Con la consigna central «Defendamos las victorias y vamos por más democracia», organizaciones defensoras de los derechos humanos, agrupaciones políticas, estudiantiles y gremiales, marcharon desde Avenida de Mayo y 9 de Julio hacia la plaza, donde condenaron las violaciones de los DDHH.
Con la consigna central «Defendamos las victorias y vamos por más democracia», organizaciones defensoras de los derechos humanos, agrupaciones políticas, estudiantiles y gremiales, se concentraron desde temprano en la Avenida de Mayo y 9 de Julio para marchar hacia la plaza, poniendo el énfasis en la condena a las violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura, pero advirtiendo también sobre las secuelas que quedan de aquel genocidio, sobre todo en sectores de la justicia y la protección que brinda a los colaboradores civiles de la represión.
«La corporación judicial también fue la dictadura» y «La corporación del martillo al banquillo», fueron algunas de las consignas del acto que congregó unas 350.000 personas según los organizadores.
Estas consignas se corporizaron en la columna de Hijos que, utilizando muñecos alusivos a la justicia, condenaban la falta de mérito del dueño del ingenio Ledesma, Carlos Blaquier, determinado por los jueces, frente a la acusación que pesaba sobre el empresario por facilitar el secuestro y la desaparición de trabajadores del ingenio.
También, un gigantesco buitre exhibía carteles con los nombres de las empresas que colaboraron con la dictadura: Clarín, Ledesma, Mercedes Benz, entre otras.
En afiches pegados en las paredes, se podía ver al director del diario «La Nueva Provincia», Vicente Massot, con el rótulo de «Buscado». El dueño del diario fue absuelto recientemente en el juicio que se le siguió por la desaparición de dos obreros gráficos de ese medio.
En ese sentido, el documento final leído durante el acto puso el acento en la complicidad de la justicia y la prensa: «Las Fuerzas Armadas tuvieron como socias a la prensa canalla, Clarín y La Nación, a la mafia judicial que rechazó los hábeas corpus y a la cúpula de la Iglesia».
Como contracara, Horacio Pietragalla, que leyó una parte del documento, resaltó la política de derechos humanos iniciada por el ex presidente Néstor Kirchner «que se declaró hijo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo» y destacó que «el partido de la impunidad podrá tener muchos candidatos», pero «que quede claro, somos todos nosotros los que vamos a decidir nuestro futuro».
Los jóvenes tuvieron un rol central en este acto, encuadrados en Unidos y Organizados, La Cámpora y el Movimiento Evita, pero también de manera independiente, junto a familias, tal como sucedió durante el acto del 1 de marzo.
Las figuras de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner se desplegaron en remeras, banderas, muñecos y en leyendas como «Más de diez años peleando contra el odio», y en una estatua tallada en madera ubicada en la Plaza de Mayo donde se los veía estrechados en un abrazo.
El documento también abordó partes emotivas de la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo, cuando Estela de Carlotto leyó: «Estamos desarmando el plan genocida del robo de bebés, pero nunca lograron que retrocedamos en este camino. Para las Abuelas el silencio es enemigo de la verdad. Basta de silencio, digan dónde están», los nietos que aún no fueron recuperados.
Además, se criticó «la política represiva» del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri en la Ciudad, con «la patota de la Uces, la represión en el Borda y las pistolas Taser».
Al mismo tiempo, se defendió «la Asignación Universal por Hijo, la ley de medios, el plan Procrear» y se condenó la intención del CEO del Grupo Clarín «Héctor Magnetto de poner a su candidato en la Casa Rosada y el intento de los Estados Unidos de que volvamos a ser su patio trasero».
Por eso, el documento llamó a a votar «por el país que queremos» en las próximas elecciones presidenciales, porque «los candidatos de la impunidad son muchos y debemos tener memoria».
En este marco, se rescató el pedido de los ex combatientes de Malvinas para que se juzgue como delitos de lesa humanidad las torturas que sufrieron por parte de oficiales y suboficiales argentinos, lo que fue rechazado por la Corte Suprema de Justicia.
La marcha hacia la Plaza tuvo un alto contenido emocional con las pancartas que mostraban las fotografías de los desaparecidos extendiéndose a lo largo de Avenida de Mayo, acompañadas por el ritmo de las tumbadoras de La Chilinga y de Tambores que no Olvidan.
En tanto, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, se mostró extrañado porque los partidos de la oposición no realizaron actos en esta fecha: «La izquierda va a marchar en un momento, pero los demás no hicieron nada. Habría que preguntarles cuál va a ser su política de derechos humanos».
El final del acto pareció una apuesta al futuro, cuando un chico cerró con un discurso contra la dictadura y apuntando al porvenir.
Fuente: Télam