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De la Sota busca capitalizar triunfo para PASO de agosto

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De La SotaSe repitió en Córdoba el escenario fragmentado entre el PJ y el FVP. Junto, el peronismo hubiera logrado ayer más del 50%.

El prenunciado triunfo del»Gringo» Juan Schiaretti, un peronista no kirchnerista, representa un espaldarazo para el gobernador José Manuel de la Sota, quien en poco más de un mes deberá pulsear conSergio Massa en las PASO de UNA por la Casa Rosada.

Pero además fue un revés -aunque menguado- para las aspiraciones presidenciales del jefe de Gobierno porteño,Mauricio Macri, en el segundo distrito electoral del país, con el 8,68% del padrón.

Córdoba fue pionera en el armado de los acuerdos UCR- PRO, y tanto Macri como el radical Ernesto Sanz habían depositado fuertes expectativas en esa mixtura, que incluyó juntar en una coalición a los sellos que en los comicios de 2011 quedaron en segundo lugar (Frente Cívico, con Luis Juez, 29,5%) y tercer lugar (UCR, con Oscar Aguad, 22,91%), en una compulsa en la que se impuso UPC, con el 42,6% de los sufragios.

Pero con el correr de las semanas y con el resurgir de las ostensibles tensiones entre sus socios locales, fueron cayendo las esperanzas.

Por su parte, y pese a sondeos que auguraban un virtual empate técnico en el segundo lugar, finalmente quedó tercero, lejos, Córdoba Podemos, y dejó al FpV sin la posibilidad de dar la sorpresa de la jornada. Esa brecha que le sacó Aguad -en base a la buena elección en la capital- al menos dejó un sabor agridulce para la triple alianza opositora, aunque el radicalismo fue el que más capital político resignó.

Daniel Scioli jugó fuerte por Eduardo Accastello (viajó 12 veces a Córdoba) y Cristina de Kirchner acompañó. Pero ayer quedó ratificado que la provincia sigue siendo un territorio adverso para el kirchnerismo, aunque se llevaron el logro de superar el 15% en las legislativas de 2013.

Como en Santa Fe, la suma de mezquindades hizo que aquí también el peronismo perdiera la posibilidad de aglutinar bajo el mismo paraguas un porcentaje de votos superior al 50%.

En los hechos, UPC consiguió un pase para cerrar 20 años de mandato. En sus filas explican que el secreto es la alta imagen positiva de De la Sota y Schiaretti y una gestión apoyada en la obra pública (pese a los retaceos de fondos), en un marcado respaldo al campo y en medidas sociales clave. «Vuelve Juan», fue el eslogan de la campaña.

El «Gallego» De la Sota esperaba con ansiedad la conquista de su antecesor, y con quien viene intercalando gestiones desde 1999. La victoria lo fortalece en la interna con Massa, su rival en UNA (hoy está dos puntos abajo, afirman), y lo reposiciona en la primaria presidencial en Córdoba. «Macri está primero pero cayendo, pero ahora De la Sota ganará las PASO cordobesas», enfatizan, en un ránking en el que Scioli aparece tercero.

El triunfo también potencia a la propia UNA en su puja por los votos con Cambiemos. El tigrense, urgido de buenas noticias, se pegó al cierre de campaña de los dos caciques cordobeses el miércoles en Río Cuarto, y anoche desembarcó -pese al ninguneo inicial por parte del oficialismo cordobés- en el búnker de UPC tras su paso por Corrientes. «El que ganó ayer fue De la Sota», aclararon sin embargo desde UPC, ante un viaje que incluyó al candidato renovador a gobernador bonaerense, Felipe Solá, entre otros.

Ahora, la incógnita será ver hacia dónde irán los votos peronistas si De la Sota pierde con Massa, y en círculos justicialistas especulan con una importante fuga de sufragios para apuntalar en la primera vuelta a la dupla de Scioli y Carlos Zannini, bajo el precepto de que «el peronista siempre vota al ganador».

En esa línea, la fórmula de la Casa Rosada recibió guiños, incluso del propio Schiaretti. «Todos hablan con todos», admitieron desde el entorno del gobernador electo, quien con la salida de Cristina de Kirchner -protagonista de un duro enfrentamiento político con los últimos gobiernos cordobeses, con epicentro en la crisis del campo y con impacto en fondos- apuesta a mantener una buena relación con quien resulte elegido presidente.

Ayer, sin embargo, De la Sota marcó la cancha. «No creo que Scioli sea peronista; es el candidato de La Cámpora y Zannini, y si de peronista alguna vez tuvo algo lo está perdiendo por las malas compañías», disparó.

Macri, por su parte, no se recuperó aún de la caída de Miguel del Sel en Santa Fe cuando se encuentra con el traspié de ayer, en el marco de una triple alianza que no sedujo al electorado y que mostró cortocircuitos entre sus socios. Las tensiones -con epicentro en la ruptura entre el radical Ramón Mestre y Juez, que mutuamente se boicotearon sus candidaturas a gobernador y derivaron en la unción de Aguad- erosionaron las chances. «Fue una alianza que se armó en el despacho de Macri en Buenos Aires, pero en política uno más uno no es dos», leyó un dirigente del oficialismo local. De hecho, muchos intendentes radicales le soltaron la mano y desdoblaron comicios, lo que les valió una amarga crítica de Juez, quien buscará su reelección en octubre con el sello múltiple, aunque la derrota abre una incógnita sobre el entendimiento. Anoche, juecistas no ocultaron su furia contraMestre, que llevó la elección capitalina a septiembre. «Si votaban hoy ganábamos», se lamentaron.

 

Fuente: Ámbito Financiaro