Francisco escribió una misiva dirigida a los argentinos por los festejos del Bicentenario.
El papa Francisco expresó este viernes su cercanía con los “hijos más llagados de la Patria”, en una carta enviada al presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, al cumplirse este sábado el Bicentenario de la Independencia Argentina, en la que afirmó que a la “Madre Patria no se la puede vender”.
La misiva fue leída en el ciclo conducido por Luis Majul, por La Red y expresa lo siguiente:
«Deseo que esta celebración nos haga más fuertes en el camino emprendido por nuestros mayores hace ya 200 años. Con tanto augurio acerco a los argentinos mi afecto. De manera especial quiero estar cerca de los que más sufren, de los enfermos, de los que viven en la indigencia, los presos, los que se sienten solos, los que no tienen trabajo y pasan todo tipo de necesidad, los que son o fueron víctimas de la trata, el comercio humano, la explotación de personas, los menores víctimas del abuso y los jóvenes que sufren el flagelo de la droga», asegura el Somo Pontífice en su escrito y prosigue: «Todos ellos sufren muchas veces el duro peso de situaciones límites, son los hijos más llagados de la Patria».
Más adelante expresa el Papa: «En la escuela nos enseñaban a hablar de la Madre Patria, a amar a la Madre Patria, así surge el sentido patriótico de pertenencia, en el amor a la Madre Patria. Los argentinos usamos una expresión atrevida y pintoresca a la vez cuando nos referimos a personas inescrupulosas, ese es capaz de vender a la madre, pero sabemos y sentimos en el corazón que a la madre no se la vende, no se la puede vender, tampoco se puede vender a la madre Patria».
En otro apartado, Francisco expresa: «Celebramos 200 años de una Patria que soñaron San Martín y Bolívar. Esta realidad nos une en una familia de horizontes amplios. Por esa Patria Grande también rezamos hoy en nuestra celebración. Que el Señor la cuide, la haga fuerte, más hermana y la defienda de todo tipo de colonizaciones».
Finalmente, la misiva culmina diciendo: «Siento la necesidad de pedirles ayuda para continuar andando nuestro destino. A los ancianos, que son los memoriosos de la historia, les pido que se animen a soñar.Necesitamos de sus sueños, fuentes de inspiración. A los jóvenes les pido que no jubilen su existencia. Estoy convencido que nuestra Patria necesita hacer viva la profecía de Joel. Sólo si nuestros abuelos se animan a soñar y nuestros jóvenes a profetizar grandes cosas la Patria podrá ser libre. Necesitamos de abuelos soñadores que empujen y jóvenes que, inspirados con esos sueños, corran hacia adelante con la creatividad de la profecía.
La arta culmina con el Papa encomendándose a la Virgen de Luján y pidiendo, como lo hace siempre, que recemos por él.
Fuente: El Sol