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¡Bendita siesta! Los beneficios de poder considerar un pequeño descanso después del almuerzo

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Por: Victoria Navicelli

De pequeños nos fastidiaba la idea de dormir siesta. Sin embargo ahora, ya de grandes, descubrimos los beneficios de ese descanso breve.

Quizás sos de aquellos que sienten que dormir la siesta es una “pérdida de tiempo” o “propio del interior” y no de zonas más urbanizadas. Lamento decirte que ¡no! Ni “eso, ni aquello”. Dedicar unos minutos a descansar luego del almuerzo es una práctica sumamente saludable que ayuda a cobrar energías para atravesar el resto del día, sin sentirse abatido por el devenir de la jornada.

Remontémonos por un segundo a nuestra niñez. Sabíamos que luego del almuerzo, mamá o papá nos invitarían a dormir unos minutos. ¡Cuánta resistencia generaba dicha propuesta! Niños que “simulaban” dormir para luego escabullirse de entre las sábanas para “hacer de las suyas” mientras mamá o papá disfrutaban de su siesta.

También estaban aquellos que jamás dormían y tampoco dejaban dormir a los demás. Seguro existen los que recuerdan haber disfrutado esos minutos haciendo caso a sus padres y dormir plácidamente la siesta. Cual sea el caso hay algo que es irrefutable: la necesidad de “hacer la siesta”.

En todos los tiempos y en todas las culturas esta práctica de descanso ha existido siempre. Hay países (o regiones en cada país) que lo cumplen a rajatabla, mientras que otros (países o regiones), deciden no hacerlo para “no interrumpir” la jornada laboral o la actividad misma que se esté realizando.

Las apretadas agendas y el sistema reinante nos han hecho olvidar de una práctica sumamente saludable tanto para nuestro cuerpo físico como para nuestro cuerpo emocional.

Pues, si comer es un placer; ¡dormir también lo es! Acaso, ¿quién puede negar la felicidad que genera el saber que dormiremos un buen rato? Lo más importante es adelantarse a las cosas y hacerlo rutinariamente y no sólo cuando el cuerpo lo pide a gritos.

Dormir siesta, al menos 30 o 40 minutos, mejora la productividad y colabora en prolongar la vida. Tal como comenta la enfermera Sonia Blanco, “el descanso luego del almuerzo ayuda a recuperar fuerzas ya que, luego de ingerir alimentos, toda la energía del cuerpo se dirige al proceso de digestión.

Entonces, la temperatura del cuerpo baja y todas nuestras funciones se tornan más lentas”. Por esto, un momento de relajación beneficia saludablemente a la persona.

Siguiendo con el tema, la siesta es sumamente poderosa para el organismo: mejora habilidades cognitivas, colabora en los procesos de aprendizaje y reduce el estrés, entre otros aspectos positivos. ¡Ojo! Dormir la siesta no remplaza el tiempo de descanso recomendable por día para que nuestra vida sea más saludable.

 

 

Fuente: Diario Los Andes