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Ahorro hormiga: ¿Qué es y cómo puede mejorar tus finanzas personales?

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Contra lo que muchos creen, los ahorros hormiga y las ganancias que caen de a «gotas» pueden hacer la diferencia en el balance del mes. La tecnología es una nueva aliada en el manejo de las finanzas personales y no subirse a ella es, de algún modo, perder poder adquisitivo.

Las billeteras virtuales y los múltiples programas de fidelidad de las distintas empresas con las que tenemos relación son la puerta de entrada a un mundo en el que se pueden pagar con descuentos productos y servicios, hacer rendir el dinero que está «estacionado» en la caja de ahorro y hasta capitalizar esos vueltos insignificantes (y no tanto) que muchas veces son cambiados por un caramelo o por el famoso «te puedo deber $2» que obviamente nunca serán reintegrados.

La clave es ser metódico: informarse de las promociones, bajarse la app correspondiente al celular y leer la letra chica para saber si el porcentaje de descuento tiene un tope y de cuánto es. No importa si el ahorro es de $100 sobre un tanque de combustible completo que nos costó más de $1500, $50 en la recarga del celular o de 200 en el pago de la cena. Lo que da resultado es la suma de pequeñas partes.

Desde el momento en que se cobra el sueldo hasta que se extingue la última gota, pasan unos cuantos días e incluso puede quedar remanente. Los bancos no pagan prácticamente nada por ese dinero estacionado en la caja de ahorro. Mercado Pago ofrece cuenta remunerada desde diciembre pasado, y lo mismo lanzó InVuelto.

«La inversión se realiza en tres pasos y de manera 100% digital desde cualquier smartphone con la app de Mercado Pago y permite percibir rendimientos estimados del 40% anual», explica Paula Arregui, Senior VP de Mercado Pago. «El monto mínimo necesario para empezar a invertir es de solo $2 y se realiza mediante la compra de cuotapartes de Fondos Comunes de Inversión (FCI) que administra la sociedad Industrial Asset Management», agrega. La operación está regulada por la Comisión Nacional de Valores (CNV).

Lo importante: el dinero está siempre disponible para ser utilizado. «No hay un tiempo mínimo de permanencia y al dejar de invertir no se pierde el rendimiento ganado», aclara Arregui. Con el dinero en cuenta, a través de código QR se puede pagar en comercios, recargar la tarjeta SUBE y el celular, o pagar los servicios, como la luz, el gas o el celular.

«Somos una alcancía virtual», define Alejandro Bär, socio fundador de la plataforma. «Tenemos más de 2000 cuentas operativas y los fondos que ingresan se invierten actualmente en FIMA (la administradora de fondos de inversión del Banco Galicia), pero próximamente estaremos migrando a otro de los grandes operadores de la Argentina». «Invertimos en un fondo que nos permite capitalizar todos los días, entrar con cualquier monto, tener liquidez casi inmediata y sobre todo asegurar el capital de los que ahorran desde InVuelto», remarca Bär.

El objetivo final de la plataforma es más que ser una cuenta virtual remunerada. «Vamos a ser el ‘chanchito’ donde podrán acreditarnos en segundos ese vuelto que por falta de cambio muchas veces perdemos. Es una funcionalidad que estamos seguros va a revolucionar el mercado, a través de acuerdos tanto con grandes cadenas de retail como con pequeños comercios».

«Apuntamos a ser una plataforma masiva de ahorro, sin mínimos de inversión. La rentabilidad actual está alrededor del 50% anual. Es gratis hasta que uno llega a ahorrar $3500. A partir de ahí cobramos un monto fijo de $35 mensual por el servicio», detalla el ejecutivo y agrega: «Nuestros usuarios tienen ahorrado en promedio $3700. Y los que ahorran todos los meses, en promedio ahorran $800».

En ambas plataformas hay varios caminos para ingresar dinero a la cuenta: transferencia desde un banco, con tarjeta de crédito, por PIM o a través de redes de cobranza como Rapipago y PagoFácil, de modo que los no bancarizados también pueden acceder a tener una cuenta.

Del otro lado del mostrador, el pequeño comerciante o el profesional que recibe pagos a través de Mercado Pago, también rentabiliza sus ingresos evitando perder valor por la erosión de la inflación.

«Un punto clave de las billeteras virtuales es que ayudan a reducir el fraude. La información almacenada en ellas está encriptada. Esto significa que los números de cuenta de su tarjeta real no se transmiten mientras realiza un pago. Las billeteras virtuales utilizan códigos de pago aleatorios que no se pueden usar de nuevo. Ofrecen más seguridad que la banda magnética de la parte posterior de una tarjeta física e incluso que el chip», argumenta Marcelo Fondacaro, VP Global Sales Director de VeriTran, empresa que da soporte tecnológico al mundo fintech.

«La gente ya utiliza su teléfono inteligente para la mayor parte de las actividades en su rutina diaria y vemos cómo las nuevas generaciones, por ejemplo, reemplazaron la agenda y el despertador por el celular. Por eso resulta natural que prefieran utilizar la misma herramienta para gestionar su dinero», dice puesta a analizar el futuro. «Vemos a diario cómo aumenta la cantidad de gente que prefiere pagar con código QR en los comercios por su agilidad, practicidad y conveniencia».

Con la billetera de Mercado Pago (y la app de Mercado Libre), los descuentos y las promociones también suman al balance financiero personal. «Impulsamos el uso de la billetera digital a través de campañas de descuentos atractivos por el pago con código QR de 10%, 15% y hasta 20% en más de 230.000 comercios, desde locales de gastronomía, estaciones de servicio, quioscos hasta supermercados chinos, entre otros rubros», aclara la ejecutiva.

«Las soluciones de billeteras remuneradas son hoy la vedette», destaca Ignacio Plaza, director de Primary Ventures, otra de las empresas que provee infraestructura fintech. «Es un sector de enorme potencial para democratizar servicios financieros de nueva generación, con la misma seguridad que otros productos tradicionales y otra dimensión de eficiencia, accesibilidad y flexibilidad», agrega.

Las posibilidades están en la palma de la mano, es cuestión de aprender a explotarlas para hacer más rendidores los ingresos en épocas de tanto deterioro en el poder adquisitivo como el actual y entrenarnos en el ahorro sistematizado.

Fuente: La Nación