Miles de chilenos recordaron en todo el país, con misas, vigilias y otras manifestaciones, el movimiento sísmico que hace un año provocó 524 muertos, 31 desaparecidos y más de 800.000 damnificados, al que el gobierno y la oposición conmemoraron por separado y con discursos opuestos.
El gobierno pidió que no se politice la reconstrucción del país y reiteró que «en poco tiempo» se ha «avanzado mucho», pero damnificados protestaron con globos negros, pancartas, banderas y silbidos, y la oposición reclamó al presidente Sebastián Piñera que gobierne y no busque culpables en el pasado.
Decenas de miles de ciudadanos se concentraron en plazas, edificios semidestruidos y sitios donde antes estuvieron sus casas; otros realizaron procesiones por la costa, y a las 3.34 locales, hora en que comenzó el movimiento sísmico hace un año, se sucedieron los minutos de silencio y los toques de clarín para recordar a las víctimas.
Piñera inició su discurso en un acto oficial en Constitución -la ciudad más afectada por el terremoto, situada a 300 kilómetros al sur de Santiago- en medio de silbidos de un grupo de damnificados que poco antes había marchado por el pueblo con globos, banderas e indumentaria de color negro.
«Hoy día son tiempos de unidad y no de división; de grandeza y no de pequeñeces; siempre las cosas pueden hacerse mejor, pero quiero que todos los compatriotas tengan presente que nuestro país ha hecho todo lo humanamente posible para reconstruir», sostuvo el mandatario.
Los silbidos se repitieron cuando Piñera anunció que se propone «expropiar 100 propiedades para que 4.000 personas puedan construir sobre rocas y no sobre arena».
Los manifestantes, bajo vigilancia policial, exhibieron pancartas con leyendas tales como «Piñera, desaparecido en acción» y «No a la expropiación», en rechazo a la decisión de obligarlos a vender sus terrenos sobre la costa.
La vocera presidencial, Ena von Baer, lamentó la protesta pero señaló que comprendía que «puede haber personas que pueden tener opiniones distintas», según reportó la agencia de noticias ANSA.
«Acá ha habido absoluta libertad para manifestar otras opiniones, pero el camino no es politizar este tipo de actos, especialmente porque aquí hay familias, niños y mamás que están llorando», agregó.
La conmemoración se efectuó frente a Isla Orrego, donde el 27 de febrero 2010 murieron decenas de personas llevadas por la fuerza de las olas cuando participaban en la Fiesta Maulina.
Piñera rindió homenaje a las víctimas y a quienes están aún desaparecidos, pero un familiar de una de las personas nunca encontradas denunció a la radio Bío Bío que «después de tres meses, la gente tuvo que pagar para seguirlos buscando».
El intendente (gobernador) de Maule, Rodrigo Galilea, admitió que «ésta es una herida y un dolor abierto siempre», pero garantizó que cuando haya un indicio razonable para encontrar a un desaparecido «siempre» se va a «revisar ese lugar».
Los pobladores protestaron también por la falta de viviendas, ante lo que Von Baer aseguró que «ya hay alrededor de 70.000 obras en vivienda que están en ejecución».
La antecesora de Piñera, Michelle Bachelet, quien dejó el cargo 12 días después del terremoto del 27 de febrero, afirmó que «los chilenos y las chilenas esperan que el presidente gobierne y no que busque siempre en el pasado culpables».
«Hicimos lo humanamente posible con la nula información que había; las fuerzas armadas, cuando tuvieron información, la traspasaron, pero horas después del terremoto», señaló Bachelet en declaraciones a la radio Cooperativa.
En Concepción, la segunda ciudad en importancia de Chile, los máximos dirigentes de la Concertación opositora señalaron a través de su vocero, el diputado socialista Osvaldo Andrade, que tienen «un balance negativo de la gestión del gobierno en materia de reconstrucción».
El gobierno «ha tenido todos los recursos para enfrentar la tragedia y nos hemos encontrado con mucha ineficacia, procedimientos truchos e irregularidades que tenemos que aclarar», añadió Andrade.
En pleno centro de Concepción hubo una vigilia en el edificio en ruinas Alto Río, donde hace un año murieron ocho personas. Los exresidentes dieron «gracias por la vida» pero reclamaron porque deberían pagar ellos mismos la demolición o renunciar a acciones legales contra la empresa constructora.
Igual sucede con el edificio Don Luis, inhabitable en la comuna de Maipú, en la periferia occidental de Santiago.
Mientras el diputado del Partido por la Democracia (integrante de la Concertación opositora) Felipe Harboe indicó que la reconstrucción del Don Luis «ha sido muy lenta» y «la ayuda ha quedado más bien en una bonita frase pero en una mala situación», la ministra de Trabajo, Evelyn Matthei, denunció que en las protestas contra el gobierno «ha habido bastante activismo político».