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«Ángel de Mis Sueños», la trágica historia detrás del nombre de una fundación que ayuda a la comunidad

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Historia que busca y merece justicia. 

“Ángel de Mis Sueños” es una fundación ubicada en el distrito de Vista Flores, del departamento de Tunuyán, comandada por Vanesa Campos, su fundadora.

Esta ONG nació hace un año aproximadamente, luego de que Vanesa atravesará una profunda y larga depresión por la pérdida de su pequeño hijo Miguel Ángel Campos, de un año de edad, fallecido el 21 de mayo de 2005 producto de un accidente de tránsito.

A 13 años del triste episodio el caso aún sigue impune; la justicia nunca le dio respuestas a esta madre.

A pesar de ello, la mujer logró salir adelante gracias al incansable apoyo de sus seres queridos y motivada por ese mismo amor decidió fundar “Ángel de Mis Sueños”, espacio que trabaja en pos de los más necesitados.

El Cuco Digital entrevistó a Vanesa, quien contó la historia de la ONG, en qué consiste su labor y cómo logró salir adelante a pesar de la tragedia.

-Vanesa, primeramente contanos cómo nació Ángel de Mis Sueños.

La historia es un poco larga, pero tengo muchas ganas de contarla. El nombre tiene que ver con mi hijo, se llamaba Miguel Ángel Campos (Tongo) para quienes lo conocían; él nació el 19 de abril del 2004, era un niño muy inteligente, hiperactivo, le encantaba bailar y jugar con su hermano mayor, aunque era muy madrero,  hacía de sus picardías para quedar siempre bien conmigo; así paso todo un año, un mes y dos días.

Lamentablemente un 21 de mayo del 2005 despertó muy raro, diciéndole chau a todas las personas. Ese día viajamos con mi madre Santina (abuela de Tongo) a Tunuyán a visitar a un tío, estuvimos toda la tarde con él; jugó, río y al final del viaje compramos chocolate que se lo comió todo.

Luego llegamos a Vista Flores y de pasada decidimos ir a ver a su tía Noemí; tomamos la medida tarde con ella y nos fuimos, -todos me seguían preguntando porque decía chau-. Llegamos a mi casa y le comenté a mis padres que tenía que ir a retirar unos sillones que Noemí me había regalado, a lo que mi madre me dijo que fuera tranquila que ella se quedaba con mi nene, así que decidí ir con mi hijo mayor a buscar un flete. Cuando volvimos entré a mi casa para pedirle dinero a mi mamá y mí hijo salió detrás de mío. Cuando terminé de descargar los sillones el fletero arrancó, en ese momento yo estaba guardando un sillón, cuando miré que su cuerpito estaba tendido sobre la calle; corrí porque no entendía qué pasó, mi padre lo levantó y me lo pasó, lo lleve rápidamente a la salita de primeros auxilios, lamentablemente debo decir que nos atendieron muy mal, pero en ese momento había un enfermero, Esteban Rodríguez, que hizo hasta lo imposible por ayudarlo; de inmediato nos fuimos al Hospital de Tunuyán, yo totalmente desesperada rogando y suplicando por su vida; llegamos al Scaravelli, lo baje en mis brazos y él levantó su mano, me miró y me dijo ¡Má!, ese día se despidió en mis brazos, un 21 de mayo a las 18:45 horas del 2005.

-¿En qué momento decidiste fundar esta ONG?

Después de una larga depresión por la pérdida trágica de mi hijo, me da un agotamiento mental, donde se me paraliza toda la parte motriz, tuve un largo tratamiento, pero logré levantarme, con mucha contención familiar, desde mi hijo hasta mis padres.

Yo que era madre soltera con dos niños y trabajaba para sacarlos adelante, no tenía nada y a la vez lo tenía todo, mis hijos; después de eso me quedé vacía. Pero hoy con 41 años vivo en honor a mi hijo y trato de llevar amor a donde quiera que me necesiten. Mi labor comunitaria no tiene ningún costó ya que lo hago por amor a los niños, en ellos encuentro una mirada, una picardía. Pero lo más importante es que llamé Ángel de Mis Sueños a la Fundación porque en eso se convirtió, a pesar que siempre hay alguien que no está conforme. Él (su hijo fallecido) me da aliento a seguir ayudando; hay una frase que nos identifica: «Mientras yo viva vos vivirás en mí, porque yo soy tu madre y vos mi hijo» fue el juramento que le hice. Esa es la historia de mi ONG .

-Han pasado varios años de la tragedia, ¿hay alguna denuncia?¿se hizo justicia?

Claro, fui a realizar la denuncia y conté que el fletero había matado a mi hijo; relate todo lo que había pasado pero nunca hizo nada la justicia. Ya pasaron 13 años y la verdad que si me llamaron dos veces a declarar fue mucho; me cerraron todas las puertas. Nunca nadie vino a pedirme perdón por lo que había pasado, el caso quedó impune y la Justicia me dijo que no había nada para hacer.

Ya pasaron muchos años. Lo que me quedaba hacer por mí y por la memoria de mi hijo es ayudar a otros niños que pasan por carencias y situaciones tristes. Creó en la justicia divina. Gracias a Dios salí adelante y ahora soy una herramienta en sus manos, aunque debo admitir que me produce dolor, mucha tristeza, que a pesar de mis intentos de justicia muchos hicieron oídos sordos, muchos. Ya está, seguiré adelante por mi Tongo, pero ya sumamos 13 años a una tragedia de un niño y eligieron darle la espalda.