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Crónica de buitres que quieren la plata y el corazón

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fondos_buitre¿Qué pasó en los últimos días? Un juez del país del norte, decidió que la Argentina tenía que pagar, una cifra millonaria a un grupo de personas, ¿la razón? Ser poseedores de bonos, caídos en cesación de pagos hace algún tiempo. ¿El problema? Básicamente que la Argentina ya había negociado con la mayoría de los tenedores de bonos caídos en cesación de pagos, formas para pagarlos, además de la quita de los intereses y algunos otros ítems.

Doble problema: por un lado cumplir con lo negociado y por otro lado, tener que acatar la orden de este juez, habilitando a quienes ya habían negociado, pedir nuevamente la negociación, por el simple hecho de quedar frente a un trato desigual. ¿Qué hizo la Argentina? Priorizó a la mayoría de los tenedores de bonos que ya habían negociado y mandó a freír churros a los denominados fondos buitres, dicho de otra forma, como éstos no querían negociar en igualdad de condiciones al resto de los tenedores de bonos, la Argentina no dio lugar a la orden del juez y, ratificó el cobro de los que si habían negociado.

¿Punto final? No. Nuestro país ha abierto un camino sinuoso, pero ha dado un gesto de gran soberanía, ha decidido que no paga cualquier cosa, que no vuelve a tomar deuda a intereses viles y que nadie puede pretender poner de rodillas a un país. ¿Qué pasa entonces que hay tanto escándalo? Básicamente, los denominados fondos buitres han decidido que la Argentina tiene que ser un país dócil, maleable y genuflexo. ¿Cómo pretenden hacerlo? Bueno, básicamente con algunas estrategias, en las que utilizan a sus socios locales.

Por ejemplo, algunos medios de comunicación dejaron de decir “fondos buitres”, como usualmente se los llama, para pasar a llamarlos “holdouts”. ¿Qué pasó, se dieron cuenta que había que mejorar el lenguaje? ¿O será que billetera mata galán e incluso al patriotismo? Difícil de corroborar, pero lo cierto es que el término fue cambiado. Hace algunos días se vertió la noticia, a modo de chimento, sobre la participación en las tribunas del Maracaná del dueño de uno de los fondos buitres con la camiseta de Argentina. Qué bien y cuánta simpatía tiene este buen hombre para con nuestro país. ¿No parece que esta noticia, incomprobable por cierto, tiene otro objetivo?

Tal vez el ataque a nuestro país no sea simple de ver, pero si prestamos atención muchos son los datos y los hechos que muestran el accionar de estos “buitres”. Hace unos días, una gran empresa gráfica se presentó en quiebra: de un viernes para lunes cuatrocientos trabajadores quedaron en la calle. El hecho fue cubierto hasta el hartazgo, la sensación transmitida era de caos absoluto, el país se venía abajo. ¿Qué pasó? Cuando se revisaron los papeles, se descubrió que: en primer lugar la empresa era en su mayoría propiedad de un fondo buitre, en segundo lugar, que los pagos a proveedores estaban al día (es importante aclarar que al momento de una quiebra real, el primer síntoma es la falta de pagos a los proveedores) y en tercer lugar, que no había razón para declarar la quiebra. Ni el país se vino abajo, ni la quiebra era justificada. Para muestra, un botón dicen los viejos.

Por último, cuando el conflicto comenzó, gran parte de la dirigencia política, entre tirones y aflojes, ratificó el rumbo del país. Ahora, en el momento en que se decide trasladar la sede de cobro de los bonistas que sí negociaron, a nuestro país (hecho de soberanía, dado que se deja de utilizar un banco extranjero y se pasa a hacer uso de un banco nacional), parte de la oposición política ha decidido plantarse en contra de la medida. ¿Qué les pasó, decidieron que este país, su país, no es el indicado, o simplemente sus intereses están en sintonía con los buitres?

¿Es todo resultado de la casualidad? ¿O causalidad al fin? Los fondos buitres tienen experiencia, y el soporte técnico para realizar operaciones de desestabilización y desconcierto. Su institución para la realización de estas operaciones en la Argentina se llama American Task Force Argentina (ATFA) y es la encargada de comprar voluntades políticas, periodísticas, empresariales con el fin de materializar sus pretensiones. La última acción realizada, fue por medio de un comunicado, apoyando el paro llevado a cabo por Moyano y Barrionuevo: si esto no es un ataque a la estabilidad de los argentinos, como diría algún futbolero, pega en el palo.

Vale aclarar que se puede no coincidir con el gobierno, con sus acciones, con sus caras: para cambiarlo están las elecciones. Pero cuando la Patria está en peligro, siempre, más allá de quien gobierne, deben estar presentes las palabras del General San Martín, “seamos libres, que lo demás no importa nada”. Frente a estos buitres, no lo dudemos, pongamos en alto la bandera celeste y blanca, en nombre de la soberanía nacional, en defensa de nuestros recursos, y de nuestro propio corazón de argentinos.

Por Rodrigo Hinojosa