Será el domingo 24 de junio en el Polideportivo de Pareditas.
La directora de Cultura de San Carlos, María Elena Coronel, en comunicación con El Cuco Digital contó que el encuentro será a partir de las 16:00 horas y «habrá shows artístico y chocolate».
Origen de la Fogata
El “trabajo” comenzaba en los primeros días de mayo. Porque la cuestión pasaba por juntar ramas, pequeños troncos, alguna silla destartalada, un pedazo del marco de una antigua ventana o bien la apolillada puerta de un viejo ropero que ya había cumplido con su misión. Las ramas y los pequeños troncos había que juntarlos rápido, después de la poda y antes de que se los llevaran los camiones municipales. Entonces se los ponía a resguardo en la terraza de alguna casa amiga o bien, atravesados y bien atados, en la copa de un árbol. Cuanto más madera se acumulaba, mejor.
La intención era que para el 29 de junio, en la celebración de San Pedro y San Pablo, la “fogarata”, nuestra “fogarata”, fuera la más grande de todas las que se hacían en la Ciudad.
La tradición de las fogatas de San Pedro y San Pablo había llegado a estas tierras con los conquistadores españoles. En toda España aquel ritual tenía gruesos antecedentes que habían corrido por toda Europa durante siglos.
Siempre el fuego había sido considerado como algo trascendental, en especial en los ritos paganos. Y era clave en ceremonias que tenían relación con los cambios de estación. Así, en los solsticios y en lo equinoccios aquello seguía vigente. Los solsticios (del latín “sol quieto”) se repiten dos veces cada año y son los momentos en los que el Sol alcanza su menor o mayor altura aparente en el cielo. Los equinoccios también ocurren dos veces al año y tienen relación con la posición del Sol situado en el plano del Ecuador.
En los solsticios de invierno, los pueblos europeos preparaban grandes fuegos nocturnos. Decían que era para darle más fuerza al Sol y que calentara más. Inspirado en aquellos hechos, el cristianismo incorpora a sus rituales algo de esas ceremonias.
La idea religiosa se basaba en que con el fuego se ahuyentaba a los malos espíritus que tenían relación con el demonio y se evocaban acontecimientos sagrados. De esa manera surgen las fogatas de San Juan (se realizan cada 24 de junio) y la de San Pedro y San Pablo (el 29 de junio). En el rito de la fogata siempre se incluía un “muñeco” (es decir: una figura humana) como símbolo del sufrimiento de mártires inocentes o como expiación colectiva.
Fuente: Clarín