El Gobierno saldó el mayor compromiso con acreedores privados de los últimos veinte años. La operación se realizó sin trabas de los fondos buitre. Las reservas del Banco Central bajaron al nivel de hace un año, mientras que la deuda cayó a mínimos históricos.
El gobierno nacional abonó 5899 millones de dólares en concepto del último vencimiento de capital e intereses del Boden 2015, el mayor compromiso financiero asumido por el kirchnerismo y extinguido bajo la misma administración. Pese a especulaciones previas de eventuales inconvenientes para afrontar este pago, todos los tenedores, en su mayoría del exterior o con cuentas en plazas financieras extranjeras (por el equivalente a unos 4700 millones de dólares), recibieron en tiempo y forma los fondos del vencimiento de este título. La transferencia impactó en las reservas internacionales con una caída de 4741 millones de dólares, que ubicaron ese stock en 27.713 millones, un volumen similar al que se registraba un año atrás. Este pago implicó reducir el peso de la deuda pública externa en moneda extranjera sobre el PIB al 7,3 por ciento, desde el 8,9 anterior y el 75,4 por ciento de 2003. “Se cerró el último capítulo del gran endeudamiento argentino con el pago del Boden 2015”, dijo ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien sostuvo que los que buscaron generar pánico en el mercado, “como quieren ajustar, tienen que asustar” (ver página 7). El Ministerio de Economía lanza hoy el Bonar 2020 en dólares para que tenedores puedan reinvertir el dinero del Boden 15 (ver aparte).
En las últimas semanas se amplificaron las voces con especulaciones en torno a un eventual incumplimiento de este compromiso, el más abultado que enfrentó el país (y cumplió) con privados en los últimos veinte años. Entre las alternativas que se buscaron instalar desde el sector financiero pudo escucharse desde una pesificación del cobro de este vencimiento hasta la de un canje forzoso por bonos en pesos. El objetivo era incentivar una corrida contra el peso y deteriorar el stock de reservas previo al pago del Boden 15. Desde mediados de año las reservas perdieron por demanda de privados (empresas y personas) unos 1500 millones de dólares, pese a que se buscó amortiguar la caída con nuevos desembolsos del swap (intercambio) de monedas con el Banco Popular de China. El organismo había iniciado además en junio último la compra de Boden 15 para amortiguar la caída de reservas por el pago.
Previo a la cancelación las estimaciones oficiales descontaban los 420 millones de dólares adquiridos por el Central y cerca de 1200 millones en manos de inversores institucionales, quienes solicitaron una alternativa a Economía para reinvertir sus fondos en instrumentos con características similares. Esto fue lo que motivó la licitación que se realizará hoy de Boden 2020 por un monto inicial de 500 millones (ver aparte). El destino de los 4700 millones restantes fue a inversores extranjeros y a argentinos con cuentas en el exterior. Según explicaron desde el Central, a los locales el organismo depositó de manera directa los fondos en la cuenta bancaria o comitente. En el caso de los extranjeros, el BC utilizó su cuenta en el exterior –no se utilizó la de Nueva York para evitar maniobras de fondos buitre– para depositar en los agentes de custodia Euroclear y Clearstream que transfirieron el dinero a sus propietarios. “Los procedimientos para acreditar la cancelación del capital e intereses de Boden 2015 a los inversores han culminado exitosamente”, tuiteó el titular del Banco Central Alejandro Vanoli, pasadas las 16, minutos después del cierre de las transferencias.
“Hemos atendido uno de los mayores vencimientos en décadas, manteniendo un nivel de reservas equivalente al que existía hace un año y que resulta adecuado para atender los próximos vencimientos externos y para garantizar la sustentabilidad del crecimiento económico”, señaló Vanoli a través de un comunicado. Más temprano, el ministro de Economía, Axel Kicillof, había señalado que el tamaño de la emisión del Boden 15 era comparable con las series lanzadas en los 90, que luego fueron declaradas en cesación de pagos en 2001. “Esta emisión es comparable sólo con la del Global 2008, el Global 2018 y Global 2031, todos defaulteados en 2001”, precisó más tarde Cristina Fernández.
El Boden 2015 nació hace diez años como contrapartida de los préstamos que recibió el país de parte del gobierno venezolano para afrontar la escasa deuda que todavía se mantenía en pie, principalmente con organismos multilaterales de crédito, luego del default declarado en 2001 por el actual candidato presidencial Rodolfo Rodríguez Saa. La orden de impago había caído sobre las 152 emisiones de bonos existentes en ese momento pero quedaron a resguardo del default las deudas con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Aladi. “Es la primera vez que un Gobierno que emite una serie es el mismo que el que lo paga y no se lo deja a otro”, destacó ayer la jefa de Estado durante un acto en Tecnópolis.
En los doce años del kirchnerismo se pagó en vencimientos de títulos a privados y a organismos de crédito 145 millones de dólares sin acceder a financiamiento externo. Según anticipó la Presidenta, los tres próximos períodos de gobierno (si no toman nueva deuda), tendrán que pagar 80.000 millones de dólares. El pago de los 5900 millones de dólares del Boden 15 impacta en el stock de deuda. De acuerdo con cifras oficiales, la deuda total por sobre el PIB se ubica actualmente en el 42,8 por ciento, casi una cuarta parte del 166 por ciento de 2003. La deuda externa pasó de 95 a 13 por ciento y la emitida en moneda extranjera, la más trascendente en términos de sacrificio de divisas, se trasladó en doce años de 75,4 a 7,3 por ciento del PIB.
Para el próximo año los servicios de deuda representarán el 1,9 por ciento del PIB, mientras que total de la deuda en moneda extranjera sobre reservas representa el 134 por ciento. El grado de aceptación del Bonar 2024 será clave para apuntalar las reservas, que volvieron a sus mínimos desde octubre pasado.
Fuente: Cristian Carrillo/Página 12