Fue lo que manifestó Silvia Cornejo, delegada regional de la Dirección General de Escuelas en el Valle de Uco, tras una visita a la escuela albergue Yapeyú de la Jaula.
La visita fue realizada por las autoridades con el objeto de ver las necesidades que todo el grupo escolar tienen. Al llegar a la escuela, el equipo de la DGE quedó sorprendido por el trabajo que realizan los docentes y todo el personal de la institución.
El equipo que visitó la institución también estuvo conformado por el coordinador de Infraestructura educativa en el Valle de Uco, arquitecto Ariel Fernández, y por la supervisora de educación física Heliana Mocayar.
En el lugar, observaron algunas necesidades edilicias y tomaron las inquietudes del equipo docente y de los celadores.
No obstante a esto, los funcionarios se quedaron sorprendidos por el Museo que tiene la institución educativa, y el Sendero Natural de flora autóctona. “Es increíble, y muy motivador para nuestra función, observar el trabajo que hacen los chicos con los docentes. Me he venido enamorada”, manifestó Silvia Cornejo, la titular de la Regional de la Dirección General de Escuelas, agragando que es admirable la conciencia ambiental de los alumnos.
La escuela
Yapeyú es su nombre, y se encuentra en el paraje La Jaula, al sur oeste de San Carlos, en el límite con San Rafael. Fundada en 1964 y refundada en un edificio mejor en 1968, la escuela albergue ha vivido varias etapas: fue cerrada en 1980, utilizada como caballeriza de Gendarmería y reabierta por el maestro Ruiz en 1989. Es la escuela donde aprenden los chicos de los puestos de la zona, llegan desde Pareditas y desde San Rafael incluso. Actualmente tinee una matrícula de 26 alumnos, que se quedan 20 días, y luego suben a sus casas por 8 días.
Ubicada sobre la Ruta40, a escasos metros del bello Río Diamante, cuenta con un amplio espacio físico bien ocupado y distribuido. Un edificio central donde se encuentran las habitaciones, con camas, cuchetas y ropa de cama muy adecuada y en muy buen estado. Las tres grandes habitaciones tienen sus ventanas, libros, y hasta un televisor cada una. Siempre ordenadas, cuidadas y limpias, en ellas se evidencia el trabajo para que los chicos puedan estar cómodos y extrañen un poco menos sus hogares y familias.
El año pasado, los alumnos inauguraron un museo que recupera la historia de la población del lugar. Una herradura, una vieja cocina, una simple piedra, tal vez un hueso. Ese objeto que quedó abandonado en un rincón de la casa o en un depósito, contiene en sí una parte de la historia de las personas.