Al que le caiga el sayo que se lo ponga
En medio de la campaña por las PASO te da mucha rabia que además de subestimar a la gente, algunos se hagan los buenitos, en estos pueblos donde todos nos conocemos.
Es evidente que más de treinta años de democracia han servido sobre todo para una maduración de la ciudadanía. Las nuevas generaciones arrasan con un sentido de derechos que se había perdido en los años oscuros. La comprensión de que el Estado, el Gobierno y el Sistema Político son herramientas para organizar una sociedad que tiene necesidades y demandas es cada vez más profunda. Día a día “la política” deja de ser mala palabra.
Sin embargo, también es evidente que la maduración no ha sido pareja. No son pocos los que aún no asumen los nuevos tiempos, anclándose en viejos mojones de baja autoestima nacional (“¿qué querés con los argentinos?”), desprestigio de la democracia (“todos los políticos son iguales”), o apologías neoliberales despiadadas (“todo lo estatal funciona mal”). En este sentido, algunos añoran otros tiempos por intereses propios, otros, piensan que todo tiempo pasado fue mejor y algunos, no piensan nada, pero repiten porque… estiman que queda bien.
Pero esa mala prensa de la política y los políticos no es solo resabio del lavado de cerebro al que nos sometimos todos los argentinos de varias generaciones. La verdad, hay que ser sinceros, algunos políticos colaboran fuertemente para que muchas personas sigan pensando que la política es una mierda y que todos los políticos están manchados.
La época de campaña y elecciones debe ser un tiempo feliz. Nuevamente, tenemos la posibilidad de elegir a nuestros gobernantes y, para quienes tienen la vocación de trabajar en política es la oportunidad de acceder a un lugar en la esfera pública. En esta época, no faltan las frases, las promesas, las propuestas, los abrazos, las sonrisas, y está bien que así sea, puesto que se trata por un lado, de elegir al mejor, y por otro, de demostrar que se es, el mejor. Los políticos corren de un lado a otro, mostrando y demostrando qué van a hacer si los eligen, y los ciudadanos, miran, observan, debaten, piensan… si, sobre todo piensan.
Más allá de lo que se pueda criticar de las campañas electorales (y la verdad que hay bastante para criticar), lo que más molesta es la subestimación que parecen hacer algunos del electorado. Esas promesas incoherentes, sin ningún fundamento, esas frases acomodadas a lo que algún sector quiere escuchar… Pero lo peor es, en estos pueblos donde nos conocemos todos, esas fachadas de buenitos que despliegan algunos ¡Tanto cabrón suelto que en campaña quiere pintarse de buena gente!
Hace unos días alguien me dijo: “la verdad que, más allá de los defectos que tenemos todos, hay mucha buena gente”. Y es cierto, lo que pasa es que, algunos quieren hacernos creer que todo el mundo es malo, corrupto, mentiroso, mala persona. La mala hierba está en todos lados, pero también en todos lados hay árboles con buenos frutos. En política pasa exactamente lo mismo, hay buenos y malos, trabajadores y vagos, honestos y mentirosos, la cosa es que por sus frutos, los identifiquemos.
La maduración social y cívica que vamos teniendo no solamente se debe notar en el reconocimiento de derechos, en el desarrollo individual y colectivo, en el fortalecimiento de nuestra identidad, también debe materializarse en el pulido de nuestra democracia y de los sistemas políticos y partidarios. El Estado y los mismos partidos políticos deben ir depurando los actores y los actos. Y nosotros, los ciudadanos comunes que, casualmente vivimos en un lugar donde nos conocemos todos, debemos demostrar que, por sus obras, elegimos a nuestros políticos, y no por simples promesas electorales.
Un comentario
Adhiero. Además podría agregarse que también hay Tanto cabrón suelto escribiendo, y que quiere pintarse de buena gente!
Al que le caiga el sayo que se lo ponga
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