La Parroquia Nuestra Señora del Carmen encaró esta obra, que demandará más de $200.000. La última vez que hubo campanadas fue hace 4 años.
La noticia y la historia del campanario fue dada a conocer en toda la provincia por la periodista local Alejandra Adi para diario Uno. En la nota, la periodista local cuneta como los tunuyaninos apuestan a construir el nuevo campanario y recuperar los rituales cristianos de un pueblo. Las obras se iniciaron hace poco más de un mes en uno de los laterales del templo.
La nota
Hay campanarios que históricamente se asocian a la arquitectura de grandes y reconocidas ciudades, a las que se llega muchas veces sólo para conocerlos. Pero también hay miles, dispersos en los templos de los pueblos más recónditos de cualquier lugar del mapa donde se profese la religión cristiana. Allí, el tañido de las campanas tiene un lenguaje ya reconocido por su gente, que sabe interpretar sus anuncios, y en épocas remotas supo ser usado como un medio para comunicar sucesos importantes a los ciudadanos. Hoy sigue convocándolos a las distintas celebraciones parroquiales, acompaña la algarabía popular ante algún hecho trascendente, como fue la proclamación de Bergoglio como papa Francisco, y también puede señalar el paso de un cortejo fúnebre o simplemente, señalar la hora.
Estos son los rituales que quieren recuperar los tunuyaninos que, de forma mancomunada, están colaborando a través de distintas acciones para reunir fondos para la construcción de un nuevo campanario para la parroquia Nuestra Señora del Carmen, uno de los grandes anhelos de la población desde hace varios años.
Las obras se iniciaron hace poco más de un mes en uno de los laterales del templo, apostado sobre la peatonal Doctor Luis López, donde ya se ve la excavación en la que, próximamente, se colocarán los cimientos para darle cuerpo a la estructura diseñada por la arquitecta Luján Álvarez.En lo alto, colocarán la campana originaria del primer edificio de esta iglesia que fue construido en 1885 y que aún permanece erguido a pocos metros de la actual, aunque se clausuró en los años ’70 debido a los peligros de derrumbe, ya que está hecho de adobe.
A pesar de que hoy su campanario está tapiado, el sonido de su campana siguió escuchándose en pleno centro de esta comuna valletana hasta hace cuatro años. Es que después de su clausura, los miembros de esta parroquia improvisaron en un patio interno una suerte de muros de no más de dos metros, donde colocaron un riel de ferrocarril y apoyaron la campana para hacerla repicar cada tanto.
Sin embargo, esto dejó de ser posible y quedó abandonada cuando en ese perímetro se construyeron nuevas aulas.
«La idea era encarar algo definitivo. Una obra que perdurara en el tiempo. Por eso, consultamos a la comisión económica de la parroquia, le pedimos ayuda a una arquitecta, presentamos el proyecto en el Arzobispado y después hicimos los cálculos con un ingeniero», detalló el párroco Federico Kahr, acerca de los pasos que siguieron hace un par de meses cuando decidieron encarar la obra.
Según los primeros números que han sacado, el campanario demandará una inversión superior a los $200.000. Consta de una estructura de 7 metros de alto por 2,40 de ancho y un espesor de 30cm que será donde se colocará la vieja campana. Será de hierro y hormigón armado y llevará bajo relieve la imagen de la Virgen del Carmen, su patrona.
Este proyecto no sólo ha entusiasmado a los miembros de la comunidad católica local, sino también a muchos tunuyaninos que, en general, ansiaban volver a escuchar las campanadas en ese punto estratégico del microcentro, ya que está frente a la plaza principal.
El modo de participar en la obra es aportando dinero o realizando actividades para reunirlo, ya que, más allá de que la parroquia cuenta con un fondo de recursos propios, les falta llegar a la totalidad de su costo.
Por eso los fieles han realizado distintas acciones, como un locro el 25 de Mayo, y también hacen ferias de platos y rifas a las salidas de misas, que muchas veces son organizados por niños y jóvenes, quienes se han prendido con entusiasmo en la campaña. Ahora siguen proyectando otros eventos.
«Me llama la atención cómo la gente se ha acercado a dejar dinero espontáneamente. Yo me preguntaba si ellos iban a poder valorarlo, porque es algo propiamente religioso que apela a la fe, que no es tangible en otro ámbito. Pero lo simbólico de esto es lo más lindo», aseguró Kahr.
El religioso detalló que un campanario expresa tanto el deseo del hombre por acercarse y llegar a Dios como su presencia en medio del pueblo. «Escuchar las campanas es como escucharlo a él», cerró.
Fuente: Alejandra Adi para diario Uno