El procurador y jefe de todos los fiscales, Alejandro Gullé, comenzará el año judicial poniendo en marcha la prometida Fiscalía Especial de Violencia de Género. También, cuando termine la feria, empezarán sus tareas las fiscalías de Robos Agravados y Delitos Económicos, que se suman a las que ya habían abierto, de Sustracción de Automotores y de Homicidios. Igualmente funcionarán las de Flagrancia y la Correccional.
Es decir que se dejó de lado una organización geográfica para la investigación de delitos por una específica de acuerdo con cada tipo de infracción a la ley.
De estas nuevas fiscalías, la que quizás más repercusión tiene y la que era más esperada era la de Violencia de Género. Desde el 6 de febrero, estas denuncias serán atendidas por cuatro fiscales que se turnarán por semana. Al frente de esta unidad estarán: Mónica Fernández Poblet, Mariana Pedot, Mónica Romero y Fernando Giunta. «A algunos los designé yo, porque son personas que tienen inclinación y se han capacitado en este tema y los otros pidieron ir. Eso ya dice mucho, porque es una situación muy delicada», comentó Gullé a Diario Uno.
Esta dependencia tendrá sede en la calle Belgrano, en la zona en la que funciona parte del Poder Judicial, en donde está el fuero de flagrancia.
La unidad de género contará también con cuatro psicólogos y un psiquiatra para atender a las víctimas y a los detenidos.
«Todo el personal está especializado», agregó Gullé.
Cientos de detenidos y colapso
El caso de Ayelén Arroyo, que denunció el 14 de setiembre en la Fiscalía de Luján los intentos de abuso sexual de su padre, quien el 26 la degolló –exclusión de hogar y restricción de acercamiento mediante impuesta por la fiscalía–, fue un golpe letal para Gullé y todo el Ministerio Público, que le valió el jury al fiscal que tuvo esa causa, Fabricio Sidoti.
Para que otro caso así no vuelva a suceder la orden fue clara: ante toda denuncia o sospecha, detener.
«Lo que no puedo hacer yo es que no detengan más a nadie, porque entonces me van a matar a una mujer. No es un problema mío el déficit carcelario», apunta el jefe de los fiscales.
Hoy hay casi 250 detenidos en la cárcel por casos de violencia de género a los que les hacen un abordaje psicológico para saber si pueden salir, aunque aseguran que muchos «no han reflexionado y pueden salir y matar».
Ante esta situación, Gullé contó que están trabajando en conseguir un lugar específico para albergar a los detenidos por violencia de género que no sea una cárcel propiamente dicha, dado que no requieren máxima custodia porque no tienen tendencia a escaparse, por ejemplo.
«Con la nueva fiscalía vamos a hacer una evaluación de riesgo inmediata. Es un protocolo que siguen y tienen los psicólogos y van a medir en qué caso hay posibilidad cierta de riesgo y en qué caso no. Tenemos que tener en cuenta que es muy difícil tener un pronóstico cierto. Podemos tener un pronóstico de probabilidad pero la reacción del ser humano es impredecible», explicó el procurador.
(Fuente: Diario Uno)