Desde el Caso Próvolo, en 2016, subió 40 % la cantidad de interesados en darse de baja en la religión liderada por el Papa Francisco. Lo afirmó a Carlos Lombardi, abogado especialista en Derecho Canónico.
Apostasía es una palabra que proviene del griego y significa “colocarse” (-stasis) fuera de (apo-)”. La Real Academia Española define a la acción de apostatar como “abandonar públicamente una religión”. Es, en la práctica y al menos en cuanto a la Iglesia Católica, un trámite que se realiza para anular el bautismo y «desafiliarse» de la institución. Si bien la cantidad de apostasías realizadas no llegan a las 20 anuales en los últimos tres años, sí hubo un importante incremento de consultas para informarse acerca del trámite. Al menos, así lo informó el abogado Carlos Lombardi, especialista en Derecho Canónico y uno de los impulsores de la campaña Apostasía Colectiva.
El Canciller y Secretario General del Arzobispado de Mendoza, Mario Panetta, comentó a Unidiversidad que en 2015 hubo 13 apostasías en la provincia, mientras que fueron 17 en 2016 y 11 en 2017. Por otro lado, Lombardi aseguró a este medio que desde la trascendencia del Caso Próvolo -en el que se conocieron abusos sexuales por parte de curas a niños y niñas con hipoacusia- se incrementó, en un 40 %, la cantidad de consultas y pedidos de información acerca del trámite de «desafiliación» de la Iglesia Católica.
Sin embargo, Lombardi aseguró que existe en la sociedad en general una apostasía de hecho: muchos son bautizados pero son pocos los que practican la religión y menos aún los que creen en la Iglesia. Esta afirmación se vio reflejada en un pequeño sondeo realizado por esta cronista, a través de la red social Instagram: de un total de 37 participantes, el 57 % manifestó ser católico, pero el 72 % aseguró no ser practicante y otro 86 % dijo no creer en la institución.
Nota: Estos son resultados de un sondeo del que participaron 37 personas y que fue realizado a través de Instagram. Los datos no arrojan certezas, sino una mínima impresión de lo que sucede en la sociedad, debido a que la muestra es muy acotada y perteneciente a un círculo limitado de personas. Además, al haberse realizado a través de la red social de quien suscribe (@luinnen), juegan un rol importante otros factores como los algoritmos.
Fenómeno sociológico
Según el abogado, este es un fenómeno sociológico que tiene que ver con que las personas se vinculan con lo que se considera “sobrenatural” de una manera directa entre el creyente y la divinidad, sin intermediarios. “La gente, si cree, lo hace ‘puenteando’ a los representantes de los religiosos”, afirmó y agregó que “lo institucional a la gente no le interesa, salvo a una pequeña minoría de integristas que, lamentablemente, ejercen funciones en el poder político”.
Lombardi también citó un informe elaborado por el Conicet, llamado “Atlas de las creencias religiosas en Argentina”. En ese estudio, se observa que, debido a que la sociedad se vincula con sus creencias directamente, el fenómeno del traspaso de la religión se realiza por una cuestión cultural, ya que un 97 % de padres encuestados para ese informe sostuvieron que habían bautizado a sus hijos por ese motivo y no por una cuestión de creencias religiosas.
“Ese mismo porcentaje de padres, o similar, consideran que cuando los chicos sean grandes, eligen su religión, pero al bautizarlo se lo está metiendo al niño dentro de una religión. Porque el bautismo, además de un rito y además de un sacramento desde el punto de vista teológico, es un acto jurídico por el cual los padres hacen que los hijos se conviertan en súbdito del Papa católico”, explicó el letrado.
En concreto, el bautismo -desde el punto de vista jurídico- significa la afiliación de alguien a la Iglesia Católica. En tanto, la apostasía, es la acción contraria, es decir, de desafiliación de esta institución. Sin embargo, para el catolicismo se trata de un pecado y una “defección”, es decir, un acto de deslealtad y traición. La nota que una persona firma cuando apostata dice, en el primer párrafo: «Yo, (…), cuyos datos de filiación completos constan al final del presente documento, mayor de edad y plenamente capaz, por medio de la presente, manifiesto mi libre voluntad de rechazar totalmente la fe cristiana y abandonar formalmente la Iglesia Católica, en conformidad con lo dispuesto en el canon 751 del Código de Derecho Canónico.»
Pero dejando de lado el aspecto religioso, ese primer párrafo implica una falacia para Lombardi, quien explicó que uno puede decidir darse de baja de los registros de la Iglesia pero conservar sus convicciones cristianas, y, además, la fe cristiana no se reduce al catolicismo. Es decir, una persona puede renunciar a la Iglesia Católica y empezar a ser parte de la Iglesia Evangélica, por ejemplo, si así lo desea.
Cabe aclarar también que la apostasía es un derecho, ya que en el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se establece que “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
Es por esto que Lombardi distinguió la fe de la religión: mientras que esta última hace referencia a un hecho cultural, a una construcción humana que consiste en ritos, templos, procesiones, dogmas, entre otros; la fe es la opción personal que la persona tiene con respecto a quien supuestamente fundó su religión. Por lo tanto, concluyó el abogado, la apostasía no significa renunciar a la fe.
El especialista también opinó que la trascendencia del Caso Próvolo puede haber influido en las creencias acerca de la religión y de la Iglesia, pero que el hecho de apostatar es algo muy personal. Por eso, las campañas que se realizan en el país entero no pretenden obligar a las personas a apostatar, pero sí a informar. En algunos casos se dan las apostasías colectivas, como fue en la ciudad entrerriana de Paraná cuando en 2017 fueron 60 personas las que solicitaron la desafiliación de la Iglesia.
El trámite
Según el testimonio de una persona que apostató en 2017, para solicitar la desafiliación de la Iglesia se deben realizar los siguientes trámites:
Pedir el acta de bautismo en la parroquia donde la persona fue bautizada.
Redactar y firmar una carta de solicitud para apostatar. Clic aquí para ver un modelo.
Presentar ambos papeles junto al DNI en el arzobispado del lugar en el que se nació (en este caso, el Arzobispado en Mendoza, ubicado en Catamarca 98 de Ciudad).
Se le dará un turno para una audiencia con el sacerdote Mario Panetta, quien es secretario canciller del Arzobispado. En esta audiencia, según quien dio el testimonio, sólo se preguntan por los motivos por los que la persona quiere renunciar voluntariamente a la Iglesia Católica.
Llegará, dado cierto tiempo, una notificación al domicilio del o de la solicitante en la que se informa que ya no está registrada como parte de la institución.
Para más información, puede consultarse a través de la página de Facebook Apostasía Colectiva o por correo electrónico a Carlos Lombardi a carloslombard74@hotmail.com.
Fuente: Universidad.com