El dato se desprende de una investigación realizada por la Asociación Civil Trama, luego de una serie de consultas hechas a jóvenes de entre 15 y 20 años. La población encuestada corresponde a Ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, Tucumán, Córdoba y Entre Ríos.
Los jóvenes en relaciones de noviazgo identificaron y condenaron la violencia física, pero 40
por ciento de los varones consideró «normal» forzar a sus compañeras a tener relaciones sexuales, determinó un estudio que analizó los vínculos afectivos entre personas de 15 a 20 años.
El estudio también identificó la necesidad de la juventud de debatir este tema entre sus pares. «El 80 por ciento de las chicas reconocen y rechazan la violencia sexual y en los varones ese porcentje es sólo del 38, uno de los datos significativos que nos muestra que la igualdad de géneros está pendiente en las relaciones afectivas de las nuevas generaciones», dijo Lucila Trufo, comunicadora de la asociación civil Trama.
La ONG junto al Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas realizó la investigación ‘ Jóvenes, las relaciones de pareja y malos tratos en el noviazgo`, en base a encuestas online y talleres con 472 jóvenes, varones y mujeres de entre 15 y 20 años, de Ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, Tucumán, Córdoba y Entre Ríos.
El documento reveló que a estas edades las mujeres «son quienes, sin ninguna duda, viven situaciones de relaciones sexuales forzadas o no consentidas con sus parejas estables u ocasionales» y que «la transgresión de las chicas a las expectativas de género es mucho más condenada que la de los varones».
La violencia física está clara para los adolescentes: «Hay un montón que cagan a palos a las novias, tenés que mirar el noticiero nomás. Yo tengo un montón de amigas que el novio les pega, están hace un montón de años pero no quieren dejar por miedo a que el chabón le pegue, le haga algo», aportó una joven en uno de los grupos participativos.
Su testimonio es parte del 80 por ciento que consideró que una bofetada en una discusión de pareja es un hecho grave, mientras que el 85,2 por ciento de las mujeres identificó los riesgos de una amenaza de golpe, pero en los varones esta percepción bajó casi 13 puntos porcentuales.
«Salvo la violencia explícita, a los chicos les costó identificar los malos tratos psicológicos. Creemos que ahí reside el desafío de las intervenciones para prevenir y erradicar la violencia de género en las parejas jóvenes», aportó la indagación.
El efecto del control sobre la pareja, potenciado por las redes sociales, fue sintetizado por una de las jóvenes: «Él me controlaba mucho y quería la contraseña de mi Facebook para borrar a los que yo tenía. Y yo le decía: `No, entrás a mi muro todos los días`. Era mucho control, yo me sentía asfixiada».
Ellos, mayoritariamente, siguen actuando en sus relaciones afectivas «en base a roles tradicionales, donde la mujer es sumisa, se ocupa de la casa, a pesar de ser hijos de madres que trabajan fuera del hogar y son estudiantes», explicó Trufo, quien coordinó el trabajo.
Durante las charlas con los jóvenes fue «unánime la opinión de que a las mujeres no hay que pegarles porque eso los hace menos hombres, los degrada en su masculinidad», concluyó el estudio.
Pero la falta de identificación de la violencia sexual por parte de la mayoría de los encuestados «es un indicador de las diferencias de roles de género y el ejercicio de poder sobre los cuerpos y los deseos sexuales de las mujeres», señaló la comunicadora.
En los relatos de sus experiencias sexuales «aparecen claramente los estereotipos de género tradicionales que regulan las actitudes y opiniones frente a la sexualidad. Los varones aparecen como siempre `disponibles` para la actividad sexual».
«¿Quién propone ir al telo?», preguntó una de las coordinadoras de los grupos de reflexión, y la mayoría de las chicas contestó que es el hombre el que decide, que hay que ir porque si no él va con otra, por lo que otra conclusión de la investigación es que a las mujeres «se les sigue pidiendo que ejerzan un rol de control de ese’ impulso’ masculino».
Otra contribución del trabajo fue visibilizar «la demanda de los chicos por espacios para hablar de estos temas que no están habilitados ni en la familia ni en la escuela. Y que son temas de su interés siempre que se los aborde partiendo de sus propias experiencias y no como mandato del discurso adulto», señaló Trufo.
El amor romántico, las relaciones de amistad, los conflictos son algunos de los ejes de la investigación que se presentará en un mes «como un aporte para las nuevas generaciones, en esta etapa de transición social donde conviven los viejos mandatos patriarcales con rupturas que proponen formas más equitativas e igualitarias de relacionarse».
Fuente: Diario Uno