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Arrasó la derecha en las elecciones españolas

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El Partido Popular obtuvo la mayoría absoluta: alcanzó los 186 diputados con un 44,6 por ciento de los votos, frente a los 110 escaños que consiguió el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), un 28,7 por ciento de los sufragios.

La tercera fue la vencida para Mariano Rajoy, quien apareció pasadas las 22.33 ante las cámaras de televisión para dirigirse al país como ganador de los comicios en España. Sus simpatizantes, reunidos en la calle Génova 13, gritaban mirando la pantalla gigante: “Oah, oah, Mariano a la Moncloa”, y mencionaban a quien quedó fuera de la contienda “Rubalcaba, el tiempo se te acaba”. El Partido Popular obtuvo la mayoría absoluta, incluso más amplia que la conseguida por José María Aznar en el 2000: alcanzó los 186 diputados con un 44,6 por ciento de los votos, frente a los 110 escaños que consiguió el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), un 28,7 por ciento de los votos. Sus primeras palabras duraron pocos minutos. Rajoy leyó cada línea: “Vamos a gobernar en la más delicada coyuntura. Vamos a darlo todo, con todos los españoles”. El jefe de gobierno electo marcó la cancha respecto de lo que cree que es mejor para España en un contexto de crisis económica: “Nuestro destino se juega en y con Europa”. Y señaló que el enemigo del PP es el paro, el déficit, el infortunio que aqueja a muchos”. Rajoy seguramente lo vivió como una revancha personal, dado que había perdido en dos intentos anteriores (2004 y 2008) con el mismo rival del PSOE: José Luis Rodríguez Zapatero.

En la calle Génova, jóvenes, señoras con sus hijos, ancianos, aplaudían y bailaban temas como “Crazy little thing called love”, “Let’s twist again” cual fiesta de quince. Y es que el PP tenía para celebrar tanto la contundente victoria como el revés que significaron estos comicios para el gobernante PSOE y su candidato Alfredo Pérez Rubalcaba. Al que le tocó esta vez el trago más amargo, Rubalcaba, apareció desde su bunker agradeciendo a quienes lo votaron en este contexto de dificultades económicas –un desempleo del 21 por ciento, es decir, cinco millones de españoles– y convocó a un congreso ordinario para gestionar el futuro del partido después de la debacle.

Marcos Roitman, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid, analizó en diálogo con Página/12 el resultado ya en mano. “Por primera vez en la historia desde la muerte de Franco que el PP va a gobernar sin contrapeso en las comunidades autónomas. El mapa político de España es ahora monocolor.” El mapa es, con contadísimas excepciones, azul. Salvo en Cataluña y en el País Vasco, donde los partidos vencedores fueron Convergencia y Unión y Amaiur, los populares se impusieron en todas las comunidades. Entre las grandes ciudades, el conservador sólo perdió frente a Rubalcaba en Sevilla y Barcelona. Este aluvión se combina con los miles de ayuntamientos y varias comunidades autónomas obtenidos por el PP en los pasados comicios municipales de mayo.

De este modo, los conservadores tienen el campo abierto para aplicar su programa de gobierno, incluidos los recortes que se avizoran para reducir el déficit público bajo el paradigma neoliberal de evitar la temida recesión. “En España más que votar con el bolsillo, una mayoría lo hizo en la desesperación. Esta sociedad es poco politizada, no le importa si el dirigente es alguien valorado mucho o poco, vota a favor de un partido”, afirmó Roitman. Y completó su idea: “Rajoy ha pedido valor, entereza, patriotismo, parece preanunciar lo que vendrá, aunque no haya definido cuáles serán las medidas concretas de su gobierno. Sí quedó claro que va a recortar la Ley de Dependencia, ya dijo que sobra”. Se trata de una ley que otorga beneficios a todas las familias que tienen un inválido en la casa, ya sea por cuestiones de edad o de enfermedad.

En la calle Génova hubo quienes reivindicaron los recortes como parte del cambio. “Se van a producir ajustes necesarios, es parte de esto nuevo”, dijo a puro festejo Franciso López, de 25 años, un joven que estudia y trabaja.

Uno de los argumentos que más usó el PP en la campaña fue decir que logró superar el alto índice de desempleo en el ’96. Alberto Montero Soler, profesor en economía de la Universidad de Málaga, señaló a este diario que se trata de dos realidades muy distintas. “Con la crisis del ’96 existía la devaluación de la peseta. Hoy día falta ese instrumento. La causa de esta debacle está ligada al mal diseño de la Eurozona, con una moneda en común pero distintos tipos de productividades. Se aumentaron los superávit en el centro en países como Alemania, Bélgica, y se acumularon déficit en la periferia: en España, Grecia, Portugal. Los del centro prestaron dinero para que les siguieran comprando, los otros se endeudaron más, y así siguió el círculo vicioso.” El economista ensayó una salida. “Tiene que haber una solución solidaria del conjunto de Europa.” Si el destino se juega dentro de Europa, el panorama no es alentador, con la reciente sustitución de primeros ministros –Grecia, Italia– por tecnócratas para que sean los que lleven las riendas de la economía frente a la presión de los mercados.

Otro dato distintivo de la jornada fue el notable ascenso de Izquierda Unida, que con casi siete por ciento de los votos logró 11 diputados. Igual de significativa fue la llegada de la izquierda abertzale de la mano de Amaiur en el País Vasco, que consiguió siete diputados nacionales. El analista Roitman subrayó esta novedad: “En el País Vasco la izquierda abertzale Amaiur se convierte en el partido más votado, por encima del Partido Nacionalista Vasco. Esto se da después de que la organización ETA anunciara el abandono definitivo de las armas”.

Uno de los interrogantes que se abren es qué pasará con el movimiento de los indignados, toda vez que dicen no estar representados por ningún partido, pero que cuentan con ciertos puentes con Izquierda Unida. España cerró ayer una paradoja: para castigar un gobierno como el de Zapatero, que demostró no tener ideas genuinas de izquierda para afrontar una crisis de enorme magnitud nacida de la especulación, premia a un partido conservador y ultraliberal. No hay que dejar de vista que este país cuenta con importantes resortes para resistir más ajustes. Las protestas en las calles de Madrid lo demuestran.

(Fuente: Página 12)