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Histórico acuerdo del gobierno colombiano y las FARC: cese del fuego después de 50 años de conflicto

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Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el gobierno colombiano firmaron ayer el acuerdo del cese al fuego bilateral y definitivo, que representa un paso decisivo para poner fin a un conflicto interno de más de 50 años.

“Llegó la hora de vivir sin guerras y ser un país en paz. Hoy es un día histórico para nuestro país. Después de 50 años de enfrentamiento hemos puesto un punto final al conflicto armado con las FARC. Lograr este acuerdo nos llena de fe y esperanza”, afirmó el presidente colombiano, Juan Manuel Santos. “El acuerdo alcanzado significa el fin de las FARC como grupo armado”, aseguró con euforia Santos, quien invitó a la guerrilla a dirimir la diferencia por los cauces democráticos a partir de ahora. El garante de Cuba, Rodolfo Benítez, leyó el comunicado conjunto número 76 con los puntos en los que se llegó a un acuerdo: cese del fuego y dejación de armas, garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales incluyendo las denominadas sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo, y sobre la refrendación. El acuerdo del cese del fuego no es el último paso del proceso paz colombiano, pero sí el más importante, porque las partes se comprometen a cesar las operaciones militares ofensivas y dar por terminada la confrontación y uso de las armas en la política.

El mandatario colombiano aprovechó su intervención para recordar que los niños y jóvenes de Colombia no han conocido un solo día sin conflicto armado. Además, señaló que los colombianos veían a diario noticias con imágenes de dolor y sufrimiento y se acostumbraron al horror de la guerra, pero con la firma de este acuerdo darán vuelta esta trágica página de la historia.

El jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, dijo ayer que las Fuerzas Armadas colombianas y las de esa guerrilla serían aliadas al servicio de la paz. “Fuimos adversarios, en adelante tendremos que ser fuerzas aliadas por el bien de Colombia”, manifestó Timochenko en un discurso ante diferentes mandatarios en La Habana. “Colombia necesita que se produzca efectivamente una definitiva reconciliación. Basta ya de la violencia y de los delirios por ella”, expresó Timochenko y agregó: “Las FARC completamos el pasado 27 de mayo 52 años de resistencia guerrillera y hoy vemos el sueño de la paz mucho más cerca que nunca. Aun en los momentos más difíciles siempre creímos que la paz era posible”.

El acuerdo fue refrendado por Humberto de la Calle, jefe negociador gubernamental, y por el jefe guerrillero Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, en presencia del presidente Santos y el jefe de las FARC Timochenko. También estuvieron presentes el presidente de Cuba, Raúl Castro, y representantes de los países garantes, como el canciller de Noruega, Borge Brende. Como países acompañantes estuvieron la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y el jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro; el presidente de República Dominicana, Danilo Medina; el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y el de México, Enrique Peña Nieto. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, diplomáticos de Estados Unidos y de la Unión Europea también presenciaron el evento.

El documento establece que una vez que entre en vigencia el acuerdo, a partir del primer día la Fuerza Pública reorganizará sus esquemas para que las FARC puedan retornar y reorganizarse en 23 zonas. A partir del día cinco se desplazarán a esas zonas siguiendo las rutas establecidas en el acuerdo. Serán 23 zonas veredales transitorias de normalización, que tienen como objetivo la dejación de armas y la reincorporación de la vida civil de los guerrilleros. Serán ocho campamentos, indicó el garante de Cuba. Así mismo, las FARC designarán a 60 integrantes –hombres y mujeres– que podrán moverse por diferentes zonas del país para dar cumplimiento a lo acordado. También designarán 10 personas que podrán moverse a nivel municipal en cumplimiento de tareas relacionadas con el acuerdo de paz. Se garantizará a todos los rebeldes medidas de seguridad. “Alrededor de cada zona habrá una zona de seguridad donde sólo habrá equipo de monitoreo. Será de un kilómetro a la redonda”, leyó Benítez.

Las delegaciones, en el acuerdo, pidieron al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, agilizar la misión técnica que se encargará de verificar la dejación de armas. La ONU recibirá la totalidad de las armas de las FARC tras su dejación acordada con el gobierno colombiano, para su destrucción y la construcción de tres monumentos con lo que quede de ellas. Sobre la dejación de armas, el acuerdo fija que existirá sólo un punto de almacenamiento, donde estarán los contenedores en los que estarán las armas. Siempre resguardadas por el mecanismo de monitoreo de la ONU. Al firmar el cese del fuego, ambas partes se comprometen a contribuir al surgimiento de una nueva cultura que proscriba la utilización de las armas en el ejercicio de la política. Además, asumen trabajar en pos de un consenso nacional para que todos los sectores apuesten por un ejercicio de la política en el que primen los valores de la democracia y el debate civilizado y no haya espacio para la intolerancia y la persecución por razones políticas. Se establecerá una hoja de ruta para que a más tardar 180 días después de la firma del acuerdo final se haya terminado el proceso de dejación de las armas.

El objetivo del presente acuerdo es la terminación definitiva de las acciones ofensivas entre la fuerza pública y el grupo insurgente. Se crearán las condiciones para la implementación del acuerdo final y preparar la institucionalidad y al país para la reincorporación a la vida civil de las FARC. Aunque las partes no anunciaron cuándo se llegará al acuerdo final, Santos afirmó que se firmará el Colombia. “El acuerdo final lo firmaremos en Colombia y hoy quiero agradecerle finalmente a Cuba, al presidente Raúl Castro, nuestro generoso anfitrión’’, dijo el mandatario, que el lunes estimó que el diálogo de paz podría concluir el 20 de julio, fiesta nacional de Colombia. Sin embargo, Timochenko se había mostrado menos entusiasta que Santos, al advertir que la paz sólo sería posible si los negociadores del gobierno aprovechan los últimos minutos para conseguir lo que no han podido en cuatro años de debate.

La paz con las FARC no significa empero terminar el conflicto armado en Colombia, donde aún resta alcanzar un acuerdo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), segunda guerrilla activa, y terminar con las bandas criminales remanentes de grupos paramilitares desmovilizados hace una década.

(Fuente: Página 12)