Los niveles de nevadas en alta montaña son los más bajos en 20 años. Los especialistas dudan de que esta situación pueda revertirse en lo que queda del invierno.
Ocho días seguidos con el registro en cero. Nada. En más de una semana, en pleno invierno, no nevó ni un milímetro. La estación meteorológica de Horcones mantuvo esa racha negativa y eso ya perfila una situación hídrica complicada para el verano, aunque con el tiempo nunca se sabe y en los últimos años hubo nevadas tardías.
Los datos del boletín hidronivometeorológico del Irrigación, por ahora, son contundentes: desde el 26 de julio no hay nieve en plena montaña. Un día antes, el 25 de julio, había sólo 7 milímetros. El 2 de agosto del año pasado hubo 389 milímetros acumulados en Horcones, la media histórica es de 235 milímetros.
Un ejemplo de la crisis nívea son los centros de esquí del norte de Mendoza, como Los Penitentes, que nunca pudieron habilitar las pistas para esquiadores dada la falta de nieve.
«Sin duda estamos complicados», afirmó Ricardo Villalba, doctor en Geociencias e investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) del Conicet. «La nieve ha sido muy escasa, los valores a esta altura del año son totalmente reducidos, prácticamente no hay nieve. Eso es fuertemente preocupante. La situación es muy complicada», dijo el especialista, aunque pide no alarmar a la población.
Juan Rivera, meteorólogo y también investigador del Ianigla, cuyo objeto de estudio son las sequías, afirmó que para tener condiciones normales hacen falta dos o tres años nevadores consecutivos, a niveles como el 2016.
El investigador recordó que estos niveles de sequía se comparan con los del ’96 que fue el último año tan crítico.
Todavía le quedan al invierno cerca de 40 días. ¿Podría revertirse esta sequía de nieve en ese tiempo? Los investigadores ven escasas posibilidades de que eso suceda. De hecho, el informe del pronóstico climático trimestral para agosto-setiembre-octubre del Servicio Meteorológico Nacional prevé precipitaciones inferiores a lo normal para la zona de Cuyo y temperaturas por encima de la media.
«La situación es comprometida, es difícil que se pueda revertir, tendría que cambiar drásticamente. El hecho de tener un año normal, en el que no haya eventos Niña o Niño, hace que el pronóstico sea mucho más difícil de establecer», comentó Villalba. Y agregó: «Se viene un año hidrológicamente complicado, hay que cuidar el agua».
Rivera coincidió que es muy poco probable que la situación cambie. «La proyección para el próximo trimestre no está marcando precipitaciones por encima de lo normal en cordillera, agosto lo veo bastante complicado. Esto va a repercutir en los caudales de los ríos principalmente en el Mendoza, Tupungato, y Tunuyán», sostuvo.
Fuente: Diario UNO