Tite, el DT de Brasil, brindó un show en la conferencia previa al clásico con Argentina. “No puedo dormir”, reveló risueño.
El DT llega a la abarrotada sala de conferencias del Mineirao sonriendo entre el jefe de prensa de Brasil, Allison y Cleber Xavier, su principal ayudante y a quien le delega algunas respuestas. Y poco más de media hora después se va tocándose la cadera, como rengueando, ante la pregunta sin micrófono de un periodista que conoce. En el medio, genera una especie de show en el que mezcla histrionismo, pretende descontracturar, se pone serio, mira desafiante, se ríe, mira hacia todos lados como un actor que busca complicidad con los espectadores, arenga y define: «Este partido es muy grande ante un rival de los que admiramos porque tiene grandeza», dice.
Claro, la pregunta sobre Messi es inevitable. Y su respuesta, en cierta manera, también: «No sólo hablamos de individualidades, sino que creo en términos colectivos que potencian lo individual. Porque no hay forma de anular a Messi, podemos disminuirlo o neutralizarlo, pero no hay manera de anularlo como pasa con Firmino, Coutinho, Willian y Neres».
Ni siquiera sale de su eje cuando le recuerdan que la última semifinal de Brasil en un torneo internacional fue el 1-7 con Alemania en el Mineirao. «La historia tiene capítulos y tenemos que elegir uno para salir adelante o para ir para atrás. Acá, también le ganamos a la Argentina 3-0, pero es pasado. Y acá, además, el público siempre nos trató muy bien, mejor incluso que en Porto Alegre, que es mi casa».
En un momento, no es que abre las puertas de su casa, pero… «Anímicamente tengo la misma expectativa que la primera vez (que dirigió a Brasil ante la Selección). Antes de anoche no pude dormir: no soy superman, me desperté a las 3.15 de la mañana, me puse a pensar y a tomar notas, tengo la manía de tomar nota. Esa es la realidad del entrenador, la mía, la de Scaloni… Después llegó mi esposa y pude dormir mejor que la noche anterior, también vi el Facebook de mi hija». Y para alimentar cierta intimidad, añade: «Yo estoy acá y no disimulo ni finjo con mis jugadores ni hablo distinto ante las cámaras. El fútbol les deja un mensaje a muchos chicos: no resuelve problemas sociales, pero tiene un costado educativo, y más todavía a partir de un partido así. Lo que queremos es competir fuerte y lealmente, y ser mejores para ganar».
Fuente: Olé