El proyecto es realizado por la asociación EnRedando en distintas escuelas del departamento para reflexionar sobre la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. La propuesta continuará en el 2016.
Guada (4) se quedó mirando fijo al muñeco Felipe que le preguntaba sobre las cosas que la ponían triste y enseguida cambió su semblante. «Que mis amigas no quieran jugar conmigo», comentó.
Otro pequeño habló de las burlas, otro del deseo de pasar más tiempo con sus papás y otro de los retos que recibe. Luego, entre todos llegaron a la conclusión que entre las cosas más lindas del mundo están los caramelos, los amigos y el amor de la familia.
Los chicos tienen mucho que decir y hacer por sus derechos, sólo hay que darles el espacio para que se expresen. Esta hipótesis quedó más que comprobada ayer con los chicos de la salita de 4 años de la escuela primaria Oscar Cattaneo, quienes aprendieron -a través del juego- que muchas de las cosas que los hacen felices constituyen derechos avalados por ley y que deben luchar por ellos.
Esta es la base del proyecto ‘Enredados por mis derechos’ que ya se lanzó a rodar -y lo hará hasta el año próximo- por distintas escuelas de Tupungato. La idea es que padres, docentes y estudiantes conozcan y debatan sobre los postulados de la Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.
«Conocerlos es el primer paso para que todos los miembros de la sociedad nos hagamos corresponsables en el cumplimiento de estos derechos. Ya no podemos seguir ajenos ante situaciones donde los mismos sean vulnerados», comentó Marcela Granizo, vice presidenta de la asociación
EnREDando, una entidad que trabaja por la infancia en este departamento valletano y una de las que llevan adelante la iniciativa.
La necesidad de que las familias se involucren en el cumplimiento de esta legislación, de que en las escuelas sepan cómo actuar ante situaciones de vulneración y que los niños y adolescentes se conviertan en sujetos activos en su defensa hicieron que distintas instituciones de Tupungato se reunieran para dar forma a este proyecto innovador.
Además de la asociación EnREDando, de él participan especialistas de la Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares de la DGE -que dictan las charlas a los docentes- y las estudiantes del PEP (Profesorado de Enseñanza Primaria) del IES 9-009 Tupungato, que realizan intervenciones prácticas con los alumnos.
El teatro de títeres del jardín Duendecitos levantó su telón para contar la historia de Felipe. Cansado de que lo llamaran con apodos -‘bicho verde’, ‘orejas largas’- el muñeco les contó a los niños sus pesares por no tener nombre ni familia que le pusiera uno. Fue el pie ideal para que cada niño pudiera compartir sus penas y sus alegrías.
«Hay que decir las cosas, para que la gente que nos quiere pueda buscar una solución», comentó la seño Jorgelina. Después, Natalia y Paola les repartieron los elementos para que cada uno creara su propio títere y pudiera llamarlo como quisiera. «Me llamo robot y me encanta jugar con mis amigos robots», actuó en el teatro Jorge, en puntas de pie.
«Tenemos la reflexión sobre sus derechos en el currículo y tratamos de ellos tomen conciencia de los mismos», contó la señorita del jardín, Liliana Acosta.
Por su parte, la directora de la escuela, María Esther Contreras, destacó lo necesario de estas intervenciones. «Es necesario comprometer a las familias en la educación de sus hijos. Hay muchas familias disfuncionales», dijo la docente y agregó que «los maestros y maestras no saben cómo actuar o a quién denunciar cuando se encuentran o sospechan que hay situaciones conflictivas que afectan a sus alumnos».
«Si hay una conclusión a la que llegamos entre todos es que los niños terminan siendo víctimas de situaciones que no han generado, de las que somos responsables los adultos», expuso Carmen Herrera, una de las mujeres de la asociación que guió el encuentro con las mamás.
«Tanto se consustanciaron con el tema, que algunas mamás dijeron que quieren trabajar en la promoción de los derechos. Es el mejor resultado», apuntó la mujer.
Fuente: Gisela Manoni/Diario Los Andes