer.

Es por esto que se encuentran actualmente en un momento de evaluación, tratando guiar nuevamente a aquellas personas que necesiten aprender a leer y a escribir. Es la causa por la que ansían continuar construyendo con cada vecino, amigo y quienes deseen incorporarse a esta iniciativa o a cualquier otra propuesta resaltando como dice Damian que “el salón es un espacio abierto y el objetivo es que se pueda sumar gente a esta lucha del día a día, desde lo productivo, desde la cuestión habitacional, desde la cuestión educativa y para esto hacen falta manos y cabezas que tengan ganas de hacer cosas”.

Mirá el video del grupo de alfabetización en http://www.mipuebloyyo-11.blogspot.com.ar/2012/03/la-fabrica-es-del-pueblo.html