La bulimia y la anorexia son dos enfermedades que se manifiestan cada vez más, sobre todo entre las adolescentes y jóvenes, y que al llegar la época de calor, se incrementan abruptamente, según los especialistas. Las señales a tener en cuenta.
«La bulimia y anorexia aumentó significativamente en los últimos años. Cada cinco chicas, una tiene problemas en la visión de su cuerpo», dijo a Télam la psicóloga Diana Guelar especialista en trastornos de la alimentación, como cifra estimativa y añadió que «en esta época tenemos el doble de consultas que en el resto del año».
La experta destacó que es `la enfermedad de la imagen`, que aumenta entre septiembre y marzo, que la relación entre mujeres y varones que padecen estos trastornos es 20 a 1 y que «siempre hay un factor que dispara, ellas siempre refieren a una dieta».
Estas enfermedades son más frecuentes en la adolescencia, «pero ahora tenemos chicas cada vez mas chicas, de 11 y 12 años» y «también se da en personas más grandes, hay una investigación de mujeres pre o menopáusicas con trastorno de la alimentación, que en realidad estuvo latente muchos años y en ese momento se desencadena con mucha fuerza», dijo Guelar, directora del Centro de Atención y Prevención La Casita, sobre trastornos alimenticios.
«Con prohibiciones o retos no se cura; requiere de un tratamiento integral que consta de nutricionista, psicólogo o psiquiatra y equipo médico, para que pueda existir un buen diagnóstico» Por su parte, la psiquiatra Mabel Bello, fundadora y asesora médica de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia (Aluba), coincidió en diálogo con Télam que en esta época del año comienza a acentuarse este trastorno.
«Con la llegada del calor la preocupación por la figura hace que muchas personas se vuelquen en forma intensiva al gimnasio o a las dietas», y añadió que «este fenómeno estacional es más intenso en el sexo femenino».
Si bien no hay estadísticas oficiales en el país sobre qué porcentaje de la población padece estas problemáticas, se calcula que en el mundo hay alrededor de 70 millones de personas que sufren de patología alimentaria, según el Renfrew Center Foundation y que en las mujeres se da en un 85 por ciento.
«Aparece en la adolescencia pero sabemos que estos trastornos son de inicio en la infancia», acentuó Bello y aseguró que el origen de estos trastornos está relacionado con «la biografía personal, el contexto familiar, los acontecimientos vitales y las presiones socioculturales».
«Hay factores predisponentes que hacen que algunas personas sean más vulnerables a desarrollar un trastorno debido a sus características individuales y a las situaciones familiares y sociales que viven», enfatizó.
La adolescencia es un momento de toma de decisiones, de una cuestión emocional donde se está definiendo la identidad y cuando los chicos están más perdidos, entonces lo desplazan al cuerpo, «como no puedo controlar todo lo que pasa a mi alrededor, entonces controlo mi cuerpo», dijo Guelar.
Las expertas coinciden en que los trastornos alimenticios se pueden tratar exitosamente y se puede restablecer un peso saludable, y señalaron la importancia de que cuanto más pronto se trate es más probable que haya mejores resultados.
Bello remarcó que «uno de los conceptos fundamentales que hay que tener claros para entender este tipo de trastornos, es que se trata de una enfermedad y no de una simple manía o capricho de quienes la padecen».
«El gran error que se comete -continuó- es creer que las personas caen en esta enfermedad por gusto; el punto entonces es entender que el tema pasa por cómo las personas van manejando las distintas experiencias de la vida».
En este sentido, aseguró que «con prohibiciones o retos no se cura; requiere de un tratamiento integral que consta de nutricionista, psicólogo o psiquiatra y equipo médico, para que pueda existir un buen diagnóstico».
Bello precisó que muchas veces, los pacientes niegan que tengan un trastorno en este sentido, «argumentando que no pueden comer porque se atragantan con la comida y tienen miedo de ahogarse, o dicen que comen bien, que les encanta comer, a pesar de que tienen poco peso».
«En las bulimias -añadió- también les cuesta mucho aceptar los síntomas y cuando uno les da el diagnóstico algunas veces lo reconocen y otras veces simplemente lo niegan».
Fuente: Télam